LA INTEMPESTIVIDAD
ROBERTO CABRERA
Dada la importancia que tienen el reajuste y la reinterpretación de una obra tan intempestiva como la que nos ocupa, es preciso comenzar por el primer texto que dio a conocer a Olga Rivero Jordán como autora; un escrito donde afianzaba sus primeros pasos en su afán literario, algunos datos biográficos y ese transcurso histórico‒cultural por el que la poesía canaria se trasladaba de lo social a lo intimista, si ello pudiera expresarse de este modo.
Se ha publicado que la poeta, con su familia, se traslada a su isla natal, Tenerife, a la vuelta de su matrimonio en la isla de La Palma, pero quizás no se ha precisado con claridad la situación emergente de fuerzas políticas entonces clandestinas, que operaban en esa coyuntura. Una furia declarada era el territorio, y unos jóvenes comprometidos, incluidos parientes e hijos, con el giro político social de aquellos primeros años 70, fueron los protagonistas. Es entonces cuando de la mano del postista Casanova de Ayala, Pedro García Cabrera o Fernando García Ramos, interviene en diversos recitales contestatarios por la isla. El régimen está dando bandazos, la música protesta está en alza, y las páginas literarias se hacen eco del valor incuestionable de los artistas para el cambio. Los canales editoriales se abren, las lecturas y revistas de todo tipo nacen, floreciendo en este nuevo escenario predemocrático una pléyade de creadores, sucediéndose así las publicaciones, las tertulias, los homenajes, los escenarios, los discos, las emisiones y la cultura baila con las primeras danzas libertarias.
Con mayor o menor
fortuna, Olga Rivero Jordán ve publicados en prensa sus primeros poemas
consiguiendo interesar a un público de gran avidez. Por ejemplo, la Revista
Semanal de las Artes del periódico La Tarde; allí toma cuerpo precisamente el
primer poema de esta antología. Su verso presenta ya un estilo propio que toma
un matiz existencial y que se acentúa en su primer libro Los zapatos del mundo,
publicación un tanto milagrosa cuya financiación procedía de un remanente de
dinero conseguido por un grupo de estudiantes universitarios y de una pionera
asociación feminista. Hay aquí una mirada consciente de la degradación tanto
del medio como de las relaciones sociales <<yo que yacía bocarriba
mirando al último pájaro de la tierra>> o cuando escribe <<pura es
la corriente que lleva tantos peces muertos>>.
Hay hasta un cierto sarcasmo al
retratar la cotidianidad en Consultation, título de una partitura de jazz de
José Manuel Cabrera, posiblemente compuesta durante sus años de pianista en
Chicago y que le llegó a través de sus amistades con la familia Peraza de
Ayala. Son estos tiempos en los que la poeta inicia su andadura en La Piel del
Bosque, desde mediados los setenta hasta mitad de los ochenta, y los que dieron
entrada a su lirismo ante el mundo, que representa como un bosque, donde
<<encender el fuego que espabila>>, o <<tumbarse al frescor
de tu pecho renovado>> es lo más conveniente para <<navegar en las
falsas colinas del sufrimiento>>.
Su única diferencia
con sus colegas escritores pudiera parecer la edad, pero supo arreglárselas con
el desarrollo de su potencial lírico sin ceder al desánimo y las dificultades.
Así como que su poesía se introdujera en prácticamente todas las revistas del
momento, y sus libros, aunque a cuentagotas, vieran la luz a pesar de los
saltos temporales que sufrirían; su dedicación era tal que parecía vivir solo
para crear en sus folios la novela del mundo, y su utópica realización. El
cuerpo levitaba, pero los pies caían al suelo una y otra vez, así la vida
arrebatada en los tiempos de opresión fue puesta en valor y salvada del olvido.
Buscando ese necesario equilibrio en su emprendido oficio, observa a sus lectores como espectadores en un circo, y pone su cabeza tanto en Groenlandia como en África y sus tambores, así como su corazón en el amor, del que se pregunta si no es una inmensa <<vitrina de goces inequívocos>>. En el poema Recova aparece la figura del padre, a quien el personaje se refiere como <<goloso de colchas>> y una dedicatoria tanto a transeúntes como a clérigos, en la que incluye a las plantas y las flores y todo el universo.
