CAUSA ARCHIVADA, PERROS RABIOSOS MUDOS
DAVID BOLLERO
La causa abierta por los supuestos sobresueldos de Podemos ha sido archivada de nuevo. Buena parte de la opinión pública ni siquiera se enterará, porque quienes hicieron correr ríos de tinta cuando se reabrió han vuelto a hacer lo mismo que cuando se archivó por primera vez: agachar la cabeza y callar. Ya ni siquiera es una cuestión de profesionalidad -que también- es de pura dignidad, de saber encajar los golpes cuando, además, vienen de la Justicia. Algunos medios, algunos periodistas muy concretos, son incapaces, sumidos en su ridículo mayúsculo.
Podemos no tiene
por qué caer bien; se puede estar en desacuerdo con sus postulados, con su
estilo, incluso, con su misma concepción de democracia interna. Sin embargo,
por una mera cuestión de honestidad, hay que admitir el modo en que la
formación morada sale airosa de cuantas causas intentan abrir contra ella.
Ningún otro partido
ha sido examinado con tanto celo, antes incluso de llegar al poder. La otra
gran diferencia respecto al Partido Popular (PP) es que, por mucho que se ha
intentando, no ha sido condenado como partido. La mayor parte de las querellas
presentadas terminan siendo archivadas porque la acusación ni siquiera es capaz
de presentar pruebas que sostengan sus argumentos... así casi una veintena de
veces.
Desde que hace ya
seis años intentaran acusar a Pablo Iglesias por blanqueo de capitales, la
lista de querellas se ha ido incrementando, unas veces hacia personas y otras
contra el partido... y a cada acusación, un archivo, la mayor parte de ellos
por parte nada menos que del Tribunal Supremo. El caso que encabeza este
artículo, el de los supuestos sobresueldos, ya fue archivado el pasado mes de
marzo. Un mes más tarde y a instancias de Vox, se reabrió el caso, pero su
recorrido ha sido tan corto como las pruebas aportadas... lo que terminado en
un nuevo archivo.
Cuando en casi una
veintena de ocasiones se abren procesos judiciales y todos ellos se archivan
parece evidente que más que una búsqueda por la justicia hay una obsesión
contra Podemos, especialmente considerando que acusaciones como las de
financiación irregular son recurrentes y siempre quedan en agua de borrajas.
Así pues, la
finalidad es el desgaste, el descrédito, no la justicia. Y lo consiguen, pero
no el descrédito del partido, sino de sus brazos mediáticos. Ver cómo cada vez
que se archiva una causa enmudecen los Inda, Marhuenda, Quintana, Rubido,
Herrera, Naranjo, Cuesta, Durán, Jiménez, Losantos, Seguí, Claver, Castillón...
cómo se empequeñecen respecto a lo que se crecían para amplificar a los cuatro
vientos la querella inicial sólo genera un descrédito: el suyo propio.
En realidad, tanto
han forzado la máquina que han terminado consiguiendo el efecto contrario:
mientras cada vez resulta más evidente la imagen de persecución a Podemos,
además, por parte de perros rabiosos cuyo juicio ya está consumido por el virus
de la ira, la formación morada se siente más fortalecida. El único riesgo para
los de Belarra es que se pasen de frenada y se crean invencibles o, lo que es
peor, impunes como el PP. No es así: cuando comentan delitos habrá de caer todo
el peso de la ley contra ellos... y
verán como entonces los perros no se van con el rabo entre las piernas como
ahora. Ladrarán de lo lindo lo que hoy callan para ganarse su hueso.
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