EL IMPERIO GRINGO DICTA
SU LEGALIDAD
FRANCISCO
JAVIER GONZÁLEZ
Venezuela está en
una complicada y crucial encrucijada que merita la pena analizar detenidamente
lo que conlleva más de un artículo. Empiezo por situar, desde mi óptica, la
raíz del problema, y es que al imperio gringo nunca le ha importado un carajo
el cumplimiento de la legalidad. ¿Para qué, si son ellos quienes la crean o
transforman a su antojo?
Verdad es que, como
indica el refranero, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la
misma piedra, y es que parece que la historia se suele repetir a sí misma, y
eso, en estos días, lo estamos viendo en Venezuela. No aprendemos.
El 11 de abril de
2002, Pedro Carmona, presidente de la organización patronal FEDECAMARAS, se
autoproclamó como Presidente de la República de Venezuela –suprimió lo de “Bolivariana”- basándose en el Art. 233 de la Constitución
venezolana y en la falsa noticia de que el presidente Chávez, secuestrado en
Fuerte Tiuna por militares de la derecha golpista, había presentado la
dimisión. Su primer –y último- acto de gobierno, además de suprimir las leyes
económicas –las habilitantes- que enfrentaban al gobierno con la patronal, fue
disolver tres poderes del Estado, la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional
Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia y arrogarse la capacidad de destituir
a todos los alcaldes y gobernadores que creyera conveniente. De forma casi
instantánea, los gobiernos de USA del presidente George W Bush y el de España,
de su émulo y fiel lacayo José Mª Aznar, reconocieron la “legalidad” de Carmona
y de su gobierno golpista, que no llegó a perdurar ni 74 horas. Carmona “El
Breve” contó con el apoyo decidido de las jerarquías eclesiásticas venezolanas,
además y como no, del apoyo decidido de los gobiernos pro-gringos de la
Colombia de Pastrana, de Costa Rica y El Salvador que intentaron el
reconocimiento del gobierno de Carmona por parte de la OEA con el entonces
secretario general, el colombiano César Gaviria ya que Carmona aludía a la OEA
como garante de la legitimidad del golpe, pero se toparon con la oposición decidida
de México, de Nicaragua, de la Argentina de Eduardo Duhalde, de Brasil y de
Chile, que rectificaba así su posición inicial de apoyo al golpe.
El guirre gringo
George W Bush, salió electo en las elecciones presidenciales USA con más de
medio millón de votos menos que su competidor demócrata Al Gore, lo que fue
posible gracias al fraude en las elecciones en Florida, que gobernaba su
hermano Jeb Bush que, para ello, eliminó arbitrariamente a la mayoría de los
afroamericanos del censo electoral, amañó las célebres papeletas “mariposa” y
el sistema de votación. Legalidad imperial, of course. Desde el inicio de su
mandato, como parte de su “Guerra contra el Terror” y del Eje del Mal, a través
de su secretario de estado Colin Powell trató de intervenir en el gobierno de
Venezuela y derrocar a Chávez para garantizar el control gringo del petróleo
por lo que fomentó y apoyó el golpe de Carmona que fue aplaudido
entusiásticamente por la prensa gringa, con el Washington Post a la cabeza. En
España, su pupilo Aznar hacía lo propio con el aplauso, también entusiasta, de
la caverna reaccionaria hispana, pero con el agravante de que incluso la prensa
supuestamente socialdemócrata como El País, apoyara cínicamente el “carmonazo”
que, suponían, amparaba los intereses españoles en Venezuela.
