USA-TRUMP POR ASALTAR A VENEZUELA
POR NARCISO ISA CONDE
El logro de la
mayoría electoral en la Asamblea Nacional de Venezuela fue usada por la extrema
derecha venezolana, bajo la tutela, primero de Obama y luego por Donald Trump,
para tratar de derrocar internamente el Gobierno Central electo por mayoría a
favor de la fuerzas chavistas.
En el centro de esa
determinación estuvo –y está- el poder imperialista de EEUU y sus aliados a
escala continental y global.
La respuesta
bolivariana a esa determinación imperialista, luego de múltiples provocaciones,
fue la anulación de ese sedicioso órgano legislativo y la convocatoria de la
Asamblea Constituyente para reestructurar las bases constitucionales y las
instituciones de ese país.
Entonces, el
chavismo pasó a la ofensiva y la extrema derecha comenzó a descender,
registrándose una apabullante victoria del PSUV y fuerzas aliadas; y entonces,
el plan de EEUU retornó a aquello de darle preeminencia a la sedición y
específicamente optó más categóricamente por una salida tipo Libia, ajustada a
las condiciones latino-caribeñas.
A la puerta de una
derrota en las nuevas elecciones presidenciales, similar a la impartida en las
estaduales, Washington ordenó a sus súbitos locales abstenerse a concurrir a
esos comicios para posteriormente declarar “ilegítima” la segura reelección de
Maduro.
* Hacia otra
variante de la “guerra de cuarta generación”.
Eso es lo que se
está ejecutando a partir del pasado 10 de enero dentro de una estrategia de
amplio espectro que tiende a desatar una variante continental de la “guerra de
cuarta generación” a cargo del Pentágono, con intensa y pérfida contribución
del Estado terrorista colombiano y de la funesta Alianza del Pacífico; con la
vergonzosa adhesión del gobierno traidor de Lenin Moreno (ECUADOR) y la honrosa
excepción de México, presidido ahora por López Obrador.
A esa especie de
gobiernos bandidos (incluidos los de Argentina, Brasil, Paraguay y Honduras
bajo mandatos neofascistas), absolutamente despreciables, se ha sumado, con la sinuosidad
propia del peledeismo, el Gobierno de la dictadura constitucional mafiosa que
preside aquí Danilo Medina.
Tremenda lección,
no la única, para el presidente Maduro y la dirección del PSUV que
privilegiaron sus relaciones políticas a favor del PLD e incurrieron en graves
faltas de solidaridad con las luchas libradas en los años por de nuestro pueblo
y por las izquierdas y los movimientos sociales más consecuentes.
* EL burro y quien
lo apareja.
TRUMP está tras de
su Macri, su Bolsonaro, su Juan Orlando Hernández… para nombrar su Gobernador
de Colonia en una presunta Venezuela post-bolivariana y post-chavista.
Ahora, en su Juan
Guaidó tiene su Temer como “transición” o “situación provisoria”, candidato a
“presidente interino” de su programada invasión postmoderna.
Trump está en busca
de su propio modelo. Pero, sobre todo, el imperio decadente que él ahora
preside está tras el petróleo, el gas, el oro, el agua, la biodiversidad, los
minerales estratégicos, el suelo, el subsuelo y el sobresuelo de ese
inmensamente rico país. Está tras la anulación de su soberanía. Tras la
recolonización de todo el Continente.
Solo “que una cosa
piensa el burro”… porque la verdad verdadera es que la Venezuela y el
pueblo-pueblo que dejó Chávez -más allá de las limitaciones, errores, incongruencias,
vacilaciones, inconsecuencias y torpezas del presidente Maduro y su equipo de
Gobierno (AUQUE VALE RECONOCERLE ANTIMPERIALISMO Y FIRMEZA, que no es poca
cosa)- tiene una alta auto-estima y un gran sentido de soberanía y Patria
Grande.
Nuestra América,
además, no está ya para que se le considere “patio trasero” y escenario de
escarnios y saqueos.
Ahí y mas allá se
va a pelear, y se va a pelear duro.
La guerra que se
propone Trump tendrá su contrapartida, si definitivamente se atreve
desplegarla.
Ocurre que en
Venezuela la insurgencia puede ser radical y masiva, no es solo una
confrontación entre ejércitos, y podría extenderse más allá de sus propias
fronteras.
Venezuela no está
sola. La contraofensiva bestial de EEUU en el continente provoca virajes
temporales, pero no estabilidad.
La infamia se
esfuma cuando la bestialidad exhibe su verdadero rostro.
El proceso
bolivariano procuró ser pacífico, pero nunca se desarmó, ni a nivel de fuerzas
armadas regulares chavista, que las hay con vocación revolucionaria, ni a nivel
de pueblo.
Preparémonos, pues.
La hora de los hornos asoma y exige internacionalismo de verdad y solidaridad
sin límites.
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