¡ARRIBA LAS MANOS!, ESTO ES UN BANCO
Lo
de arrimar el hombro es un concepto cuyo significado no conocen las entidades
financieras ni sus cúpulas directivas, que amenazan con una batalla legal
contra el impuesto que gravará los intereses y comisiones que cobran a sus
sistemáticamente maltratados clientes
—
La banca eleva el tono contra el impuesto tras su aprobación y lo recurrirá “al
día siguiente de pagarlo”
ESTHER
PALOMERA
La presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), Alejandra Kindelán, en una imagen de archivo. EFE/David Fernández
Nos atracan y nos dejamos. Con comisiones abusivas. Por ingresar nuestro dinero. Por retirar efectivo a través de un cajero. Por tener tarjeta de débito. O de crédito. Por hacer transferencias. Por un supuesto mantenimiento de la cuenta corriente. Por la gestión para firmar un crédito. Por cancelaciones anticipadas parciales o totales de nuestras hipotecas. Por intereses de demora. Por descubiertos. Y hasta por respirar, si nos dejáramos.
¡Arriba las manos!,
esto es un atraco. Lo perpetran a diario los bancos con nuestro consentimiento.
Y, por supuesto, con la mirada gacha de los poderes públicos. Ah, y no se
olviden de que ya ni podemos pisar una oficina bancaria. Toda gestión se debe
hacer por teléfono. O por la web. O por la App. El afortunado que tenga la
suerte de que un humano -y no una máquina- le conteste cuando marca el número
de su oficina bancaria es porque habrá pasado hora y media escuchando música de
espera y maldiciendo contra los beneficios de las entidades financieras, contra
el cierre de sucursales bancarias o contra las jubilaciones anticipadas de sus
empleados.
Y esto que los
resultados de los nueve primeros meses de 2022 que han presentado los grandes
bancos españoles registran fuertes subidas en sus ya de por sí abultados
beneficios. Si hay alguien que siempre gana es la banca. Las seis entidades
cotizadas del país sumaron la friolera de 16.014 millones más que en el mismo
periodo de 2021. De ellos, 5.863 millones corresponden a la actividad bancaria
en España, lo que es un 31% más de lo que anotaron hasta septiembre del año
anterior. Exactamente, 1.400 millones más a costa de la crisis que tiene
ahogadas a millones de familias y que son, euro arriba o euro abajo, los que
tendrán que abonar las seis principales entidades por el impuesto
extraordinario con el que el Gobierno gravará los beneficios extra, por la
subida de los tipos de interés.
Hablamos de un
gravamen que el sector amenaza con recurrir ante los tribunales porque, en su
opinión, “no ofrece seguridad jurídica, no ayudará a contener la inflación y
reducirá en 50.000 millones de euros el crédito”. Lo de arrimar el hombro es un concepto cuyo
significado no conocen las entidades financieras ni sus cúpulas directivas, que
son, por cierto, las mejor pagadas de Europa ya que en 2020 percibieron una
media de 2,178 millones de euros entre remuneración fija y variable, según
datos de la Autoridad Bancaria Europea.
La misma banca que
fue rescatada con 58.000 millones de euros de los impuestos de todos los
españoles en la pasada crisis financiera y que no ha devuelto más que 6.000
-según el FROB- es la que amenaza ahora con una batalla judicial para librarse
de una contribución temporal a la solidaridad y la misma que lleva años sin devolver
el dinero que cobró indebidamente a sus clientes mediante comisiones abusivas
como la cláusula sueldo de las hipotecas o los gastos gastos de notaría,
registro o tasación.
A estas alturas
nadie puede sorprenderse de la falta de escrúpulos del sector que peor trata a
sus clientes, pero sí de que un Gobierno progresista presente como un hito el
acuerdo alcanzado con el sector para que a través de un Código de Buenas
Prácticas se reduzca el pago de las cuotas hipotecarias a las rentas de hasta
29.400 euros. Aunque la medida se haya presentado como el bálsamo de Fierabrás
contra la subida de los tipos de interés, no es obligatoria sino que dependerá
solo de la voluntad de cada entidad. Esto, sin hablar de que una rebaja de la
cuota puede aliviar la carga financiera inmediatamente, pero supondrá pagar el
préstamo durante mucho más tiempo y, en consecuencia, a hacer frente a más
intereses. Pues aun así, a los consejeros delegados de los grandes bancos les
parece que gravar con un 4,8% el margen de los intereses y las comisiones que
cobrarán a sus clientes durante los próximos dos años será “negativo” para la
economía, el empleo y el crédito.
La banca nos toma
por idiotas, el Gobierno mira hacia otro lado y la sociedad transige, y no solo
con la voracidad de un sector rescatado antaño con el dinero de nuestros
impuestos, sino también con el maltrato sistemático que ejerce sobre sus
clientes.
¡ARRIBA LAS MANOS!, ESTO ES UN BANCO
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