¿No les suena a
conocido el estribillo de que se apoya a Venezuela dando un golpe de estado
“legal”? Vemos como la historia se repite y es que no aprendemos. Lo de ahora
es casi un calco del 2002 incluyendo el denigrante papel lacayuno de la
socialdemocracia española, desde Felipe González al gobierno Sánchez, y de la
supuestamente democrática y legal Unión Europea, acosados unos y otros por los
vociferantes guirres de una derecha cada vez más fascistoide. Nada nos extraña
conociendo los tristes papeles jugados en Libia o Siria. Hasta tal punto llega
el parecido que la primera rata venezolana en Washington en abandonar el barco gubernamental,
tanto antes cuando el carmonazo como ahora con el “Guaidocazo”, ha sido el
agregado militar en la capital gringa. ¿Casualidades o causalidades?
Antes como hoy –y
como en el Chile de Allende- se comenzó por la guerra económica y la mediática.
A Venezuela el acoso gringo a su economía le ha costado alrededor de 20.000
millones de $ USA en 2018 y más de 1.600 millones en pérdida de valor de las
empresas. Llega al punto que se han bloqueado las reservas internacionales de
oro de Venezuela en otros países. Como ejemplo ahora mismo Londres retiene oro
venezolano por valor de unos 600 millones que, probablemente, ya haya vendido
en el mercado.
Lo triste es que
toda esta historia está basada en una supuesta ilegalidad del gobierno
Venezolano de Nicolás Maduro y la “legalidad democrática” del autoproclamado
“Presidente” basado en el Art 233 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, que establece que la Asamblea Nacional puede
proclamar un presidente interino en caso de “falta absoluta del Presidente” y
enumera las causas de esa “falta absoluta” como “muerte, renuncia, destitución
o incapacidad física o mental”. El autoproclamado Juan Guaidó aduce la
destitución de Maduro como causa, pero, de nuevo la Constitución prevé que “la
destitución tiene que ser decretada por el Tribunal Supremo de Justicia y,
posteriormente, aprobada por la Asamblea Nacional” Pues el señor Guaidó se ha
saltado a la torera la Constitución aconsejado por sus mentores gringos y
criollos, pero de legalidad de unos y otros, datos por delante, hablaremos de
otra vez.
Quiero ver ahora el panorama visto desde el
Estado Español y, más concretamente, desde esta colonia de Canarias. Se
especula con que el Tribunal Superior de Justicia venezolano es un poder
progubernamental y, por ende, manejable desde el gobierno. Con eso se justifica
el hecho de que España, como toda la esfera de influencia gringa Israel, OEA y
UE incluidos, nieguen legitimidad al gobierno de Maduro y se la concedan, en
cambio, al autoproclamado Guaidó y a la Asamblea Nacional en desacato según ese
TSJ venezolano. Me pregunto entones, teniendo en cuenta, y a los hechos me
remito, que el TSJ español es mucho más banal, prevaricador y progubernamental
que el denostado como tal de Venezuela, ¿cómo es posible que los dirigentes
políticos catalanes responsables del Procés y de la Declaración Unilateral de
Independencia lleven más de un año en la cárcel sin juicio o en el exilio y que
al Parlament Catalá se le anulen por sentencia del TSJ de España las resoluciones
que posibilitaron un Referéndum Democrático pero, mutatis mutandi, en Venezuela
los responsables de este golpe llamen incluso a la subversión y sigan en las
calles campando a sus anchas? Esas resoluciones catalanas, refrendadas por un
Referéndum popular al que se le niega validez por el Estado Español son
ilegales ¿pero la autoproclamación en una plaza pública caraqueña de un
pseudo-presidente títere si es legal y democrática?
Propongo que, en
virtud de la “legalidad imperial” que practica el gobierno español en su
antigua colonia americana, busquemos un Juan cualquiera que proclame la
Independencia de esta colonia africana y que imponga un plazo de ocho días al
Gobierno Español para que la valide o, en el peor de los casos, que el muy
constitucional Clavijo “el Afuchado” convoque con urgencia unas elecciones a un
Parlamento Canario Constituyente que la lleve a cabo y ordene el abandono
inmediato de este país por parte de las tropas y policía españolas.
Francisco Javier
González
Gomera. Noroeste de
África a 27 de enero de 2019.
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