Es curioso que al
rebasar sus 90 años siga recordando del parnasiano Manuel Verdugo algunos
versos, lo que indica a las claras que sus primeras lecturas tuvieron que
aspirar los aires de la tradición modernista, aunque no tanto como los
innovadores de la vanguardia. De ahí que se realce en las primeras biografías
sobre ella sus visitas de adolescente al Instituto de Canarias, institución de
importancia excepcional en aquellos tiempos, donde ejerciera su docencia el
inolvidable maestro Agustín Espinosa. Y hasta es bastante probable que nuestra
poeta tuviese que abandonar estudios reglados para trabajar de telefonista en
la Centralita en la histórica calle de La Carrera, dado que Olga Rivero Jordán
contaba apenas con ocho años cuando su padre, teniente de alcalde del
Ayuntamiento de la ciudad y de una posición holgada, pasaría a ser preso
gubernativo por efecto del Golpe de Estado del 36.
Comenzaba así aquella batalla por
la recuperación de su histórica memoria. Se embarca en la búsqueda de todo
posible documento que recuerde el entorno patrimonial de su familia, hallando
uno tras otro los documentos de los bienes sustraídos, lo que consigue y amplía
con un estudio genealógico que la emparenta con las más antiguas y nobles casas
del país, como Peraza de Ayala o más lejos con el Deán doceañista Isidoro
Rivero, hasta llegar a José de Anchieta o la familia Ponte‒Grimaldi en Tenerife. Constituye
esta investigación una verdadera invariante pedagógica que reforzará su
autoestima personal y creativa y que es un caso claro de superación. Recupera
entonces de su infancia, imágenes imperecederas como los viajes en antiguas
embarcaciones de sus parientes, mujeres sureñas ataviadas con sus pamelas y
arribando a la marquesina santacrucera, el trayecto al colegio en el Nash de
llantas blancas de su padre, o el sonido del gramófono y las canciones que
escuchaba su madre en su domicilio de la calle Bencomo, por cuyas ventanas se
alongaban los gigantes y cabezudos de un ya distante pasado. El coro de
colegialas cantando <<Por la acera los domingos, por las calles van, los
alegres pajarillos que saben bailar, levantado sus tiernas patitas, 1,2,3 sin
perder el compás>>, tonadilla que recuperó a raíz del nacimiento de su
única nieta.
La también poeta
Quela Sagaseta, hija del célebre diputado a Cortes, bautizado por el
conservadurismo como <<disco rayado>> por sus reivindicaciones, se
convierte en su compañera de fatigas ‒no la única‒ en los ya mencionados mítines poéticos o en
las reseñadas
publicaciones de la prensa en la transición. Arrima el hombro a la eclosión y
expansión de la primigenia Organización Democrática de Mujeres.
Existe entre todos sus críticos una lógica divergencia en la interpretación de su obra dada su intempestividad, de tal modo que, mientras unos remarcan cierta filiación hacia el automatismo psíquico o al freudismo onírico, otros la adscriben al universo dadaísta, <<buceo en lo irracional e instintivo, malditismo como transgresión a la norma>>: Marian Montesdeoca. <<fluctuación entre un acento modernista y un tono misterioso y hermético que deriva hacia un imaginario de tintes surrealistas>>, <<la literatura como invención y vía de exorcizar el dolor, un enfoque hacia lo edificante y diseminante que debe comportar el hecho literario>>: Freddy Crescente, o como cita Juan José Delgado <<la poeta no esquiva el poder de la videncia, es más la busca mediante los sentidos y el asalto que emprende contra la realidad habitual o lógica (…), es el momento de avivar la intuición, la fantasía, el ensueño; en definitiva, es el momento de que una corriente de irracionalidad transporte el pensamiento poético >>
En Las Llamas
Rápidas de la Sangre, la poeta se lanza decididamente al fuego, por el azul,
sea en los mares que lo borraron, sea en cielos que alto arden. Tampoco cede
ante el enamoramiento y con voces sensuales repite <<titubeando me arrojo
al desconcierto>>.
La publicación de
algunas de sus obras coincide así con la recuperación de los autores llamados
fetasianos, generación precedente a la de la poeta y cuya necesaria
reivindicación afianza aún más ese acercamiento a una poesía con tintes
surrealistas <<un surrealismo que lo da la isla>> en palabras del
poeta del grupo, Rafael Arozarena. Tal es el caso de Poemas para una exposición
de cuadros, interacción de poética y plástica, como en Solo de Siluetas
...<<te perdí en la claridad...pero en los sueños sí resbalan las
siluetas y el sol>>, aquí encontraremos poemas bellísimos como
<<Después de que sea tarde
y cuando de aquí me desprenda>>
o
<<los pies en la fragua del sol
esperan bajo la sombra
olas
que todavía viven>>.
