DUNIA
SÁNCHEZ
Oh madre. Te
escribo desde aquí, desde un camión donde nos han subido. Yo bien agarrada de
la mano de este niño que protejo. Sí, madre, la alambrada se ha abierto. No sé
por qué dictamen, porqué señal nos han dejado pasar. Militares y un extenso
panorama de voluntarios venidos de no sé donde, de muchos lugares que no
conozco nos acompañan. Aquí, apretujados con el viento del noroeste
vienen. Nos llevan bajo un techo seguro,
sólido…eso dicen. Aquí madre en el camión con los sueños, con los deseos, con
las ilusiones pellizcando mis mejillas he sonreído de verdad por primera vez.
No sé lo que me espera, no sé cómo estás. Seguro que bien, mortificada, con la
consternación dando vueltas y vueltas en torno a tu mente y a tus fuerzas. Oh
madre, me siento descansar en estos momentos aunque no sé lo que será de
nosotros. No te separes de mi le digo al niño en este barullo de gente, aprieta
bien fuerte que pronto llegaremos. Sí, madre, se ha abierto la frontera. Esa
frontera a la vez inexistente para
nosotros y real para ellos. Ahora te dejo, ya volveré con mis letras. Estas
letras volando a no sé dónde. Todo es confuso y a la vez esperanzador. Oh madre
si vieras como muchos han decidido a seguir con sus propias piernas corriendo a
la par de estos camiones. Es la alegría de este instante, la alegría de tanto y
tanto sufrimiento. Te abrazo…sí un abrazo gigantesco donde el amor y la ternura
te acogen en mis pensamientos
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