PENSAR EN TUS VOTANTES Y QUE LA DERECHA LLORE
Pedro
Sánchez ha sido valiente con la reforma del delito de sedición. Obligado, eso
sí, por la presión de los partidos independentistas. El Gobierno no tendría que
necesitar verse arrastrado a hacer lo justo.
ANTONIO MAESTRE
Pedro Sánchez junto a las vicepresidentas en el Congreso | EFE
Ayuso tiene un valor nada desdeñable. Humilla, insulta y desprecia a todos aquellos que no son fieles marionetas suyas o votantes fanáticos. Solo pienso en que le sigue de manera acrítica. Es algo digno de admirar en política ver cómo le da absolutamente igual lo que pensemos todos aquellos ciudadanos de otra ideología. Sin llegar a ese fanatismo político sí admiro a esos dirigentes que dan absoluta prioridad a lo que piensan sus votantes sin tener en cuenta cuál va a ser la reacción del adversario, a quien nunca se podrá contentar. Por eso cuando la izquierda española legisla sin miedo al ruido de la alteridad siento un cierto cosquilleo de satisfacción. Es una lástima que esas circunstancias se den en pocas ocasiones. Pero la reforma del delito de sedición es una de esas veces en las que se siente cierto orgullo de un gobierno valiente al que el vocerío y los pataleos de la derecha no lo mueven de sus posiciones.
Lamentablemente el PSOE no
siempre es así, de hecho las menos de las veces actúa con ese arrojo que sin
duda le mantendría en La Moncloa con muchos menos problemas de los que las
encuestas hacen prever. La Ley de Memoria Democrática es uno de esos ejemplos
de política timorata y falta de cálculo. Las reacciones hiperventiladas y
exageradas tras la exhumación del genocida Gonzalo Queipo de Llano de la
Macarena han vuelto a mostrar a una derecha que no acepta una ley de mínimos
democráticos, por eso no se comprende que no se haya sido valiente y la ley
fuera ambiciosa e incluyera la restitución patrimonial, las indemnizaciones y
que se despojara a todas las familias de los genocidas de todo el patrimonio
ganado con la sangre de los republicanos. No ser ambicioso provoca que la
derecha desafíe la ley, por eso el alcalde de Madrid, un orgulloso fascista,
honre la memoria del Goebbels del Franquismo, el medio hombre, Millán Astray.
Un medio hombre honrando a otro medio. Juntos no suman la talla moral de uno.
No merece la pena considerar lo
que piense la derecha. No son demócratas. Se legisla con la ley, si es
necesario contra los que no creen en ella. Eso es la democracia, usar las
herramientas legales del Estado para cambiar nuestro sistema. Si no les gusta,
que lloren. Porque llorarán. A Begoña Villacís la ley solo le preocupa cuando
hay que aplicársela a los independentistas y ha comentado el hecho de que se
investigue el homenaje al franquista Millán Astray por parte del alcalde de
Madrid: "Se la están cogiendo con papel de fumar para hacer esa chorrada,
porque es una chorrada. Y sin embargo hay homenajes a terroristas que eso sí
que hiere la sensibilidad de las víctimas y se permite que eso siga ocurriendo.
Eso sí que es una auténtica vergüenza".
El baremo de vergüenzas de Begoña
Villacís está mediado por el hecho de que en su familia viviera un hermano
neonazi que se dedicaba a dar palizas inmigrantes por la calle y que llegó a
ser condenado por una de estas agresiones de odio. Es comprensible entonces que
con esas enseñanzas educativas hogareñas vea poco grave hacer homenajes a un
genocida del mismo modo que lo son los homenajes a los terroristas. También hay
que entender que defiende al alcalde porque la disolución de Ciudadanos hace
preceptivo que encuentre acomodo de sillón junto al PP perdiendo la poca
dignidad que siempre ha tenido.
Pedro Sánchez ha sido valiente
con la reforma del delito de sedición. Obligado, eso sí, por la presión de los
partidos independentistas. El Gobierno no tendría que necesitar verse arrastrado
a hacer lo justo. La legislatura entra en su fase final y la ley mordaza sigue
vigente. Más de cuatro años después de la moción de censura que le llevó al
poder continúa vigente una ley represora para los derechos civiles que sirve
para perseguir a manifestantes, sindicalistas, activistas, colectivos
vulnerables y que da herramientas a la policía para ejercer con impunidad el
abuso de poder.
La ley de la reforma de la
vivienda que afronte la subida de los precios de alquiler y garantice el acceso
a una vivienda a todas las personas es otro de sus grandes debes. Una izquierda
que haga, práctica, que no genere solo ruido. Una izquierda valiente siempre
será aplaudida por la gente que la vota, a la cobarde solo la quieren sus
adversarios.
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