Un tema universal recurrente como el dejar este mundo. Isaac de Vega, en su prólogo al libro Girándula dice de los músicos de jazz de aquellos principios de los 90, que, <<ondulan, se dejan atravesar por las ondas, se retuercen frenéticos>> mientras Olga recompone sus versos en mitad del local, como sublimes bagatelas extraídas de un bolso y que un Daimon recombina azarosamente con lo que <<alguien de fuera también las arrojó a las alturas en tu mismo tiempo>>.
La noche se volatiliza, la bohemia
viste botas blancas hasta el cuello, el yo romántico muestra su prevalencia al
modo cosmopolita; pero lo matérico también cuenta: texto dominado por los
«elementos», descripción detallada de mecanismos fenoménicos, rarefacción,
fusión, procesos energéticos. Prosa con tintes de filosofía natural que versa
sobre la actualización. La mujer‒lobo acude nocturna a las citas. El alma por fin contempla las
ideas. «Los muertos
se alimentan de sangre fresca en fraguas de vapor». Las almas salen de «los hangares
del silencio», se escabullen por las rendijas de sus losas hasta el Río del
Infierno. Los perros se echan, cansados de transportar almas al otro mundo.
Recientemente, y en
la antología Escritoras Canarias Siglo XX, la filóloga Bárbara Rodríguez,
investigadora en universidades de Argentina, Uruguay o Chile, afirma en torno a
las coordenadas literarias y contenidos recurrentes de su obra, que entronca a
través de una producción de carácter íntimo e introspectivo, con la tradición
de las vanguardias insulares, por su verso libre, cierto experimentalismo
tipográfico y el cultivo del poema en prosa. En los ecos surrealistas de sus
composiciones que contrastan con las tinieblas morales y psicológicas, vivencia
tortuosa del erotismo, la sexualidad, el desamor, la soledad, los sueños y la
memoria.
Y para su más
reciente prologuista Daniel María respecto a Solar de manuscritos ‒2019‒ el cuerpo, la ciudad y la noche, son los territorios de su
obra, y al establecer un certero
paralelismo con Walt Whitman, viene a dejar caer que la obra de Rivero
<<abre una nueva puerta a la literatura insular venidera>>. De otra
parte, para Antonio Jiménez Paz asimismo prologuista de otra de sus obras, la
escritura de Rivero Jordán es <<psicoanalítica, onírica y erótica,
características que sostienen una escritura propia, un tanto híbrida, que se
balancea entre la poesía y la prosa>>. En todas estas disquisiciones
parece primar lo psíquico, entendemos que se piensa quizá como W.Reich: cuando
deseamos llegar a la verdad de los hechos sociales, estudiamos a Ibsen o a Nietzsche
‒ambos enloquecieron‒ y no los escritos de algún diplomático bien
adaptado (…)
Un colorido sensualista nos invade, la inevitable cuna y el taller de plumas inabarcable en que se torna su hábitat poético íntimo y también su propia casa física, donde pareciendo abstraída tendría siempre la consciencia creativa alerta, presta al desgarro, a la propia sorpresa y que por lianas invisibles podía transportarse a la larga y elaborada trinchera de otros paisajes mentales.
De un primer plano, a una lejanía
irrenunciable se iban adhiriendo los lenguajes. Dar narratividad a los cuadros
escénicos de la postmodernidad a veces concluyendo en desenlaces llenos de
trascendencia, idealismo transgresor ansioso por entrar en su inmanencia, traer
esos objetos de la infancia para recobrarlos sobre los mosaicos de aquella sala
de fiestas, bajo el estruendo del local y su música, que brotaba según De Vega
de detrás del cuello de un músico guía.
Nihilismo no tanto empeñado en
sugerir valores futuros, como en el abandono de otros, y que en su negatividad
hacen ver cierta postmodernidad como un borrón y cuenta nueva, si se entiende
que el único sentido posible es la generación de ensoñaciones. Esa sería la
única libertad a nuestro alcance; la tragedia es esa: la historia de un error,
haber concitado el cierre, como dice Vattimo, del devenir ingenuo, del fluir de
Heráclito.
