domingo, 20 de junio de 2021

PERÚ, LA OTRA HISTORIA

 

PERÚ, LA OTRA HISTORIA

POR MAITÉ CAMPILLO

La función de la inteligencia es creadora. No debe, por ende, conformarse con la subsistencia de una reforma social que su crítica ha atacado y corroído tan enérgicamente (José Carlos Mariátegui)

José Carlos Mariátegui moría en Lima un 16 de abril de 1930 tras una breve e intensa existencia dedicada de lleno a la lucha política. A partir de la desaparición física de este eminente cuadro político el Partido Comunista Peruano (PCP) va perdiendo liderazgo entre sus bases, impotente para desarrollar una política capaz de hacer frente a las exigencias del momento, así como del movimiento campesino, le salva momentáneamente la estela de sus luchas anteriores contra la dictadura del general Odria (1948-1956), el prestigio de las revoluciones soviética, china y norcoreana, el avance del bloque socialista en Europa, así como el desarrollo de las luchas de liberación nacional surgidas tras la II Guerra Mundial, fueron las que le permitieron no sólo subsistir sino fortalecer de alguna manera la organización extendiendo su influencia hacia sectores estudiantiles e intelectuales así como entre los obreros urbanos.

Es indudable que a partir de Mariátegui comienza a desarrollar una política moderada marcada por la consigna de ´´acumulación de fuerzas, en particular entre los conflictos sociales pacíficamente en un intento por llegar a establecer una alianza con la burguesía democrática, nacionalista y progresista´´ mientras la represión sacudía asesinando decenas de campesinos y líderes obreros [Ocurrió no solo en Perú… en el resto de partidos comunistas del mundo, que habían declinado en la lucha en vías de fraternizar con el enemigo de clase como el PCE y PSOE en el Estado español, y partidos nacionalistas como CIU de Jordi Pujol en Catalunya o PNV en el país vasco que desde su nacimiento ya forma parte de la media y alta burguesía]. Al ser adoptada la vía electoral y parlamentaria como medio de acceder al poder, las divergencias dentro del PCP se hicieron insostenibles. Es con el triunfo de la revolución cubana, en 1959, cuando más prolifera la aparición de voces disonantes antagónicas con la linea oficialista del partido y muchos de sus militantes se plantean la posibilidad de acceder al poder por la vía armada (Si bien la dirección del partido comunista peruano adoptó medidas de carácter antiimperialista, a fin de neutralizar dicha corriente), por el contrario, lo cierto, es que ésta se vio reforzada; la polémica chino-soviética se sumó a esta situación, y en enero de 1964, al celebrarse la IV Conferencia Nacional el enfrentamiento entre quienes sustentaban las tesis maoístas y de la lucha armada ante quienes defendían las tesis soviéticas y la vía parlamentaria terminó en ruptura del PCP. De dicha conferencia surgen dos bloques evidentes, dos corrientes irreconciliables: una, prosoviética, la otra, maoísta. Uno de los grupos que se alinea con el grupo maoísta PCP-BR fue el Comité Regional de Ayacucho y en él se encontraba como simple militante de base, Abimael Guzmán Reinoso, futuro dirigente político. En el seno del PCP-BR -desde 1964 a 1971- cinco fueron las escisiones sufridas, en 1965, las FALN (Fuerzas Armadas de Liberación Nacional); en 1966, el PCP marxista-leninista dirigido por José Sotomayor; en 1969, el

 

PCP-Patria Roja; en 1970, el SL (PCP-Sendero Luminoso) dirigido por Abimael Guzmán Reinoso y, en 1971, el PCP-Estrella Roja.

 

