martes, 22 de enero de 2019

NO ES CIERTO


NO ES CIERTO
JM AIZPURUA
No existe al inicio de 2019 un incremento de “derechas”. Al contrario; esta se fragmentó en tres pedazos que no llegan a sumar los votos de mayoría del PP anterior. Pero es la desilusión de la izquierda la que rompe el equilibrio al desmovilizar su voto con traidores e incrementar artificialmente el de derechas.
Electoralmente tenemos hoy
a)    Derecha (VOX-PP-Cs)
b)   Socialdemocracia (PSOE)
c)    Izquierda y confluencias (Podemos)
d)    Nacionalismos (Canarias-Euzkadi-Cataluña-Galicia)
Tras las Elecciones Generales, los nacionalismos serán decisivos si se alían y no juegan al mercadeo territorial con el Poder.
Habrá tres posibilidades alternativas:
a)    Derecha (VOX-PP-Cs)
b)   Centro (Cs-PSOE)
c)    Izquierda (PSOE-Podemos+Confluencias)
El supuesto “centro” es algo que Rivera y Sánchez deberán decidir si lo protagonizan o vuelven a su lugar natural de partida.
Los Poderes Fácticos ya se han decantado por una derechización para poner las bases de la nueva sociedad española, mas centralizada, menos social, más liberal con el capital. Los cinco millones de indignados es algo que no están dispuestos a consentir con un PSOE de izquierdas, y mueven sus fichas para derechizar la socialdemocracia lanzándola a alianzas con la derecha para lo que sacan a todos sus infiltrados.
No es casualidad que Garzón prevaricador, Llamazares, Bescansa, Rita y Clara, y el dúo Carmena-Errejón, aparezcan de improviso, reclamándose los salvadores de la izquierda, entre ladridos de los barones felipistas, cuando su sola presencia constituye un mazazo a las ilusiones de aquellos cinco millones de indignados que vieron en Podemos una oportunidad.
Crear nuevos partidos, cuando el nuevo aún esta en proceso de consolidación y la mansión de los líderes y su emparejamiento hacen tambalearse la confianza revolucionaria de un movimiento de alianzas entre izquierdistas y comunistas que tiene un gran tirón electoral entre gentes independientes y de movimientos sociales, es una maniobra liquidacionista clásica en la izquierda infiltrada y que constituye una nueva traición a la izquierda social que por las argucias poltroneras de estos pseudoizquierdistas deberán seguir en el precariado, en la miseria pensionista, y sin las conquistas sociales y laborales que el diseño privado está eliminando.
El culto a la personalidad unido a la codicia de poltrona está desbaratando la posibilidad de progreso de la izquierda sociológica, encorsetada por una dirigencia partidista que carece de la posición social de izquierda, siendo demasiado burguesa, y que no entendió los valores que el proletariado trajo a la política progresista en el pasado.
Ya solo puede apelarse a las conciencias y a un voto virtual de izquierda movilizado y depositado en gentes que no se lo merecen.

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