SI OS GUSTÁIS, ‘POS’ LIAROS
Mientras Carmen Calvo arremete duramente contra los populares, PP y Vox prefieren jugar a Cataluña donde mejor se les da: en Colón, pleno centro de Madrid
MARINA LOBO
Carmen Calvo responde a las preguntas de los grupos
parlamentarios en la Sesión de Control.
Justo antes de llegar a la tribuna de prensa del hemiciclo, hay un largo pasillo en el que cuelgan los retratos de los expresidentes del Congreso: está Jesús Posada, con su frondoso pelo blanco y su corbata verde, el breve Patxi López o Luisa Fernanda Rudi, primera mujer de nuestro país en presidirlo. Sin embargo, el primero con el que te encuentras al girar la esquina es –boom– el de José Bono. Hiperrealista, en blanco y negro, y con la mano metida en el bolsillo, por debajo del pelazo injertado sus ojillos te persiguen hasta que cruzas la puerta. El resto de estampas no están en blanco y negro, pero quién soy yo para juzgarle, que he usado filtros en Instagram que hasta te ponen al lado al mismísimo Pedro Sánchez abrazándote.
Después de meses
viniendo a este edificio cada semana, todavía doy un respingo cada vez que me
choco con el dichoso cuadro. Casi puedo escucharle susurrar, con voz grave y
alargando mucho el final de las palabras: “Menos mal que ya no está aquí
Iglesias”. Mucho ha cambiado la cosa, supongo, desde que Bono paseara por este
mismo suelo de mármol y, sin embargo, quizás nada ha cambiado realmente. Hoy
hay en el Congreso un bipartidismo 2.0 en el que las batallas en el seno de la
izquierda y de la derecha se juegan más en el terreno de los pequeños detalles
que en el de las grandes reformas.
En ese bipartidismo
2.0 la portavoz del bloque Gobierno es sin duda Carmen Calvo, a quien parece no
afectarle el estrés térmico que nos tiene a tod@s aletargad@s estos días. La
vicepresidenta primera lleva semanas chocando duramente contra el PP en el
Congreso. En el seno del PSOE duele, y mucho, que se diga eso de que se está
“pisoteando” a la justicia con los indultos a los presos independentistas, y
Calvo hace tiempo que decidió que los populares habían cruzado varias líneas
rojas. “Valientes, que son ustedes muy valientes. Recojan firmas en Cataluña,
miren a la cara a los catalanes, a los independentistas y a los no
independentistas, y díganles que tienen alguna salida para este país.
Díganselo, porque no la tienen”, le ha espetado con dureza Calvo a la portavoz
popular, Cuca Gamarra, al inicio de la sesión de control. La vicepresidenta ha
recibido aplausos en su bancada, pero aplausos de verdad, que una ya lleva un
tiempo aquí como para distinguirlos de los de por compromiso.
El Partido Popular
y Vox prefieren, sin embargo, jugar a Cataluña donde mejor se les da: en Colón,
pleno centro de Madrid. La derecha y la extrema derecha están esta semana de
luna de miel; todavía no tienen que pelearse por ver quién acaparará los focos
de la concentración de este domingo. Aún no está claro si la convocatoria
fracasará o será un éxito, pero hay dos factores que apuntan a que no captará,
ni de lejos, la atención que tuvo hace dos años: el primero son los renegados,
esos barones del PP que no irán a Colón. Feijoo dice que tiene mucha plancha.
El segundo es que los fines de semana de junio suelen estar muy cotizados en la
capital para hacer escapaditas a las segundas residencias en ciudades que igual
no tienen las mejores bravas, pero sí playa y piscinas.
Colón es el
cumpleaños del amigo rarito al que nadie quiere ir, pero a todo el grupo le da
corte ser el primero en caerse de la convocatoria porque hace un mes, después
de pedir una ronda de chupitos, le dijeron que a tope con la fiesta. No
descarto que no vaya ni el propio Abascal. Por lo pronto, lleva tres semanas
faltando a la sesión del Congreso; puede ser que se haya cogido las vacaciones
adelantadas o puede que esté ensayando para marcarse una coreografía el domingo
mientras suena la nueva de Taburete.
En el PP siguen
diciendo que van primeros en las encuestas y repiten que el Gobierno está en la
“cuenta atrás”. Pero Teodoro García Egea no está a gusto. Desde que se fue Pablo
y llegó Yolanda, nada es igual. El secretario general del PP intenta ahora
cambiar su estrategia parlamentaria y combinar sus habituales chascarrillos con
algún dato suelto, pero no es su estilo, y entrar a debatir con Yolanda Díaz en
el terreno de Yolanda Díaz hace que pierda continuamente. Cómo estará la cosa
que ha tenido que salir Macarena Olona (Vox) a defender a Teodoro ante Díaz:
“Dele las gracias a Teodoro García Egea, porque ustedes están gobernando con la
reforma laboral del PP”, ha dicho.
Puede que sea por
el mes. Junio siempre es un mes raro, el de transición entre la primavera y el
verano. En el instituto y en la universidad es el mes de los exámenes, los días
en los que hay que rendir y echar cuentas. También lo es en el Congreso, donde
saben que hay que apretar porque en vacaciones las reuniones son más
complicadas de programar, y la videollamada con tus jefes mientras cientos de
niños gritan de fondo en la piscina del edificio no es plato de buen gusto.
Sobre las propuestas que quedan por salir adelante, fuentes del Gobierno
señalan que siguen trabajando para sacarlas adelante lo antes posible y que
“hay que confiar, que todo va bien y que se va a desplegar todo el programa
progresista”. Junio es un buen mes para organizarse antes de descansar y que no
te pille el toro en septiembre cuando estrenes agenda. También es un buen mes
para echarse pareja y tener un compañer@
que te vigile las cosas en la playa mientras te mojas los pies o para
que te sujete la bandera mientras das un discurso en Colón. Si os gustáis pos
liaros, que se dice en jerga millennial.
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