Hay un rebaño que
no pocas veces la poeta significará con amargas voces, cargadas de un tono
poético; trascurren estas alocuciones y actos en bosques, lejanos territorios u
océanos adonde solo llega una portentosa imaginación. De todo ello nuestra
autora dará cumplida cuenta en la verosimilitud infranqueable de la fantasía, y
no sabremos si son reales verdades o fantásticas mentiras, de una rica
creatividad, de una gran potencia lírica; no es preciso el habitual
intelectualismo sino clarividencia, posesión de la imagen artística en el
interregno creacional. Este libro antológico podría ser un diario en manos
tuyas, para tomar a sorbos, la noticia del deseo de cada uno, la pretensión que
nos ha guiado en dar continuidad a la conversación de todos sus magistrales
intérpretes, que con sus prólogos, artículos o entrevistas, han elevado
significativamente la categoría de la misma. No es un prestigio regalado sino
la prueba de todos sus vaticinios, la poesía estrena una lengua que entrecruza
toda la tradición hasta que caigan esos muros contra los que choca.
Para Foucault, en su genealogía, la batalla contra el poder, debe alcanzar el acoplamiento entre los conocimientos eruditos y las memorias locales, y para Espinoza “cuando el alma se considera a sí misma y considera su potencia para obrar, se alegra y cuanto más con mayor distinción se imagina a sí misma e imagina su potencia de obrar”
Como hemos dicho
esta reacción contra la inocencia heraclitiana del devenir, erige una
estructura metafísico moral que ha sido nociva para el desarrollo creativo e
integral de la vida.
Hay muchos detalles que no pueden
aislarse de su gusto y poderío poético, que se arroga como un Ramos Sucre,
quien habló de sus capacidades en esos términos; su nombre ruso: Olga, su
apellido judío: Jordán, su forma de dar un nuevo sentido a palabras corrientes
hasta alzarlas a la cima de la belleza buscada; su narratividad mordida siempre
por la irreverencia, tentando oraciones a un único paganismo supremo, abriendo
auroras y siempre cercana a la cita con su literatura.
La tarde era
estrecha para tantas ilusiones a encontrar, llamando a cada uno a la horma de
sus propios zapatos. Y habría que traducir sus retos literarios en
confirmaciones, y forcejeos con el lenguaje hacia esta libertad, porque se
había preparado para ello rodeada de artistas y músicos para improvisar del
adentro afuera el caudal sincopado de su lirismo solista. Muchas veces alza el
cuello recitando como hacía en la infancia a unos pájaros. Aquellos recitales
pioneros en sintonía con los grandes vates del momento no fueron suficientes
para auparla a un cierto reconocimiento. Necesitó reescribirse y marchar más
cerca de los nuevos artistas, de los ecos mundanos, de la música emergente y de
una ciudad que su juventud ansiaba recobrar. Crear la nueva literatura que está
por hacer en su estilo, que no es solo un soplo por la razón lógica del
desarrollo, que es otra cosa, quizá una alquimia inmanente creadora de sueños
que estaban allí latentes, donde el edificarnos puede consistir en la actividad
poética de elaborar esas nuevas metas: nuevas formas de hablar más interesantes
y provechosas, no se pretende buscar la esencia, nuestra autora es reactiva no
constructiva, sería como hablar de los filósofos edificantes que según Richard
Rorty quieren dejar un espacio abierto a la sensación de admiración que a veces
causan los poetas, admiración de que hay algo nuevo bajo el sol (…), algo que
al menos de momento no se puede explicar y difícilmente se puede describir.
Se trata en todo
caso según Cioran de que el virus de la prosa no quede desarticulado y
arruinado por el estilo poético: una prosa poética es una prosa enferma, dice.
Además pasa de moda en seguida, “por tanto sus metáforas no deben pecar de
lirismo ni de exceso de imágenes. Defenderse contra la tentación de la
sinceridad: todas las muestras de mal gusto provienen del corazón”. Para este
pensador, el escritor moderno frente al clásico, tiene que hacerse con un estilo
convulso, epiléptico, porque su tiempo está roto, ya no es lineal. Vivimos en
una historia que nos impide tener un presente, de ahí que sea nuestro sarcasmo
la raíz de nuestra vitalidad, la que puede explicar por qué avanzamos
disociados de nuestros propios pasos. Y afirma: que la poesía deba ser
accesible o hermética, eficaz o gratuita, ese es un problema secundario.
Ejercicio o revelación, qué más da. Sólo le pedimos, por nuestra parte, que nos
libere de la presión, de los tormentos del discurso. Si lo logra, constituye,
por un momento, nuestra salvación.
Una identidad femenina desde la narrativa del yo
Cuando se produjo
esta primera ruptura estilística y prácticamente su obra transcurre casi toda
en prosa, es cuando comentando Girándula me llegarían estos encendimientos para
aprehender su obra y tener conciencia de que en ella las siluetas de antes se
convertirían ahora en figuras de cada uno de nosotros, sus conocidos o
allegados. Volverán los pies como imagen recurrente. Y en este caso el personaje
manifiesta <<sacarme de cuajo las oblongas uñas expuestas al fuego
eterno>> después de volar por todo París como las brujas isleñas.
En la Imaginista de
sueños, la narratividad de la que hablamos se hace valer <<viene a
enseñarme el principio de una novela...>> el personaje sueña y las
imágenes nos aproximan a lienzos de Domínguez o Dalí <<seguiré hirviendo
la risa que ahora es solo una mueca de sombra>> o <<sazonar el
corinto de estatuas escarchadas>> En Epitafio ya confirma la teatralidad
<<un espíritu creado para cada actuación>>, <<estoy ahorcada
bajo los efectos de un sedante con motivos futuristas>> , << y
ahora solo navego con los remos de mis manos por las planicies
desconocidas>>.
En La Ciudad
Soñada, hace valer la música, como antes ha hecho en su prosa con sus
disquisiciones filosóficas o sus ensueños dramáticos <<música, dame la
mano, sé que nos vamos a entender de alguna forma>> en Baile del gato,
<<amansé al gentío: era una corte herrumbrosa con fajas embutidas. Y los
ojos se estrellaban de codicia en medio del brillo de lentejuelas>>, en
Catedral de los loros o en Medité mi crimen donde la protagonista posee cuatro
corazones y está a un tris de caer al piso fulminada y perros y gatos lamer su
sangre de suicida.
Cuando afronta la
escritura de Memoria azul, la agonista ya presiente que <<las sensaciones
no son eternas>>, y lanza mensajes cifrados que hacen suponer que teme al
olvido <<fue la memoria incapaz de pasar por el hilo azul de los
espejos>>, al veloz transcurso del tiempo <<lejos del tiempo/
hubiese escrito/ sin más detalles>>. Y con cierta amargura: <<la
cal escupe el silencio/ donde nadie da nada>> son versos que lo confirman
en su inminente convalecencia, en Yo fluctuaré <<Y seguiré enroscada/ al
mástil/ de las garzas/ cien ojos/ a la espera de la muerte>> o en Nadie
viene <<Quién vestirá/ mi cuerpo de las sombras/ de las sombras>>.
Así, la poeta confiesa: <<te poseeré en mi pequeño/ pensamiento/ descalza/ en los bolsillos sórdidos/ de tu buhardilla/ Palpé tibieza del estío/ en las sementeras de tus labios>> Tristeza que se plasma en otros de sus poemas como Se fue el tiempo o Dónde están tus ojos y que se aproximan a un territorio de nadie en Perlas se fugaron.
De sus tres
volúmenes editados simultáneamente: Hiladora de luz, El sentir de la hoguera y
Mares, cuyos títulos nos remiten tanto a la luz como al fuego o al mar, grosso
modo tenemos que en el primero, Eros, el sentimiento, se impone al instinto de
muerte, concluye Juan José Delgado. En el segundo Antonio Jiménez Paz propone
para su oficio la transmodernidad, apuntar a lo que está pendiente de
emancipación, como es el protagonismo femenino. Y en el último, el cuerpo, las
sensaciones, el erotismo, los espacios y personajes son los aditamentos de esta
búsqueda de libertad, y que son los herrajes de la vida, título de su propia
cosecha que me ha llamado poderosamente la atención. En el argot de los
músicos, la bolsa de los herrajes, el cajón de sastre de toda la parafernalia
de ejecutantes. Cargamos con esos herrajes que son el ineludible armazón del
futuro, casi los hierros básicos de toda armadura. Y el personaje huye casi
como una Marnie <<la ladrona>>, hurtando alhajas y perlas
enconchadas de los volúmenes de su gran biblioteca, muebles que fueron las ancianas
vitrinas de una famosa farmacia lagunera. Los sueños como la vida están hechos
de recuerdos retorcidos y cemento que reconstruye lo que en verdad ya no se
recuerda. De ahí que imaginemos los sueños, porque éstos y su significado si
tienen una verdad es precisamente el escurrirse.
© Roberto Cabrera
® prólogo Antología
BBC. N°58
BIBLIOGRAFÍA
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La Laguna: Benchomo.
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sueños (2003). Santa Cruz de Tenerife:
Ediciones Idea.
La ciudad soñada
(2003). La Laguna: Benchomo.
Poesía inédita
1977-2004 (2004). Santa Cruz de Tenerife:
Artemisa Ediciones.
Este volumen contiene los poemarios:
La piel del bosque,
Solo de siluetas, Poemas a los cuadros
de una exposición
de Grecy Pérez Amores, Lenguas de lluvia
y Esgrima de
espejos.
El sentir de la
hoguera (2006). Santa Cruz de Tenerife: Benchomo.
Hiladora de luz
(2006). Santa Cruz de Tenerife: Benchomo.
Mares (2006). Santa
Cruz de Tenerife: Benchomo.
Memoria azul
(2009). Santa Cruz de Tenerife: El Vigía Editora.
Solar de
manuscritos (2019) Madrid. Ediciones Torremozas
ACERCA DE LA AUTORA
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(https://esquinaparadise.blogspot.com/).
(2009).
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«La Laguna de todos» en La palabra devagar.
Santa Cruz de
Tenerife: Ediciones Idea/Aguere. p. 21
En la mirada
poliédrica de Olga Rivero Jordán
https://www.eldiario.es/canariasahora/
(2019).
Cabrera, Roberto
(2004). «Los herrajes de la vida». Cuadernos
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16, pp. 133-136. (2006). «Prólogo» a Mares.
Santa Cruz de
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Prólogo» en La ciudad soñada. La Laguna. Benchomo.
Delgado, Juan José
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Montesdeoca, Mariam
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Pinto Grote, Carlos
(1995). «Prólogo» a Las llamas rápidas
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Laguna. Centro de la Cultura Popular Canaria.
Rodríguez Martín,
Bárbara «Esta vagabunda del verso»
en 20 escritoras
canarias del S. XX. Escritura de Mujeres
en español eMe.
Ediciones La Palma. Madrid (2019)
María, Daniel «Olga
Rivero Jordán, la última bohemia» Introducción a
Solar de
manuscritos. Colección La Noctámbula. Ediciones Torremozas.
Madrid. (2019)
OTRAS PUBLICACIONES
REVISTAS,
PERIÓDICOS y ENTREVISTAS: Artymaña, El buey de las estrellas, Campus II,
Aquel Viejo Noray,
Taramela, Menstrua Alba, Poesía (revista venezolana de poesía y teoría poética
de la Universidad
de Valencia, Venezuela), El Taller, El Vigía, así como en los diarios La Tarde
(Revista Semanal de
las Artes), Diario de Avisos, El Día y La Gaceta de Canarias (Gaceta de Arte
y Literatura).
Constelación de
escritoras canarias:
http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoescuela/escritorascanarias/
Poemas escogidos en
Analecta literaria
https://actaliteraria.blogspot.com/2016. 5 poemas de Olga Rivero Jordán en La
Literatura y la
Vida de Luis León Barreto. https://blogdeleonbarreto.blogspot.com/2020/03/4-
poemas-de-olga-rivero-jordan.html.Agustín
Díaz Pacheco “Amor e improvisación” (Borrador.
Diario de Avisos,
12 de junio de 1986) y “Los sueños y el abismo” La Opinión 1 de mayo de 2003.
Lourdes Hernández
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2006. Gabriela
Bermejo “Olga Rivero Jordán Una mujer entre versos”Archipiélago Literario. 18
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Aitor Boada Benito “Olga Rivero Jordán: realidad de lo imaginable. Solar de
manuscritos” 18 de
febrero de 2019 https://elvuelodelalechuza.com/2019/02/18/realidad-de-lo-
imaginable-solar-de-manuscritos-olga-rivero-jordan/
ANTOLOGÍAS Y OBRAS
COLECTIVAS
Antología de poetas
canarios Ateneo Obrero de Gijón (Asturias). Poesía Canaria.Antología de
Roberto Cabrera El
Vigía editora 2011. Poesía de Canarias en Viva Voz 1998/2002 ECCA.
Antología de la
Poesía Canaria de Antonio Arroyo y Domingo Acosta Felipe para la revista Isla
Negra nº 202.
Orizon Literar Contemporan (Rumanía). Islas al Sur. (Poetas actuales de
Canarias y
Argentina) 2018.
Poetas Siglo XXI de Fernando Sabido https://poetassigloveintiuno.blogspot.com.
Antología 100
escritoras canarias. Mercurio editorial 2020. Acrobacias 2003 Asociación
Becham.
La Laguna.
Lunátic@s Asociación Becham. La Laguna 2005.
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