EL PODER... ¡QUÉ JODER!
POR EDUARDO SANGUINETTI
"Hay demasiados muertos sin vigencia, sentenciada la calle por el prostíbulo político que promueve a sus héroes en 100 pulgadas. La vida guiña su ojo económico y la mesa de enlace no consigue el desenlace." (Extracto de mi libro "Cu Cu-Do Do: Final en forma ordenada" Ed. La cifra, Buenos Aires, 2000)
¿Hay hombres y mujeres buenos y malos? ¿O lo bueno y lo malo es sentenciado por el poder omnímodo y misógino, plutocrático y burgués de multinacionales y mafias en acto de manipular la vida de pueblos parias?, Poder que ha gestado el mundo distópico en el que permanecemos, que ignora el discurso de la verdad, velado a los ojos de pueblos anestesiados por las corporaciones económico mediáticas, de opinión excluyente y monolítica, al servicio del pensamiento único, en el que la libertad de expresión fue eliminada, dando espacio al simulacro, la mentira, lo falaz en el planeta virtual del Nirvana botox.
Poder mediático que de la mano de
la justicia travestida, destruyen la eticidad y la libertad, en complicidad
inocultable con gobiernos execrables, que no dejan de susurrar a los sin voz, a
quienes no soportan más esta sobrevida: ya pueden irse a otra parte si no se
asimilan al "credo invisible" jamás enunciado que deben profesar,
ustedes son los excluidos, sus reclamos de salud y educación, de techo y
comida, no serán tomados en cuenta; son un número en el sistema, pleno de
virus... Desgraciadamente no existe otra parte donde puedan ir los excluidos,
pues no tienen una geografía de recambio, ni otro suelo donde han nacido, su
tierra, que va desde los parques a los cementerios.
Dejan expuesto al pueblo a elegir
sin remilgos el camino a seguir, no es menor lo que ha acontece en este
presente donde el demonismo cual metáfora de la realidad impuso criterio, diría
es atroz, pues como he manifestado días pasados en entrevista con medio de
México: "Ha muerto el Nunca Más"...
Admito que me produce una náusea
que no puedo compartir la burguesía, alta, media y baja a pesar de que he
nacido en un sector acomodado, con simpáticos modos y maneras de escucharme y
soportarme, con sonrisa dibujada cuando les he susurrado a media voz, antes de
partir hacia otras latitudes, por y para siempre: "Ya nadie es inocente".
Es mi enemigo el burgués, su
idiosincrasia y el ¿sentido común? que destruye la fantástica aventura de vivir
en libertad y equidad. Los mandarines y mandaderos de la denominada cultura
política careta argenta se han masturbado silenciando, censurando, manipulando
eliminando, sin piedad, como debe hacerse, sin dejar rastro de la obra
construida por talentos, ignorados y difamados por el establishment, que no
admite el tan ansiado giro de 180º al estado de las cosas a la vista, en mi
país, tan proclive a inventar trayectorias inexistentes de seres amorfos e
inorgánicos, serviles al caos y el desorden, siguiendo tendencias
prostibularias digitales, instaladas desde hace años en el 'stand up' argento,
donde todos conforman una trama siniestra de dominio de servilismo a un pueblo,
ya sin ánimos de inventarse victorias.
He aprendido a leer los
presupuestos, a no creer en la palabra de nadie, a contemplar de inmediato lo
más profundo de los pactos a oscuras, a rehacer todas las restas, a enfrentar
al estafador hasta el final y salir de la bruma antes de que me envuelva
también.
