EL PERIODISMO Y LOS 'MANOLINES' DEL MUNDO
ANA PARDO DE VERA
Espero no tener que volver a escribir sobre este personaje nefasto nunca máis. Tampoco sobre otros u otras como él: nada más perjudicial para las sociedades que estos sujetos emergidos de la nada y la codicia en época de turbulencias para aprovecharse de la desgracia ajena, en este caso, básicamente, de autónomos y asalariados del sector del transporte. Y Manuel Manolín Hernández se ha quedado en nada -era demasiado estrambótico incluso para los suyos, los de ultraderecha-, pero muchos otros y otras como él triunfan y llegan a presidente de los EE.UU., por ejemplo.
Por eso, porque las
razones que esgrimen estos oportunistas suelen ser las mismas que las de gente
que tiene problemas, económicos o de otro tipo, hay que ser muy escrupulosas
con la información que se traslada sobre ellos y sus intenciones: que éstas
sean legítimas y que se acompañen de quienes tienen, o creen tener, buenas
razones para protestar, no convierte a los manolines de turno en elementos a
apoyar automáticamente, mucho menos, por la mayoría de medios de comunicación,
como ha ocurrido con el paro de transportes fallido, que pretendía ser largo y
se quedó en poco más de 24 horas.
Manuel Manolín
Hernández, líder de la Plataforma para la Defensa del Transporte, abrió
programas este lunes 14 de noviembre (el paro empezó el domingo a medianoche)
sacando pecho por una huelga que, según él, las televisiones que le hicieron la
ola y varios medios más, iba a dejar pequeña a la del pasado mes de marzo.
Entonces, varias plataformas y agrupaciones del sector la apoyaron en plena
negociación con el Gobierno, para presionar y lograr las "medidas
históricas" por las que finalmente se felicitó el Comité Nacional del
Transporte por Carretera (CNTC), el órgano interlocutor ante el el Ministerio
de Transportes. Con todo, no fue un paro exento de violencia.
El propio CNTC,
junto a la mayoría de representantes del área empresarial del transportes por
carretera (CETM-CEOE, Fenadismer, Fetransa, Astic o Feintra), así como muchos
asalariados y autónomos que se pronunciaron en las redes, rechazaron la
convocatoria de esta semana de la etérea Plataforma para la Defensa del
Transporte de Manolín (no hemos conseguido saber con precisión ni cuántos
asociados tiene) por considerarla irresponsable, entre otras cosas, por estas
fechas de mayor consumo (black friday, puente de diciembre o fechas navideñas)
y porque el Gobierno estaba cumpliendo sus compromisos, aunque el camino sea
largo y con dificultades. Es decir, aquéllos que apoyaron el paro en marzo se
descolgaban de la huelga de Manolín. Todo pintaba flojo, pese a las profecías
apocalípticas de demasiados medios, de Vox y de su sindicato (¿?) Solidaridad,
los padrinos del camionero sin camión, sin empresa y sin carné.
Más allá de eso,
bastaba con informarse adecuadamente en la noche del domingo al lunes, a través
de estas organizaciones y del Ejecutivo, de las delegaciones y subdelegaciones
de Gobierno, de distribuidoras, empresas de logística, de los llamados mercas
al por mayor ..., es decir, de hacer el trabajo periodístico en la forma que le
es propia, para darse cuenta de que Manolín, Vox y Solidaridad intentaban
meterla doblada y habían pinchado. El flujo de información sobre la evolución
(o no) del paro fue constante durante la noche del domingo y el lunes; para
quien quería recibirla, eso sí.
A media mañana del
lunes, ya lo saben ustedes, Manolín estaba haciendo su ronda televisiva muy
bien arropado hasta que llegó a TVE, donde se le dijo educadamente que el paro
era un fracaso y se puso como una hidra, insultando a los periodistas que allí
estábamos y acusándonos de falsear la información, cuando toda España estaba
viendo (en TVE) que aquel paro iba peor que las expectativas electorales de
Ciudadanos, por muchos gritos y muchas banderas de España que blandiesen
Manolín y los pocos muchachos que le acompañaban y hacían los coros detrás.
Poco más de 24
horas después, el paro finalizó como había empezado: con sus cuatro gatos y
Manolín retirándose con el rabo entre las piernas y acusando de boicot a todo
el mundo, con nulo agradecimiento a los demasiados medios que le dieron bombo y
platillo pese a los hechos objetivos que los desmentían ante sus narices y que
se acabaron confirmando y llevándoselo por delante. Ya dije hace dos días que
no creía que a Hernández lo quisieran ni en Vox, veremos. Tanta paz lleve,
pues, Manolín como deja; tomen nota los manolines del mundo, y nosotras sobre
ellos, que los hay a patadas.
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