miércoles, 16 de noviembre de 2022

LA MANO

LA MANO

JOSU AIZPURUA

En Irulegi, cerquita de Iruña-Pamplona, apareció “la mano” que nos dice “ZORIONEKU” como lo podíamos decir hoy en Euskera para desear una buena suerte. Tiene pinta de ser un amuleto protector a los que somos tan aficionados los vascos que aún hoy colocamos en nuestro pórtico el “eguzki-lore”, la flor del cardo que blinda nuestra casa.

La terca e ignorante pretensión del navarrismo españolista, cae derrumbada por un euskera en Navarra del siglo I (AC), que ratifica lo expresado por los romanos que llamaron “lingua navarrorum” al euskera, y que dota de toda su amplitud al concepto Euskal Herria en el que nos incluimos todos los vascos.

No existía España, pero ya vivían las tribus vascas, que escribían en el idioma Ibero como soporte, pero era el euskera su idioma reflejado. Sus tribus lo hablaban en la actual Euskal-Herria con territorios contiguos donde hoy ya se perdió el idioma y el sentido nacional que conlleva.

La mano demuestra que los vascos entonces no eran un pueblo analfabeto, que dominaban el conocimiento correspondiente a la época, lejos del paradigma españolista que pretende “colonizar” a los Pueblos diferentes sumidos en la incultura.

Risco Caido, dio el primer golpe al españolismo, al demostrar que los Wanches eran doctos en astronomía y civilización desarrollada y la mano de Irulegi da el remate al paradigma godo que queda ridiculizado por la ciencia. Vascos y Wanches son nacionales de civilizaciones antiguas en desarrollos diversos y anteriores a la Castilla Imperial, godismo imperante aún hoy día en que la Realidad y la Ciencia la desautorizan.

Pero tira más un pesebre que cien pruebas y ahogados en su malla de falsedad, los “expertos” seguirán con su matraca de la gran nación española, que ni es grande, ni es nación.

La misma férula se aplicó y se aplica a Vascos y Wanches, por lo que debemos alegrarnos de la mano de Dios que como asistió a Maradona nos asiste hoy a nosotros.

De adolescente, en grupos de mendigoizaleak (montañeros), oíamos a Aita Barandiaran relatarnos estas historias ante cráneos excavados en los que el sabio de Ataun encontraba las señas vascas etnográficas y mantenía que los vascos éramos de allí, sin necesidad de provenir de ningún sitio distinto, y desde siempre.

Pero a los “constitucionalistas”, texto revelado a Moisés, estas cosas les resbalan.

Franco ya puso las cosas en orden y venir ahora con estas monsergas es destruir la patria que tanto esfuerzo costó a los suyos embaucar. No va a quedar otro remedio que fusilar a 26 millones como decía el patriota, antes de que se desvele la realidad  y se nos vean las vergüenzas.

¿Y que me dice M Punto de su Gran Nación de 500 años, ante la vasco-navarra de más de 2.000?

Seguramente: ¡Viva el vino!

 

 

 

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