En lo cultural, político y
social, Argentina está en “estado de anomia”, al menos que se tengan dos
memorias, la mínima para recordar lo mínimo y la macro para olvidar lo macro,
lo grande, lo trascendente, lo que marca a fuego nuestra presencia en este
mundo. Esto debe atormentar al erudito, al ciudadano culto, al que se nutre de
valores imperecederos, de todos modos, no estamos exiliados de la inmortalidad
célibe y alada... Pero no se ignora que el ciudadano está impregnado de temor y
de indignidad ante el enemigo neoliberal fascista de nuevo cuño, que acecha y
acciona con suma rapidez cuándo la oportunidad es propicia, que se presenta
hora a hora, de manera imperceptible, silenciosa esta 'microfísica del poder'
(Michel Foucault dixit), anunciada esta realidad cocinada en trama de medios
distópicos que cristalizan el accionar del poder, con inestimable ayuda de un
pueblo espectador de la vida por TV.
No ignoro que es tendencia dejar
de tener memoria, deviene en que se utilicen desde el poder en caída vertical
todo tipo de subterfugios e intrigas, para ocultar la verdad que se esconde y
no se conoce... Un tanto preocupante, de todos modos, la vida es breve y el
destino marca nuestros pasos, a pesar de los esfuerzos de las mascotas, para
torcer la proa del derrotero hacia un final anunciado, ruidoso y grosero.
Pero no escondo mis razones
personales que me impulsan con cierta pasión ocasional a actuar, cristalizando
mis sueños, tanto los del día como los de la noche, denunciando,
desobedeciendo, resistiendo al poder de los imbéciles, a la justicia criminal,
a la avidez pequeño burguesa, a los medios corporativos de la estafa y la
tortura.
“Ojalá podamos ser desobedientes,
cada vez que recibamos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro
sentido común”, estas palabras de Eduardo Galeano las hice mías el sábado 19 de
octubre de 2013, en mañana de sábado y con espontaneidad y naturalidad suma
ante las urgencias que este tema impone y tantos otros que presionan y oprimen
en nuestras existencias, tuve la iniciativa de declarar el “Día de la
Desobediencia”.
Desobedecer al poder de los
irreprochablemente ignorantes que gobiernan, que dictan y rigen en el planeta,
a sus cómplices, a la justicia criminal, al poder de las corporaciones
económico mediáticas que conforman la obtusa realidad de hoy, a la genuflexión
de los intelectuales, tan cobardes y limitados en sus miradas, estrechas y
condicionadas por sus ánimos de trascender, operando en consonancia con
actitudes “socialmente correctas” de burguesías infectas y pudibundas. Pero,
qué no se ha dicho ya de esta clase anti-natura, que han malogrado la
experiencia de que cada ser conforme en su ser es un estilo irrepetible.
En fin, una actitud “demasiado
humana”, nutrida del estremecimiento, que ofrece un estado de resistencia
cultural y social ética en sus principios y fines y que nos remite a los
“dorados años de la infancia” donde el desobedecer era una actitud natural ante
el atropello y la torpeza de nuestros mayores, imponiendo criterios y haciendo
valer sus arbitrarias decisiones.
Es preciso desobedecer dentro del
marco que nos ofrece el ritmo del cosmos integral, ante el “estado de cosas”
por el que intentamos transitar nuestra existencia, al margen de un sistema
necrótico y disfuncional solo para negociadores, comisionistas y mercachifles,
rutinas de vida de los entregadores de la soberanía de países, como Argentina,
que transita senderos sinuosos donde los baños de sangre, por magnicidios,
explotación y traiciones se suceden, ante una justicia ausente y una democracia
capitalista.
Desobedecer hacia todo lo que
atenta contra el “buen vivir”, en un mundo donde quepamos todos, erradicando la
injusticia instalada por los poderes del neoliberalismo y de ideologías
podridas, hoy en su cenit y a los mandatarios, mentirosos, soberbios, cobardes
y serviles que perpetúan la farsa de hacernos creer que vivimos en democracias
plenas de sentido: una desmesura y la libertad de expresión ausente para quienes
pueden aportar “algo”, los que eliminarán la mentira oficial y la retórica
desgastada de candidatos megalómanos infiltrados de la vida en armonía y deber
ser.
