ESA SEÑORA DE LA QUE USTED ME HABLA
JUAN TORTOSA
María Dolores de
Cospedal y Pablo Casado. (EFE)
Es quien es gracias a ella, pero la política no se inventó para ser agradecido. Lo que pasa es que, por mucho que quiera, Pablo Casado no se puede desentender del caso Kitchen y mucho menos tras haber sido imputada María Dolores de Cospedal.
Quienes le ponen el nombre a las operaciones policiales tienen que ser unos cachondos mentales. Bautizar como caso Kitchen a la operación relacionada con el espionaje ilegal a Luis Bárcenas tiene un punto guasón pero quizás también un cierto cariz descriptivo y hasta premonitorio porque… ¡menuda ensalada! Que el nombre se escogiera porque uno de los comisarios implicados, José Luis Olivera, fuese conocido como "el cocinero" es lo de menos, el término no puede resultar más evocador ni polisémico. Ni más apropiado, porque si en las cocinas suelen mezclarse todo tipo de ingredientes, en esta historia no falta un perejil.
¿Que nos imputan
por aceptar dinero a cambio de beneficiar a los generosos con adjudicaciones de
contratos ventajosos (Gürtel)? ¿Que investigan al tesorero, le encuentran
dinero en Suiza y una contabilidad B (Caso Bárcenas)? ¿Que a ver si este es
capaz de irse de la lengua? Pues habrá que vigilarlo, así que a cocinar se ha
dicho: montamos un operativo corrupto para intentar frenar casos de corrupción,
¿no es maravilloso?
La cosa continuó
enredándose cuando se decidió emplear medios policiales y fondos reservados
para espiar al tesorero. Entre otras genialidades, los utilizaron para comprar
al chófer de Bárcenas con dos mil euros al mes de los que hasta constan recibos
y asegurarle un futuro como miembro de las fuerzas de seguridad.
Asuntos que
ocurrieron hace una década recobran plena vigencia cuando por un lado hay
abierta una Comisión de Investigación en el Congreso y por otro la justicia
decide imputar a Dolores de Cospedal y a su marido. A Pablo Casado, empeñado en
considerarlo asunto de una época superada y en negarse a hablar de ello, se le
ha ido al traste el momento dulce que creía estar viviendo: su madrina
política, la persona gracias a la cual él pudo obtener la presidencia del PP
frente a Sáenz de Santamaría, ha sido llamada a dar explicaciones sobre el uso
ilegal de la Policía y los fondos reservados cuando ella era secretaria general
del partido. Tendrá que declarar ante el juez a finales de este mes. Pero para
el presidente del PP, Cospedal es solo "esa señora de la que usted me
habla".
Cada día que pasa
alguien descubre, a pesar de que mi compañera Patricia López hace ya bastante
tiempo que viene avisando, que todo estaba más mezclado, más emponzoñado de lo
que muchos nunca quisieron creer: Villarejo y López del Hierro, perejiles de
todas las salsas; también hombres de confianza de Cospedal como José Luis Ortiz
o Andrés Gómez Gordo (pagador este último de algunos cheques al chófer de
Bárcenas); el ministro Fernández Díaz y su segundo Francisco Martínez; el jefe
de la policía Eugenio Pino… y las cloacas, siempre las cloacas.
"La mera
enunciación de lo sucedido asombra, por la abyección de los hechos y por la
torpeza de un operativo a lo Mortadelo y Filemón", escribía este jueves
Luis Ventoso en ABC, ¡en el ABC!, donde el editorial tampoco se andaba con
paños calientes: "La dirección del PP –escribían textualmente- debe tener
claro que sus votantes quieren un corte real con la corrupción. Es necesaria la
consolidación de una etapa sin mancha. El caso Kitchen tiene una cara sucia y
cruzada de intereses que van de lo público a lo privado, y a la inversa. Por
eso es hora de respuestas y no de más evasivas".
"No más
evasivas" ¿No va a tomar nota, señor Casado, de la admonición de uno de
sus periódicos favoritos? ¿Va a seguir alineándose con los hooligans que se
cabrean con los periodistas al grito de "Casado no tiene nada que ver, eso
es el pasado"? ¿Va a continuar diciendo "estoy de acuerdo con esos caballeros"
(los que impedían preguntar a la prensa durante su comparecencia en Ceuta) a
pesar de que el PP, al poco rato de que usted dijera eso, se desvinculara
públicamente de quienes le habían jaleado?
El todavía
presidente del Partido Popular no va a poder esquivar por mucho más tiempo el
torpedo de grueso calibre que supone la imputación de Dolores de Cospedal.
Tendrá que dar la cara más pronto que tarde y dejar de referirse a su mentora
como "esa señora de la que usted me habla". Si actúa como Rajoy,
acabará como Rajoy.
J.T.
No hay comentarios:
Publicar un comentario