PABLO MOTOS, MI CHEPA Y LOS
HOMBRES PEQUEÑOS
El presentador
de ‘El Hormiguero’ no solo ha convertido la campaña “Entonces quién” del
Ministerio de Igualdad en la más vista de la historia, sino que también ha
desatado un movimiento “Me too” contra el machismo más casposo
PABLO IGLESIAS
Pablo
Motos con la cantante Kylie Minogue durante
la emisión de 'El hormiguero' en 2014.
Tiempo después de haber ido por primera vez a El Hormiguero, Ana Pastor, la directora de El Objetivo, me dijo cuando nos vimos en su programa que esa había sido mi entrevista más importante. En cierto sentido tenía razón; Pastor sabe mucho de televisión y era perfectamente consciente de que un programa como el de Pablo Motos era mucho más importante que cualquiera de los programas de La Sexta. El target de La Sexta es una audiencia interesada en la información y la política, una audiencia progresista, muy minoritaria frente a las audiencias masivas de programas como el de Motos. Para un líder político, ir a un programa como El Hormiguero es la oportunidad de llegar a sectores a los que resulta muy difícil llegar, a través de un dispositivo ideológico mucho más eficaz que los programas informativos: el entretenimiento.
Motos es un actor
ideológico mucho más relevante incluso que figuras como Ana Rosa o Griso. Motos
juega en la liga de Jorge Javier Vázquez que, por algo, es la figura con la que
cualquier candidato progresista querría retratarse hoy (recuerden a Pedro
Sánchez llamando a Sálvame, o a Mónica García presumiendo de foto con él)
porque es un actor ideológico progresista que dirige uno de los programas de
entretenimiento más influyentes en España. Si Jorge Javier es progresista
(hasta el punto de echarme de vez en cuando un cable incluso a mí y a otra
gente de Podemos), Motos es básicamente el facha que encarna el cuñadismo de
las masculinidades empequeñecidas en España. Motos es un símbolo y una
referencia para los hombres que se ven o se sienten pequeños. Motos encarna el
éxito del hombre cuya pequeñez intelectual y moral no le impide alcanzar el
éxito, que para esa comunidad significa básicamente pasta y pibones…
Motos no tiene un
pelo de tonto pero, como a cualquier hombre orgulloso de sí mismo, le pudo ir
de sobrado. Les contaré una anécdota. Una de las veces que fui a El Hormiguero,
Motos me dijo que le preocupaba verme tan encorvado y me regaló una TRX, un
sistema de cuerdas para el entrenamiento en suspensión a partir del propio peso
corporal. Lo inventaron las fuerzas especiales de los Estados Unidos para poder
entrenarse en condiciones precarias y es, ciertamente, un sistema muy favorable
para los ejercicios de espalda. Lo tengo puesto en casa y lo uso con
frecuencia. Pero hay que ir muy de sobrado para regalarle a un líder político
una máquina de ejercicios para que corrija su chepa. En aquel momento pensé en
enviarle de vuelta unos zancos o unos zapatos de suela alta pero, ¡qué
narices!, la TRX era un regalo muy útil. Le di las gracias.
El otro día, Motos
volvió a ir de sobrado pero, esta vez, se colocó una soga en su propio cuello.
La suerte a veces cambia de banda, cantaban los Estopa y así fue. No solo
convirtió la campaña “Entonces quién” del Ministerio de Igualdad en la más
vista de la historia de un gobierno en España, sino que desató un movimiento “Me
too” que estalló contra el machismo casposo de los hombres pequeños que Motos
lleva años representando. Los intentos desesperados de Atresmedia por eliminar
los vídeos de las hazañas de Motos solo han provocado que estos vídeos se
viralicen aún más y han conseguido que Pablo Motos vaya a pasar a la historia
como la figura popular encarnadora del machismo. Basta saber un poco de
televisión y comunicación para entender que el tropiezo de Motos definirá su
legado audiovisual para siempre. Verán que, a partir de ahora, salir en El
Hormiguero dejará de ser tan importante para los líderes políticos. Si Ayuso va
mañana al programa, el favor se lo estará haciendo ella a Motos. El machismo de
Motos representa a una parte muy importante de la sociedad. Todos (o yo por lo
menos) hemos sido alguna vez hombres pequeños como él, pero quizá el exceso de
autoconfianza le hizo a Motos no olfatear el espíritu de los tiempos. Un buen
comunicador (o simplemente una persona honesta) habría salido de inmediato a
reconocer su machismo pasado, se habría disculpado, habría reconocido que el
feminismo es la mejor vacuna contra la pequeñez masculina y habría hecho
propósito de enmienda… Pero en estos tiempos los hombres pequeños van más de
sobraos que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario