LO QUE EL REY ESPERA
ANA PARDO DE VERA
Letizia y Felipe VI esperan en el Rolls-Royce los 50 segundos que se
retrasó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.- EFE
Ya vimos venir hace tiempo lo de Vox y su protesta en el Congreso contra Pedro Sánchez por haber hecho esperar al rey y a la reina dentro de su Rolls-Royce Phantom IV durante 50 segundos, aguardando a que llegara el presidente del Gobierno ("He salido a menos cuarto, cuando me han dicho", aseguró en los corrillos de la recepción real) y los recibiera para comenzar los actos militares del 12 de Octubre, en el madrileño Paseo de la Castellana.
Dijo Juan Carlos
Monedero una vez que "Vox es el PP con unas copas", un partido venido
arriba, sin complejos y sin vergüenza en su ideología extrema, desinhibido y
sin que nadie le dé un café con sal cuando derrapa, o sea, todo el tiempo.
Efectivamente, Vox fue el PP y abandonó éste porque el partido liderado entonces
por Mariano Rajoy le parecía a Santiago Abascal, su líder-de-momento (esa es
otra historia), un blando que no hacía frente, sobre todo, al independentismo,
al nacionalismo, a la amenaza contra la unidad de España y a ETA, que ya había
sido derrotada en 2010, pero que habita aún en la imaginación de estos seres y
los del PP.
Fíjense adónde
llega el ridículo de esta gente defendiendo al jefe del Estado por un error de
protocolo, seguro que involuntario, que la más breve anécdota hasta ahora entre
Felipe VI y Sánchez me ha recordado al episodio del "¿Por qué no te
callas?" que Juan Carlos I emérito dedicó al entonces presidente de la
República (subrayo República) de Venezuela, Hugo Chávez, en una Cumbre
Iberoamericana en Santiago de Chile. Doy fe, porque esta plumilla estaba allí,
del terremoto que sacudió las salas que nos alojaban a todos y que se sintió
hasta la imponente Cordillera de los Andes.
El episodio es bien
conocido: ocho sufridos meses tardó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero
en restaurar las relaciones diplomáticas con Caracas, pasados los cuales, Juan
Carlos I y Chávez se encontraron en el Palacio de Marivent (Mallorca) ... con
55 minutos de retraso, los que el presidente venezolano hizo esperar al jefe de
Estado, seguro y aunque nadie lo confirmó oficialmente, como venganza por el
episodio autoritario en Santiago delante de todos los jefes de Estado y de
Gobierno de España y Latinoamérica.
Nadie rechistó
sobre la espera -salvo el rey dentro de Marivent, pero tan dentro, que no le
dejaron decir ni ¡mu! fuera- y todo el mundo entendió el derecho de Chávez a
dar plantón al rey después del bochornoso espectáculo de ocho meses antes.
¿"Nadie"? No. Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición, pidió a
Chávez "respeto institucional, a España y a sus líderes
institucionales" (¿?), y que dejase "presentarse a las elecciones
venezolanas a partidos como el nuestro" (¿?). Menos mal que esta boutade
se dijo en León y apenas tuvo eco, por cansancio o por agotamiento de la
prensa.
Ni el rey ni la
reina fueron preguntados este miércoles por la tardanza veloz del presidente
del Gobierno en la recepción posterior al desfile; tampoco dijeron nada motu
proprio ni lanzaron un SOS a Vox, pero el partido de ultraderecha se ha erigido
en el máximo defensor de la Corona, como en su día el PP, que esta vez se
limitó a unos cuantos tuits de reproche a Sánchez por parte del alcalde de
Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y alguno más haciendo el ridículo; poca
cosa, en todo caso, comparado con el esperpento de Vox en la Cámara Baja.
Lo que piensa
Felipe VI de todo esto, lo que pensaría Juan Carlos I de las palabras de Rajoy
cuando se trataba de pasar página deprisa y corriendo, es un misterio, pero
podemos imaginarlo: si solo defiende a la monarquía la (ultra)derecha,
utilizándola como una de sus banderitas, pulseritas o viseritas para
reivindicar la unidad de España por sus huevazos (sic), ¿qué nos queda esperar
ya? Imaginen, y es maravilloso...
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