jueves, 13 de octubre de 2022

YA NO HAY PORQUÉ NI PARA QUÉ

 

YA NO HAY PORQUÉ NI PARA QUÉ

Eduardo Sanguinetti es filósofo, poeta y performer.

"Más allá de la desesperación y de la desilusión, existe siempre la ausencia de cosas peores..." (De mi libro CuCu-DoDo, final en forma ordenada, Ed. La Cifra, 2000)

Detrás de la exclusión económica del escritor se esconde una larga exclusión de la escritura en el nivel de lo imaginario, con sentido de devenir en destino. La escritura en sí no tiene status, no vale más que por su soporte escénico (hablado o cantado). En consecuencia, si se habla con propiedad, el escritor no tiene lugar en la sociedad.

 

Jean Paul Sartre desarrolla a propósito de Gustave Flaubert el concepto de neurosis objetiva como motor de la escritura. El concepto se puede trasponer, y se podría hablar aún de un sufrimiento objetivo, de una queja continua, que atraviesa los textos argentinos desde hace un par de décadas deben confrontar, con impresos laminados, pasquines de ocasión, publicados y promocionados por trama de medios mercenarios, de oportunistas y especuladores, que desean al final de un sendero de delitos consumados de todo tipo, ser autores perteneciendo a un espacio que le es ajeno, ¿para qué Mauricio Macri?, lanzando el libraco del mes, construido por escribas, mandarines y mandaderos del poder omnímodo de las mafias destructoras de la cultura en su concepción de arte-naturaleza y vida, en beneficio de la reflexión de enriquecer la vida, con el motor de la escritura y el estatuto del escritor, dejando su vida tras la lucha permanente contra el pernicioso accionar de los empresarios fraudulentos, apuntalados incluso por colegas de nalgas blandas, abiertas a ser penetradas por el mejor postor...

 

De todos modos las masas abigarradas de los mononeuronales anestesiados que acceden a la compra del pasquín editado y bien pago en la editorial otrora de renombre, agotan los stocks de este ejemplar, facturado para cumplir función de papel higiénico, publicitado en muros, transporte público, medios mafiosos y todo lo que hace al espacio que debería estar libre de basura psico-biodegradable.

 

La burguesía, el "medio pelo" en leve ascenso compra el ejemplar que luego forma parte de una pequeña biblioteca conformada por ejemplares de similar contenido, que en portada luce el rostro amorfo inorgánico del pseudo-autor... lo que anuncia la muerte del autor-dios, el poeta de Charles Baudelaire que paseaba por el fango dorado de las ciudades, este ser predestinado a visualizar e imaginar otro mundo posible, ya no existe.

 

He derribado las fronteras y los mitos, los mitómanos siguen tensos, no encuentran ficciones alegóricas ni fábulas para pintar su piel. Se vuelven herméticos y diurnos.

 

Un pájaro cae sobre la grafología sin compasión alguna, y Julio Cortázar, pasea solo por las calles de París. La velocidad especula, consume al invasor. Las ideas sin embargo dejan desnuda la batalla. Ya no hay porqué ni para qué Mauricio.

 

La falsa cultura besa en la boca al enemigo y luego lo penetra, mientras la manada se distrae y abre los brazos con signo acogedor y complaciente. Luego la manada es tomada como rehén y asiste con placer a su exterminio.

 

Jóvenes ideales pasan. Hablan de referentes de no sé qué muerto con las vísceras fuera o de pasar con rapidez las pruebas de oposiciones o de suposiciones, de objeciones. Ya no. Ya nadie objeta nada. Tú mismo puedes ser un infiltrado. Un ser social o antisocial, a quién le importa.

 

Hay demasiados muertos sin vigencia, demasiados perseguidos por disentir, sentenciada la calle por el prostíbulo político que promueve a sus 'héroes' en pantallas de TV... La vida guiña su ojo económico y la mesa de enlace no consigue desenlace. En medio del drama que se ha gestado, ruidosamente, deviene decir que nadie es inocente, hay numerosos premios al mejor delator, alcahuete, chismoso y traidor... Ah! y cobarde.

 

El milenio se corta las venas, no le interesa el tema. Un imbécil, un enigma, una clave... qué importa. Paralizados en la anarquía de la página, adoran la justicia cuándo está de su mano.

 

¡Socorro!... ¿Dónde estás corazón?... Un rumor, una niebla. Un sueño. Cerré los ojos y el aire resbaló. La inquietud consumía inquietudes y caminos. Y es imperativo caminar. Hacer de la voz un espacio posible, para que caigan conceptos totalitarios y formas en proceso de eliminar el milagro de la aventura de vivir.

 

Pero quién puede contener a los insectos, sin mancha de pecado original, son sumamente repetidos, ubicuos y oscuros en su mirada turbia. Dioses de batallas económicas, hoy, principio y fin de todas las cosas. Santo y seña sin mostrar el revés de sus sueños porno... Y ahí están los indispensables, los siempre amigos, reptando hacia la cima... Prostitutas enloquecidas, eunucos sin cabeza jugando anestesiados, legitimados por las nuevas deidades del Olimpo, del circo kitsch, conducido por Alberto el presidente tibio y reculador… Y las hordas de neo-nazis avanzan sobre el planeta todo, reivindicando dictaduras de genocidas bestiales, sedimentos de deposiciones o mierdas recientes, como prefieran... es cuestión de detalles.

 

Y ha llegado la bestia fluyente del tercer milenio, prohombre sin coeficiente, pero de garras afiladas, vomitando búsquedas de objetivos. Todos se contagian de sus ideas fijas, hacen y deshacen planes y estrategias. Los buenos por aquí, los malos por allá. Prohibido mezclarse colores y razas, para evitar disturbios. Se ruega devolver a los insumisos y poseedores de ideas a su lugar de origen. El origen cierra también las puertas, y la tierra de nadie recoge el desperdicio, restos humanos respirando la atmósfera podrida de un milenio de grandes muertes.

 

No he dormido todavía, sigo estando en ayer, hoy es reciente. Nada. Apenas. Y una mujer busca en la mañana un instante de sueño para dormirse en ayer. Lo has conseguido... La verdad fue violada en toda su evidencia, ¿no es razón suficiente?... En toda su evidencia la verdad fue violada, ¿no es suficiente?

 

(*) Filósofo, poeta y performer

No hay comentarios:

Publicar un comentario