martes, 28 de noviembre de 2023

DEJÀ VU

DEJÀ VU

JOSU AIZPURUA

Gora ta gora vs. Euzko gudariak; that  is the question.

Corrían los 70 con una Euzkadi sojuzgada, perdedora y traidora al fascismo, ingobernable para aquellos de bigotito corto y aun desfilando en sus victorias, pero con clero y magisterios adictos al Régimen les era fácil, aunque ya sus casacas quedaban nulas para ocultar aquellas panzas que la corrupción había engordado con descaro. Un suave rumor de sables recorría el ambiente en advertencia de que una veleidad democrática traería de nuevo el Alzamiento.

La apaleada sociedad vasca, silente a la fuerza, recibió el impulso de una juventud “sesentayochista” en la que obreros y estudiantes vascos perdieron el miedo y buscaron caminos de liberación nacional y social.

El Gobierno Vasco en el exilio, simbólico pulso al franquismo desde su legalidad republicana recibió nueva sabia militante y también nuevos posicionamientos de los que no les reconocían su sacrificio. Pugnas estériles, causas de desviaciones horrendas.

El Marxismo, aquel que luego Mister X arrancó del PSOE, dejando al pobre Llopis con una (h) de coletilla y al frente del pesebre a los de la tortilla, irrumpió entre los jóvenes activistas y las tesis sabinianas pasaron de moda ante aquel nuevo credo prometedor e inclusivo. Agentes de todo tipo y sigla se aposentaron en Tierra Vasca, y en cursillos de dos fines de semana profundos abertzales pasaron a marxistas convencidos y propagandistas que cuando les dieron la pistola terminaron de joderla.

 El PLAN del franquismo sin Franco, se estaba ya atando y camuflando con la Transición que dejaría a su final las cosas como estaban al principio; misma bandera, mudo himno, y las fuerzas vivas en las mismas manos; mismos perros con distinto collar.

Para conseguirlo, hubieron de ofrecer y amenazar.

Pero el hecho fue que jesuitas y empresarios apostaron por aquel engendro y una Euskadi sin su cuna Nafarroa fue adoptada por los “nuevos” patriotas jeltzales que llamaron sabinianos a sus oponentes y dejaron en el ostracismo al padre de la patria vasca. ¡Cosas veredes, amigo Txomin!

Nos decían que el partido tiene dos almas; puede ser, pero una es un alma en pena.

Ciencia jesuítica se sumó al batzoki y la cosa funcionó, tensa, pero funcionó. El secreto acuerdo con Madriz limaba las asperezas hasta que ya el recuerdo de Euzkadi se olvidó con Euskadi. Y el legítimo republicanismo del exilio, se tapó con inventos institucionales de alpargata.

El deseo juvenil de Independencia, hábilmente laminado, dejó de ser esencial y una presión mediática desvió sus ansias.

NADA consiguió aquel proyecto vascongado que hizo decir entre lágrimas al patriota exilado Zarate, sobrino del alcalde fusilado, “estos no consiguen ni Treviño”.

Y en 2023, Dejá vu.

Deusto y Confebask dirigen sus misiles ante ese ELA insumiso que puede inclinarse por EH Bildu y forzar a PSE lograr el cambio de Gobierno.

No se dirimirá en la urna, pues de nuevo grandes pactos darán el resultado hecho al elector.

Procurarán no hablar de Treviño, pero su sueño húmedo será un Gobierno de Madriz apoyado por PP-PNV-JUNTS en el que VOX actúe en la sombra, y Milei también.

Je préfère ne pas le voir (prefiero no verlo)

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