Candidatos oportunistas,
excluyentes y simuladores, sin nada que aportar, sólo prolongar la agonía de
los pueblos siga perpetuando su calvario de una existencia sin destino, ¿Por
qué habría de creer que algo modificará su rumbo, dando espacio a la equidad y
solidaridad?… Todo apuntalado por el canto de sirena de las siempre presentes
focas aplaudidoras de la mentira y el fraude en acto de eliminar la formidable
aventura de vivir en plenitud y alegría. ¿O creen que los partidos o
movimientos políticos de toda extracción, tan grandilocuentes en sus decires no
son obedientes a un poder espectral? La candidez en ciertas cuestiones se paga
muy cara.
Desobedecer, expulsando de
nuestras vidas la soberbia, la prepotencia, el orgullo, la cobardía, la avidez,
la frivolidad, la mezquindad, la avaricia, la adustez, la pacatería, la
grosería, la desigualdad, el odio, el resentimiento, la envidia, pues no
ignoran que este sistema infecto y criminal de explotados y explotadores nos
lleva a enfrentamientos y competencias fuera de tiempo y espacio, para caminar
hacia un horizonte de armonía y de fraternidad, al margen de tendencias
estúpidas, impuestas y consumidas por un pueblo anestesiado y avaro de sus
placeres.
La naturaleza no piensa el mundo,
lo conoce desde siempre y no lo representa, se acopla a sí misma y eso le
basta. El mundo puede permanecer dentro de su función de hacer de nosotros sus
habitantes para que todos/as existamos y terminemos nuestras vidas en él.
Me pregunto desde niño, por qué
la violencia ejercida sobre los más débiles ejerce fascinación social. Quizás,
porque los pueblos proyectan sus inconscientes reprimidos, sin poder extirpar
el rinencéfalo que pide su parte de barro y sangre. Creo que la violencia, en
todos sus estadios, fascina a gobernantes y pueblos, porque permite dar espacio
a la impotencia de no aceptar la diferencia, en sexo, sangre y soplo, cifras de
un sentido, en la ausencia del sentido.
Unan voluntades, los libres y
autodeterminantes, persistiendo en la resistencia a los ismos que nos llevan a
ser esclavizados. Cuidemos de nosotros mismos, en libertad y verdad… tenemos una
vida por vivir, ¡honrémosla! Demos espacio a nuestro deseo iconoclasta de que
la “posibilidad desmesurada” sea un digno horizonte a alcanzar.
Desde mi lugar de hombre que
vive, goza y sufre, les comento que sobrevivido en una Argentina manipulada por
ignorantes mentirosos, bestias oportunistas, excluyentes, resentidos sin
pertenencia y cobardes genocidas, el haber sido capaz de superar semejante
condena me acostumbró al riesgo, me ha fortalecido y me he capacitado para
intervenir en los combates intelectuales que me aguardaban, no menos feroces
que los crueles atentados a los que me he visto expuesto por los denominados
“políticamente correctos” y las brutales exclusiones de una familia
plutocrática, cruel, degradante, snob y burguesa, traidora del legado cultural
fundacional, recibido por mis ancestros… ¡Y la vida va!
He aprendido desde muy joven a
enfrentar las cuestiones desde un lugar absolutamente original, desde la
libertad en amor, de ser simplemente yo, y dar la espalda a los alcahuetes de
cualquier ideología. El amor no es para todos… y ¡La vida va!... Previsible
final a todo celuloide... Cualquier parecido con la realidad es simple
coincidencia y pura realidad.
(*) Filósofo, poeta, performer,
ecologista, artista y periodista argentino. Pionero en el arte performativo.
Precursor del minimalismo en América Latina y del Land Art según Jean
Baudrillard. Autor del "Manifiesto de los indignados contra el
neoliberalismo'' año 2011. Miembro-asesor de The World Literary Academy
(Cambridge, Inglaterra), "Biography of the year Award" Historical
Preservation of America (1986), "Man of the Year" IBC Cambridge 2004.
Miembro activo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
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