YA NO HAY PORQUÉ NI PARA QUÉ
Eduardo Sanguinetti es filósofo, poeta y performer.
"Más allá de la desesperación y de la desilusión, existe siempre la ausencia de cosas peores..." (De mi libro CuCu-DoDo, final en forma ordenada, Ed. La Cifra, 2000)
Detrás de la exclusión económica del escritor se esconde una larga exclusión de la escritura en el nivel de lo imaginario, con sentido de devenir en destino. La escritura en sí no tiene status, no vale más que por su soporte escénico (hablado o cantado). En consecuencia, si se habla con propiedad, el escritor no tiene lugar en la sociedad.
Jean Paul Sartre
desarrolla a propósito de Gustave Flaubert el concepto de neurosis objetiva
como motor de la escritura. El concepto se puede trasponer, y se podría hablar
aún de un sufrimiento objetivo, de una queja continua, que atraviesa los textos
argentinos desde hace un par de décadas deben confrontar, con impresos
laminados, pasquines de ocasión, publicados y promocionados por trama de medios
mercenarios, de oportunistas y especuladores, que desean al final de un sendero
de delitos consumados de todo tipo, ser autores perteneciendo a un espacio que
le es ajeno, ¿para qué Mauricio Macri?, lanzando el libraco del mes, construido
por escribas, mandarines y mandaderos del poder omnímodo de las mafias
destructoras de la cultura en su concepción de arte-naturaleza y vida, en
beneficio de la reflexión de enriquecer la vida, con el motor de la escritura y
el estatuto del escritor, dejando su vida tras la lucha permanente contra el
pernicioso accionar de los empresarios fraudulentos, apuntalados incluso por
colegas de nalgas blandas, abiertas a ser penetradas por el mejor postor...
De todos modos las
masas abigarradas de los mononeuronales anestesiados que acceden a la compra
del pasquín editado y bien pago en la editorial otrora de renombre, agotan los
stocks de este ejemplar, facturado para cumplir función de papel higiénico,
publicitado en muros, transporte público, medios mafiosos y todo lo que hace al
espacio que debería estar libre de basura psico-biodegradable.
La burguesía, el
"medio pelo" en leve ascenso compra el ejemplar que luego forma parte
de una pequeña biblioteca conformada por ejemplares de similar contenido, que
en portada luce el rostro amorfo inorgánico del pseudo-autor... lo que anuncia
la muerte del autor-dios, el poeta de Charles Baudelaire que paseaba por el
fango dorado de las ciudades, este ser predestinado a visualizar e imaginar
otro mundo posible, ya no existe.
He derribado las
fronteras y los mitos, los mitómanos siguen tensos, no encuentran ficciones
alegóricas ni fábulas para pintar su piel. Se vuelven herméticos y diurnos.
Un pájaro cae sobre
la grafología sin compasión alguna, y Julio Cortázar, pasea solo por las calles
de París. La velocidad especula, consume al invasor. Las ideas sin embargo
dejan desnuda la batalla. Ya no hay porqué ni para qué Mauricio.
La falsa cultura
besa en la boca al enemigo y luego lo penetra, mientras la manada se distrae y
abre los brazos con signo acogedor y complaciente. Luego la manada es tomada
como rehén y asiste con placer a su exterminio.
Jóvenes ideales
pasan. Hablan de referentes de no sé qué muerto con las vísceras fuera o de
pasar con rapidez las pruebas de oposiciones o de suposiciones, de objeciones.
Ya no. Ya nadie objeta nada. Tú mismo puedes ser un infiltrado. Un ser social o
antisocial, a quién le importa.
Hay demasiados
muertos sin vigencia, demasiados perseguidos por disentir, sentenciada la calle
por el prostíbulo político que promueve a sus 'héroes' en pantallas de TV... La
vida guiña su ojo económico y la mesa de enlace no consigue desenlace. En medio
del drama que se ha gestado, ruidosamente, deviene decir que nadie es inocente,
hay numerosos premios al mejor delator, alcahuete, chismoso y traidor... Ah! y
cobarde.
El milenio se corta
las venas, no le interesa el tema. Un imbécil, un enigma, una clave... qué
importa. Paralizados en la anarquía de la página, adoran la justicia cuándo
está de su mano.
¡Socorro!... ¿Dónde
estás corazón?... Un rumor, una niebla. Un sueño. Cerré los ojos y el aire
resbaló. La inquietud consumía inquietudes y caminos. Y es imperativo caminar.
Hacer de la voz un espacio posible, para que caigan conceptos totalitarios y
formas en proceso de eliminar el milagro de la aventura de vivir.
Pero quién puede
contener a los insectos, sin mancha de pecado original, son sumamente
repetidos, ubicuos y oscuros en su mirada turbia. Dioses de batallas
económicas, hoy, principio y fin de todas las cosas. Santo y seña sin mostrar el
revés de sus sueños porno... Y ahí están los indispensables, los siempre
amigos, reptando hacia la cima... Prostitutas enloquecidas, eunucos sin cabeza
jugando anestesiados, legitimados por las nuevas deidades del Olimpo, del circo
kitsch, conducido por Alberto el presidente tibio y reculador… Y las hordas de
neo-nazis avanzan sobre el planeta todo, reivindicando dictaduras de genocidas
bestiales, sedimentos de deposiciones o mierdas recientes, como prefieran... es
cuestión de detalles.
Y ha llegado la bestia
fluyente del tercer milenio, prohombre sin coeficiente, pero de garras
afiladas, vomitando búsquedas de objetivos. Todos se contagian de sus ideas
fijas, hacen y deshacen planes y estrategias. Los buenos por aquí, los malos
por allá. Prohibido mezclarse colores y razas, para evitar disturbios. Se ruega
devolver a los insumisos y poseedores de ideas a su lugar de origen. El origen
cierra también las puertas, y la tierra de nadie recoge el desperdicio, restos
humanos respirando la atmósfera podrida de un milenio de grandes muertes.
No he dormido
todavía, sigo estando en ayer, hoy es reciente. Nada. Apenas. Y una mujer busca
en la mañana un instante de sueño para dormirse en ayer. Lo has conseguido...
La verdad fue violada en toda su evidencia, ¿no es razón suficiente?... En toda
su evidencia la verdad fue violada, ¿no es suficiente?
(*) Filósofo, poeta
y performer
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