EN LA MARCHA DE ISA SERRA
JUAN TORTOSA
Isa Serra durante una
entrevista con Público.
No quieren dejar prisioneros. Siete años ejerciendo la persecución implacable a diario les ha hecho adictos a la sangre de los miembros de Podemos. Quizás porque creen que, con uno solo que dejen vivo, la semilla volverá a crecer y aunque saben que no lo conseguirán, hacen todo lo posible por dejar fuera de circulación todo vestigio de conciencia crítica.
Ahora le ha tocado el turno a Isa Serra quien, veinticuatro horas antes de la constitución de la Asamblea de Madrid, ha hecho pública la renuncia a su escaño, quizás harta ya de una persecución judicial que considera "vergonzosa e injusta". El 22 de abril de 2020, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) la condenó a un año y siete meses de cárcel porque en enero de 2014, con 24 años y poco más de 40 kilos de peso, formaba parte del grupo de personas que "atacó", según la sentencia, a varios policías armados hasta los dientes durante la protesta contra un desahucio.
El proceso de
identificación de Serra como participante en los incidentes estuvo plagado de
errores y, en cualquier caso, ningún policía pudo atribuir una conducta
violenta concreta a la acusada, pero el fiscal sostuvo todo el tiempo que Serra
fue "la instigadora" de los enfrentamientos y que al menos cinco de
los agentes la identificaron como "la que más increpaba, la que llevaba la
voz cantante". 24 años, 45 kilos, todo un peligro viviente.
Al tratarse de una
pena inferior a dos años aunque el Tribunal Supremo, como se teme, acabara
ratificando la sentencia del TSJM, esto no supondría la entrada en prisión,
pero sí haría prácticamente imposible que pudiera desempeñar su trabajo como
parlamentaria madrileña. Aún así, en su comunicado de despedida, Serra afirma
que la persecución judicial no es la razón "principal" por la que
abandona pero añade que, aunque la ratificación no se produjera, "el daño
ya está hecho", más teniendo en cuenta la inquina de la Fiscalía, que
insiste en su recurso en que hay que condenarla sin discusión porque "no
hay dudas sobre la participación de Serra, cuya actitud fue agresiva y
feroz", palabras textuales.
El abogado de Isa
Serra cree que dar más veracidad a la Policía que a otros testigos contradice
la doctrina del Supremo
El abogado de Isa
Serra cree que dar más veracidad a la Policía que a otros testigos contradice
la doctrina del Supremo
Lo dicho: no
quieren dejar prisioneros. Añoran los tiempos anteriores a 2014 y sueñan con
volver a ellos, a aquel dorado bipartidismo que repartía migajas a los partidos
nacionalistas de derechas y así andaban todos tan contentos. Siguen sin admitir
que esos tiempos ya no volverán, que por la derecha les ha salido un furúnculo
bien molesto y los naranjitos han sido un rotundo fiasco. El Psoe sigue
comportándose como si las mayorías absolutas continuaran siendo posibles,
aunque con los números en la mano admiten por lo bajini que sin Unidas Podemos
ellos solos no tienen nada que hacer. En el eterno empeño por resistirse a
admitirlo es donde hay que encuadrar los sueños húmedos con Errejón y con hacer
desaparecer a Unidas Podemos aunque sea cargándose a sus miembros uno a uno. Ni
con todos los jueces y la mayor parte de los medios de comunicación empeñados
en el mismo objetivo lo consiguen, pero aún así no desisten.
Ahora le ha tocado
a Serra, como antes a Iglesias y en su día a Monedero; pero que no se les
ocurra bajar la guardia porque todos continuarán estando ahí. Como también
seguirá estando Alberto Rodríguez, el siguiente miembro destacado de Unidas
Podemos en la lista de empurables; como lo continúa estando la jueza Vicky
Rosell a pesar de la persecución a que fue sometida en su día...
Quienes van a por
ellos no quieren dejar prisioneros, es verdad, pero tampoco se atreven a
rematarlos porque en el bipartidismo siempre imperó la cobardía, la habilidad
para ponerse de perfil, para trepar sin hacer ruido, para prosperar gracias a
hacer la pelota y molestar lo menos posible a quienes realmente tienen la
sartén de los poderes por el mango… Pero han enseñado tanto sus cartas, han
dejado tan claro hasta qué degradantes extremos son capaces de llegar a la hora
de intentar liquidar una opción política que consiguió tener más de seis
millones de votos, que a estas alturas ya apenas les quedan cartas en la manga.
En palabras de Isa
Serra en el vídeo difundido este lunes, han "conseguido mucho con
demasiado en contra" y, aunque el granizo ultraderechista consiga
perjudicar alguna parte de la cosecha, no matará la semilla. Muy a su pesar, me
parece que esto lo van entendiendo ya quienes han fabricado informes policiales
falsos, quienes han intentado procesar dos docenas de veces a Iglesias,
Monedero y otros miembros de Podemos y se han visto obligados, algún tiempo
después, a archivar las causas por falta de pruebas, también quienes se
disponen a ratificar la condena de Serra…
Como lo saben
también los dueños de tanto periódico herido de muerte, de tanta radio faltona
y tanta televisión manipuladora, medios todos ellos a los que más pronto que
tarde acabará llegándoles también su particular 15M.
Sin querer ponerme
estupendo, se me ocurre deducir que si los romanos no se hubieran empeñado en
echar cristianos a los leones, hoy quizás no existiría la iglesia católica
¿Exagerado? Puede ser, pero ¿a que no queda mal la comparación?
J.T.
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