MILANÉS
JOSU AIZPURUA
La madrugada me
arrojó la noticia de la muerte de Pablo Milanés, y la pena y los recuerdos me
amargaron la mañana. Lo conocí en La Havana, en campamentos de jóvenes
idealistas que unidos generacionalmente en lo que se llamó la Generación Mayo
68, soñaron con un Mundo Mejor. Allí llegando la noche en un corro de
confraternización, un muchacho de mi edad, gordito y con gafas, tomó la
guitarra y lanzó su voz extraordinaria con la canción de amor mas bella que yo
recuerdo; “Yolanda”. Aquellos instantes siempre han quedado en mi recuerdo
imborrable del pasado.
Hoy me sigo emocionando cuando “Yolanda” suena en mis entornos. Nunca el amor sonó tan auténtico como en la voz de Milanés, artista y creador que sigue enamorando a generaciones.
En mi Tierra Vasca,
convulsionada y reprimida, aquellas canciones y reflexiones de Milanés, eran
difícilmente entendidas pues ellos, cubanos, tenían la libertad de debatir
sobre el Mundo y presentar una cara unida que les permitía oponerse al Amo del
Mundo y arrojar sus ideas revolucionarias que sus coetáneos recogíamos con
ingenuidad.
Nosotros, salíamos
de la Dictadura inmersos en el dualismo “lucha armada-lucha política”
fraccionados y confusos ante lo que no entendíamos, la Transición, maniobra del
franquismo para mantenerse en el Poder apoyados por ese 30% social que vive
amarrado a su bolsillo y que sabe que sólo fraccionando al 70% restante su
Poder se mantendrá eterno.
No hacía falta
mucho para “fraccionarnos” pues en la Tierra Vasca estábamos políticamente:
Hasi, Laia, ESB, ESEI, ORT, Bandera Roja, LKI, EMK, los históricos ANV, PC,
PSOE, y las numerosas escisiones, además de los militantes encuadrados en las
organizaciones armadas vascas. Aquella izquierda era el sueño de la derecha.
Solo para reunirnos en clandestinidad la cosa era un poema.
El porqué de
nuestra debacle electoral y la victoria de PNV-PSOE, se cimentó en aquella
ensalada de “egos con sigla” que hacían inviable una consolidación del
sentir popular en las Instituciones. El BLOKE zurdo; nunca se produjo.
Y, nostálgico, ahogado
por los recuerdos, veo a la izquierda (ya sin Sabina) que no aprende de sus
mayores, y los sabinillos y otros submarinos se apresuran a dividir, a seguir
la voz de su amo. Todo por recobrar el pesebre y fulminar a los que aún se
conmueven recordando el ayer ideológico. Los que quedemos, debemos apoyar el
BLOKE que haga saltar las pulgas que se equivocan de perro. Señoritos del camelo;
a otro perro con ese hueso.
Voy a escuchar
“Yolanda” que si no el día se me hará muy largo.
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