JM
AIZPURUA
No existe al inicio
de 2019 un incremento de “derechas”. Al contrario; esta se fragmentó en tres
pedazos que no llegan a sumar los votos de mayoría del PP anterior. Pero es la
desilusión de la izquierda la que rompe el equilibrio al desmovilizar su voto con
traidores e incrementar artificialmente el de derechas.
Electoralmente
tenemos hoy
a) Derecha (VOX-PP-Cs)
b) Socialdemocracia (PSOE)
c) Izquierda y confluencias (Podemos)
d) Nacionalismos (Canarias-Euzkadi-Cataluña-Galicia)
Tras las Elecciones
Generales, los nacionalismos serán decisivos si se alían y no juegan al
mercadeo territorial con el Poder.
Habrá tres
posibilidades alternativas:
a) Derecha (VOX-PP-Cs)
b) Centro (Cs-PSOE)
El supuesto
“centro” es algo que Rivera y Sánchez deberán decidir si lo protagonizan o
vuelven a su lugar natural de partida.
Los Poderes
Fácticos ya se han decantado por una derechización para poner las bases de la
nueva sociedad española, mas centralizada, menos social, más liberal con el
capital. Los cinco millones de indignados es algo que no están dispuestos a
consentir con un PSOE de izquierdas, y mueven sus fichas para derechizar la
socialdemocracia lanzándola a alianzas con la derecha para lo que sacan a todos
sus infiltrados.
No es casualidad
que Garzón prevaricador, Llamazares, Bescansa, Rita y Clara, y el dúo
Carmena-Errejón, aparezcan de improviso, reclamándose los salvadores de la
izquierda, entre ladridos de los barones felipistas, cuando su sola presencia
constituye un mazazo a las ilusiones de aquellos cinco millones de indignados
que vieron en Podemos una oportunidad.
Crear nuevos
partidos, cuando el nuevo aún esta en proceso de consolidación y la mansión de
los líderes y su emparejamiento hacen tambalearse la confianza revolucionaria
de un movimiento de alianzas entre izquierdistas y comunistas que tiene un gran
tirón electoral entre gentes independientes y de movimientos sociales, es una
maniobra liquidacionista clásica en la izquierda infiltrada y que constituye
una nueva traición a la izquierda social que por las
argucias poltroneras de estos pseudoizquierdistas deberán seguir en el
precariado, en la miseria pensionista, y sin las conquistas sociales y
laborales que el diseño privado está eliminando.
El culto a la
personalidad unido a la codicia de poltrona está desbaratando la posibilidad de
progreso de la izquierda sociológica, encorsetada por una dirigencia partidista
que carece de la posición social de izquierda, siendo demasiado burguesa, y que
no entendió los valores que el proletariado trajo a la política progresista en
el pasado.
Ya solo puede
apelarse a las conciencias y a un voto virtual de izquierda movilizado y
depositado en gentes que no se lo merecen.
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