Hasta 1970, Abimael Guzmán, que era profesor de filosofía en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (Ayacucho), logra controlar el Comité Regional de este departamento y ser miembro de la Comisión Política del PCE-BR, dentro de la cual era responsable de la educación política. Abimael había nacido en Puerto Mollendo (Arequipa) el 4 de diciembre de 1934. Estudió en la Universidad de San Agustín la carrera de historia, obteniendo el doctorado con la tesis de grado ‘Acerca de la teoría del espacio en Kanl’. Luego fue alumno de derecho y optó por el grado respectivo con una tesis de título premonitorio ‘El Estado democrático burgués’. Cuando fue reabierta la Universidad de Ayacucho ingresó en ella como profesor de filosofía. Abimael se manifestó como un dirigente político atípico, y es que los auténticos dirigentes suelen ser nada normales, por lo que se sabe, era lógicamente un gran estudioso de los líderes de la historia revolucionaria del movimiento obrero. Simultáneamente a su labor docente realizó trabajos de politización entre el campesinado indígena ayacuchano. Para tener las “manos libres”, entre 1963 y 1964, logra la expulsión de los Cuerpos de Paz en su mayoría integrados por gringos. En cumplimiento de las tareas encomendadas por el partido se dedicó a dar conferencias de formación política a los cuadros y a las juventudes. Tras la ruptura con el PCP-BR, los escindidos bajo la dirección de Abimael, constituyeron el PCP- Por el Sendero Luminoso de J.C.Mariátegui (asume públicamente en esta resolución de principios el concepto político-ideológico de una de las célebres frases que se le atribuyen a Mariátegui: ‘El marxismo-leninismo es el sendero luminoso del futuro’. La primera tarea que se impusieron fue su propia consolidación como organización. Para ello se trazaron dos metas, una, reconstruir el partido como condición fundamental para el inicio de la lucha armada; la segunda, el trabajo intensivo en las áreas rurales. Dos objetivos que se sintetizaron en la consigna` Retomar a Mariátegui. En el gran debate ideológico que a lo largo de las anteriores décadas sacudió al movimiento revolucionario peruano en la búsqueda de las características autóctonas de la revolución fue el Movimiento de Izquierda Revolucionaria -que se lanzó en 1965 a la guerra de guerrillas- el que más había destacado en este sentido. Pero en el movimiento comunista peruano ha sido el PCP-SL, el que más ha sobresalido. Desde su origen trata de retomar el pensamiento de Mariátegui ya que fue uno de los que mejor analizaron Perú -quien afirmaba que las bases primigenias del socialismo peruano se encuentran en las comunidades campesinas, debiéndose edificar el socialismo sobre la base de la economía inca. El PCP-SL, por ende, afirma que el problema indio es uno de los fundamentales en Perú y vincula su solución a la liquidación del latifundio semifeudal; es por esta razón que entiende la lucha armada como una guerra, principalmente campesino-india, dirigida también a la liberación nacional de los indios quechuas, aymaras…

 

Si bien es cierto que el PCP-SL nació fuera de la Universidad de Ayacucho, la verdad, es que influyó sobre ella y fue aquí donde esta organización obtuvo sus primeras conquistas gremiales y políticas. De sus aulas proceden la mayoría de sus dirigentes, empezando por el propio Abimael Guzmán; el papel que dicha Universidad ha desempeñado en la sociedad ayacuchana no es ajeno al desarrollo del propio PCP-SL. La reapertura de su Universidad, en 1959, supuso la ruptura de los esquemas existentes y su presencia fue creando una conciencia social entre la población, de esta manera la vida universitaria, se convierte en caja de resonancia de todos los problemas sociales. El centro de operaciones escogido inicialmente por el PCP-SL es, en muchos aspectos, el lugar ideal. Dicho departamento posee una geografía muy accidentada, constituye una de las regiones más desamparadas y remotas del país, con una población mayoritaria de indios y mestizos que mantienen sus propias tradiciones e idioma: el quechua. Las diferencias entre este departamento y otros de la costa, son notables y muy significativas. A principios de los setenta la esperanza de vida llegaba tan sólo a cuarenta y cuatro años frente a los cincuenta y cuatro de la costa; el analfabetismo ascendía al 53 por 100 frente al 16 por 100; cada médico debía atender a 21.650 habitantes frente a 1.882; los ingresos familiares eran tan sólo un tercio en relación a los de la costa… A todo ello hay que sumar el aumento de la densidad demográfica, la cual era en la provincia de Ayacucho, en 1980, un 50 por 100 mayor que en 1940.

 

Se prepara la lucha armada, nos encontramos en 1977, en que el PCP-SL da por concluidas las tareas que se había encomendado iniciando una nueva etapa. A partir de este momento se intensifican sus trabajos entre universitarios y campesinos especialmente entre estos últimos; para ello dispone de una organización disciplinada, vuelca a sus cuadros militantes sobre el trabajo rural. Las escuelas campesinas se multiplican y los departamentos de Ayacucho, Apurimac y Huancavelica se convierten en el escenario auténtico de este intenso y prolongado trabajo. Los senderistas, en su mayoría hijos y nietos de campesinos de las comunidades indígenas, se desplegaron por los pueblos circundantes teniendo que abandonar muchos de ellos la universidad. Algunos regresaron a sus comunidades nativas en las que buscaron trabajos ocasionales; otros se hicieron maestros a la vez de agitadores de la doctrina política senderista otros desempeñando labores de asistentes sociales. Su objetivo era preparar las bases sociales de los futuros combatientes del Ejército Popular. En esos momentos el PCP-SL debía contar aproximadamente alrededor de unos mil militantes en activo. A diferencia de los guerrilleros castristas peruanos del MIR y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que en su mayoría eran de extracción media, los senderistas, se encuentran familiarizados con la zona y el habla de la región preparados para sobrevivir en los lugares más remotos y deshabitados. Los que no sabían quechua lo aprendieron a la vez que difundían su ideología. Cuando el “Gobierno revolucionario” de la Fuerza Armada inició el proceso de transferencia del poder a los civiles dentro del Plan Túpac Amaru, el PCP-SL se opuso a él, a la vez que realizaba un llamamiento para boicotear las elecciones convocadas para la Asamblea constituyente. De hecho, el PCP-SL consideraba que no existían diferencias entre el Perú de 1930 y el de 1980, ya que para ellos, los rasgos fundamentales de la sociedad peruana permanecen inmutables, su carácter semifeudal y semicolonial (De esta manera el diagnóstico de Mariátegui mantiene en ellos plena vigencia). Tampoco distingue diferencias entre el anterior Gobierno militar y el de Alan García, dirigente del Apra (de sobra sabemos como acabó el amigo del GAL-PSOE Felipe González). Igual actitud manifiesta hacia todos los partidos y fuerzas, de la izquierda parlamentaria, a los que reprocha más allá de su legalismo. El cambio de gobierno que en octubre de 1976 sufrió la República Popular China y que supuso el asenso al poder de Hua Kuo-feng, trajo consigo la aplicación del programa de Deng Xiao-pig, que propugnaba una alianza chino-norteamericana y la represión de los opositores políticos encabezados por el Grupo de Shanghai. En consecuencia el PCP-SL asume en 1979, la defensa de Mao Tse-tug y de sus seguidores, y la crítica a los nuevos dirigentes reivindicando los principios del marxismo ortodoxo original. En septiembre de este mismo año Sendero Luminoso celebra su IX Sesión Parlamentaria, elaborando el denominado Plan General de la Guerra Popular, acordando el inicio de los últimos preparativos para el próximo inicio de la lucha armada sin dejar de boicotear activamente las elecciones constituyentes.

 

Sancionada ya la Constitución se convocan elecciones generales, para mayo de 1980, lo que siguió sin alterar para nada los planes del PCP-SL. El día 18, cuando se llevaban a cabo las elecciones tuvo lugar la primera acción armada: un comando guerrillero atacó en Chusco el local del Jurado nacional de Elecciones. Igualmente fueron colocadas varias bombas en el hotel de turistas de Ayacucho y en la tumba de Velasco Alvarado. Con estas operaciones daba comienzo la denominada Primera Etapa del Plan General de la Guerra Popular. Su objetivo era la agitación y propaganda (agi-pro) armada, adiestrándose a los combatientes en ataques a objetivos limitados. Las elecciones quedaron circunscritas al Departamento de Ayacucho. Cuya capital reviste un doble simbolismo ya que en ella se libró la última batalla por la independencia en 1824. Pero también Ayacucho significa, en quechua, rincón de los muertos. Durante esta Primera Etapa los ataques se localizaron contra lo que el

 

PCP-SL califica de símbolos del Estado burgués, siendo sus objetivos las torres de alta tensión, las construcciones públicas, los hoteles, los puestos de policía… a la vez los funcionarios comenzaban a ser amenazados. La principal arma de los senderistas en este momento fue la dinamita. La obtenían de los numerosos centros mineros de la región andina. En cuanto a las armas, lograron reunir gran cantidad gracias a las abundantes incursiones que realizaron a los puestos policiales. En enero de 1982 iniciaron la Segunda Etapa y, con ella, la lucha armada en el campo y las primeras acciones propias de la lucha urbana. Se caracteriza por el sabotaje sistemático y el inicio de las primeras acciones guerrilleras regulares destinadas a destruir el poder del Estado en las zonas elegidas para convertirse en zonas liberadas. Ante el carácter de la ofensiva senderista el Gobierno de Belaúnde llevó a cabo operaciones policiales; parecía como si el PCP-SL se encontrara en proceso de regresión. Pero el 2 de marzo de 1982 el escenario político peruano se conmovió, a la vez que el PCP-SL, asumía el perfil de una fuerza guerrilla que dejaba atrás su anterior campaña dinamitera. Entre 50 y 70 guerrillerxs tomaron por asalto la cárcel pública de Ayacucho, pese a encontrarse fuertemente custodiada por cuerpos antiguerrilla, liberando a 257 presos. Meses después de esta acción revolucionaria, a la entrada del cementerio de la ciudad de Huamanga había una nueva lápida que llama particularmente la atención, lleva un poema inscrito y no le faltan flores tampoco es extraño observar que alguien se detenga ante ella. Es el rincón de Edith Lagos, la joven guerrillera senderista asesinada en 1982, enterrada poco después de que la trasladaran desde Andahuaylas, la que atravesara gran parte de la ciudad acompañada por una multitud de miles de personas jamás conocida en ningún representante de gobierno del Perú, miles de miles desfilando como una manifestación de simpatía e identificación senderista a pocos meses antes de que el departamento de Ayacucho quede bajo control militar por casi dos décadas.

 

La joven comandante Edhit Lagos asesinada, fue una de las dirigentes de la acción que liberó los 257 presos políticos, y, que cae poco después en manos de la policía, es encarcelada en Centro de Reclusión y Adaptación Social (CRAS) de Huamanga, de donde se fuga. Mese después, es asesinada en un enfrentamiento con las fuerzas represivas en Apurímac (sierra sur del Perú) en septiembre de 1982. Su despedida convocó una inmensa concentración popular evaluada entre veinte y treinta mil personas, en una ciudad, de tan sólo setenta mil habitantes (Esto decían el diario El País): “La multitudinaria asistencia al funeral, y al entierro de la dirigente de la organización guerrillera Sendero Luminoso, Edith Lagos, que tuvo lugar en la ciudad sureña de Ayacucho, ha despertado preocupación en la clase dirigente peruana. La joven, de diecinueve años de edad, fue muerta por la policía el pasado día 3 de septiembre cuando se disponía, junto con miembros de su organización, a tender una emboscada a una patrulla de la Guardia Republicana, según un comunicado del Ministerio del Interior. Otras versiones indicaron que la joven murió después de ser detenida. El semanario Oiga, que publica una extensa información sobre el sepelio, publica una foto en la que se ve una gran multitud que abarrota la calles durante el sepelio de la guerrillera. Ello, según la publicación revela que los guerrilleros, por absurdo que parezca, han conseguido adeptos”. Durante todo este año los senderistas lograron controlar, militarmente amplias zonas rurales, donde la policía no penetraba y en las que los y las guerrilleras llevaban a cabo tranquilamente su trabajo político. En el mes de agosto dinamitaron algunas plantas de transformación de energía, así como torres de alta tensión, provocando apagones en Lima; era la primera vez que los comandos urbanos senderistas actuaban. Hasta este momento el gobierno de Belaúde había infravalorado las fuerzas de la guerrilla, despreciando su capacidad de acción limitándose a combatirla mediante la Policía y la Guardia Civil. Los cada vez más numerosos ataques a los puestos policiales y a los cuarteles, el ajusticiamiento de alcaldes y corruptos funcionarios y los escasos éxitos de las fuerzas de seguridad comenzaron a desmoralizar progresivamente a estas fuerzas. Todo ello obligó a Belaúnde a enviar al Ejército a este departamento. En el mes de diciembre, dicho cuerpo intervino en Ayacucho, declarando el estado de emergencia en ocho distritos. Simultáneamente los principales cuadros senderistas abandonaron la región y redujeron en Ayacucho el número de sus acciones; estas comenzaron a proliferar en las provincias próximas, en un intento de crear nuevos focos. Daba así comienzo la Tercera Etapa. Esta nueva etapa se caracterizó por la generalización de la Guerra de Guerrillas y por la creación de lo que denominan Bases de Apoyo tras la expulsión de las autoridades; también se hizo frente a la intervención del Ejército. En marzo de 1983 el PCP-SL celebró su VIII Congreso Nacional, y a él asistieron un centenar de delegados, en su mayoría altos cargos políticos y responsables de frentes y columnas guerrilleras. Entre las resoluciones adoptadas destaca el intento, por extender su campo de acción a los departamentos de Lima, Junin, Cuzco, Apurimac, puno e Ica, y retomar las zonas liberadas. En este mismo mes, al cumplirse el primer aniversario de la toma de Ayacucho, el PCP-SL conmemoró la fecha dejando toda la ciudad a oscuras, con un acto público de propaganda, y con la toma de un cuartel de la policía en la provincia de Víctor Fajardo.

