DOLORIDO Y DE RODILLAS
Rafael ZAMORA MÉNDEZ-.-*
Ser comprensivo es
el que, observándose a sí mismo, excusa a su prójimo.
Saber a tiempo
lavar el cerebro, es CARIDAD.
Toda posible
inducción es aquella que lleva sin peros, ni peras, a una digna y laudable acción moralizante.
Es imprudente,
aquel que perdiendo la cabeza, intenta jugar con los individuales caprichos de
una insondable tenacidad.
Tenemos que saber
batallar, empleando por completo el ser,
exclusivamente en desmesurada defensa de aquello que nos sea
indispensablemente necesario y lícito.
Cada día, se
observa, se ven, se comentan factibles hechos, de tal forma y manera, que
parecen perjudiciales sueños, aterradoras pesadillas, inclusive,
recalcitrantes, retorcidos, compungidos o muy
desafortunados paradigmas, en el magín y entrañas de un atribulado
prójimo, azuzando todos sus legales derechos, sin tener en cuenta, el
estremecedor mal que le va a suministrarle a centenares de desvalidas personas,
al margen del sórdido asunto.
Se rumorea que en un
bien clasificado CENTRO RESIDENCIAL de nuestra Provincia, ubicado en un alto y
estratégico paraje geográfico de insólita vista panorámica, en muy apurado
espacio de tiempo, tendrá que ser legalmente clausurado, debido a la resonante
demanda de un cercano vecino, ya, fijo triunfador en su expuesta querella, en
la que, sin paliativos, alegaba que...”la excesiva altura del mencionando
edificio, le despojaba por completo, de tantas donosuras oculares”.
Por lo visto, aquí
no existe otra remota perspectiva de común conformidad, obra de trastornados
romanos y para opulentas Empresas, que la de fomentar derrumbar el último de
los pisos, con todas sus dispares cercanías, recriminando de antemano, ya sin
opcional remedio, a los listillos avispados fabricantes que, en su ya remoto
día, sin temor a futuras factibles malas consecuencias, consintieran la
perjudicial realización de esta arrechuchada autorizada obra.
En la misma, tienen
afectiva, necesaria y solícita admisión de habitabilidad , 80 seres concertados
y 100 más de particular monopolio, que, forzosamente, de la noche la mañana,
como desamparadas aves si caluroso nido,
tendrán que abandonar el paraje, dejando tirados, a la deriva, sin oficio ni
beneficio, a los múltiples empleados que en ella, actualmente están practicando
sus respectivos oficios, con aleccionadora capacidad y modélico cometido.
¿Es posible que,
sacando a todos estos ocupantes, en sus aperos de ruedas y con afilados años
sobre las encorvadas espaldas, apostándoles apiñados, como en plan de consentida
de huelga, afuera del circunscrito, en
primera alineación, no se le conmueva el alma al reclamante y, de una vez por
todas, les deje morar en apacible paz, durante los años que DIOS quiera
concederles de existencia?
SUPLICANTES, DE
RODILLAS, somos muchos los predispuestos a efectuarlo, a ver si en un bienhechor y benévolo alarde de
humanitario altruismo, este atento señor, se arrepiente a tiempo y, de una vez
por todas, reparando la desfavorable plana, resuelve uno de los más reflexivos
y peligrosos aprietos reinantes que ante la vista tenemos!
Para cuantos
podamos repartir el bien o enmendar los males, tenemos que recordar que la vida
son dos transitorios días; que en un rasgar y bloquear de ojos, peregrinaremos
para siempre, dejando en este quejumbroso planeta, la valiosa estela de las
benefactoras acciones que hayamos ejecutado.
Para los que así no
lo crean, como despedida de esta abrumadora crónica, aquí les dejo los adecuado
versos del hispano gran juglar Gaspar Núñez de Arce, vallisoletano, fallecido a
la edad de los 70 abriles, en 1903:
CONCIENCIA NUNCA
DORMIDA,
MUDO Y PERTINAZ
TESTIGO,
QUE NO DEJAS SIN
CASTIGO,
NINGÚN CRIMEN EN LA
VIDA.
LA LEY CALLA, EL
MUNDO OLVIDA,
MÁS¿QUIÉN SACUDE TU
YUGO?
AL SUMO HACEDOR LE
PLUGO,
QUE A SOLAS CON EL
PECADO,
FUERAS TÚ PARA EL
CULPADO,
JUEZ, DELATOR Y
VERDUGO.
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