 

En mayo, diez torres de transmisión de energía eléctrica fueron dinamitadas, dejando a oscuras Lima. Pocos días después fue decretado el estado de emergencia, se suspendieron las garantías constitucionales en todo el territorio nacional y se envío al Congreso un proyecto de ley por el que se restablecía la pena de muerte para quienes atentasen contra instalaciones públicas. Dos meses más tarde, el PCP-SL celebró su III Conferencia Nacional. Los acuerdos más destacados fueron: La proclamación de las bases de la República popular de nueva Democracia, y la conversión de las guerrillas en Ejército Guerrillero Popular. En este contexto, Abimael Guzmán, o camarada Gonzalo, fue elegido presidente, y automáticamente pasó a ser responsable del mentado Ejército Popular. La lucha urbana se centró en las barriadas de Lima, pueblos jóvenes, su táctica siguió siendo en tónica similar a la de Ayacucho: la eliminación física de quienes desempeñan cargos públicos, siendo constituidos por personas afines. Durante la campaña desarrollada contra las elecciones municipales del 13 de noviembre de 1983, los comandos guerrilleros asaltaron diversas fábricas de armas, lo que les permitió mejorar su armamento. También atracaron trece puestos de Policía y cuarteles militares, así como numerosos locales de Acción Popular y del Partido Popular Cristiano. A estas alturas la guerrilla ya había extendido su radio de acción a Arequipa, La Libertad, Cajamarca, Huanuco, Cerro de Pasco y Lucanas. Empezaron aparecer entorno a este contexto, decidido de lucha persistente, algunas organizaciones políticas de menor envergadura que apoyaban la lucha senderista; sería el caso del PCP-Puka Llacta (en quechua Ciudad Roja), surgido en 1979 de una escisión del PCP-Patria Roja. Otros grupos dentro de Lima Metropolitana desarrollaron la lucha urbana: Frente Guerrillero de los Pobres. Escuadra de Combate Luis de la Puente Uceda. Brigada Micaela Bastidas. Túpac Amaru (Vive, Vuelve y Vencerás) y Vanguardia Revolucionaria-Político Militar.

 

A partir de marzo de 1984 se inició la Cuarta Etapa con el objetivo d` Conquista de las bases de apoyo. Pretende crear en ellas comités populares, a la vez que la Milicia y el Ejército Popular se fortalece y la guerra de guerrillas se expande a nuevas zonas. Dicha etapa es la más larga y compleja de todas, lo más característico de ella, ha sido la ofensiva del presente año destinada a sabotear las elecciones generales del 14 de abril. Para ello se triplicó el número de las acciones, poniendo especial atención en el departamento de Huancavelica, a fin de someter al Ejército a la disyuntiva de no poder enviar refuerzos a dicho departamento sin por ello descuidar el de Ayacucho. El objetivo estratégico del PCP-SL es, siguiendo el modelo clásico maoísta, cercar las ciudades desde el campo. Dicho cerco se encontraba en cierta manera delineado a grandes rasgos. De hecho existían tres frentes guerrilleros orientados en dicha dirección, conformando lo que se comienza a conocer como el ‘triángulo rojo’. Dicho triángulo queda conformado así: Provincia de Huari, en el departamento de Ancash; provincia de Ambo, en el departamento de Huanuco. Desde estas tres provincias, las columnas guerrilleras supuestamente confluyen en la provincia de Cajatambo, en Lima, que colinda con estos tres departamento (Se puede afirmar que la denominación de Ejército Guerrillero Popular comienza a dejar de ser una simple autodenominación propagandística, para convertirse en una realidad, según el historiador J.L.Castilla). De hecho existen guerrilleros organizados en un pequeño ejército que cuenta ya con unidades de nivel medio, compañías y batallón. Se trata de unidades que trabajan coordinadamente entre sí, para lo que cuentan con sistemas de comunicación bastante modernos, incluyendo transmisores-receptores de alta potencia. En todo este contexto político hay que tener en cuenta un gran cambio estratégico ideológico, y es que mientras los guerrilleros de 1965, provenían de sectores urbanos con un futuro profesional teniendo que romper la mayoría de ellos con estudios, profesión, familia acomodada y vida asegurada. Sendero Luminoso por el contrario recluta sus militantes entre los sectores más empobrecidos y marginados del campo y de la ciudad, sus cuadros se reclutan dentro de la población en la que actúan moviéndose como pez en el agua. Ello les permite a su vez un muy importante dominio del terreno con puntos en común entre ambos procesos. El guerrillero senderista participa en cualquier acción militar y luego se integra en su comunidad y continúa sus labores agrícolas de esta manera puede llevar una vida “perfectamente normal”. Este común denominador que une estratégicamente su lucha dentro de la ciudad y campo es la miseria e injusticia. Frente a la riqueza de unos, la profunda pobreza de una mayoría (En definitiva y como dijera J.L.Castilla): El mantenimiento de unos privilegios supone una permanente agresión que vacía de contenido un sistema democrático.

 

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)


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