A “MUDA” DE LAS CABRAS EN GRAN CANARIA SE RECUPERA LA TRASHUMANCIA
POR CABREROS DE AGAETE
FRANCISCO JAVIER GONZALES
Antes de que los
españoles aparecieran por estas ínsulas africanas nuestros antepasados eran
fundamentalmente ganaderos. Pastoreaban a la oveja canaria pelibuey, sin más
lana que la escasa del rabo, propia del Norte de África y especialmente
adaptada a climas cálidos, pero, sobre todo, convivían con y para las cabras,
esto es, eran cabreros de nacimiento.
Tanto era así que, incluso después de la invasión, nuestros ancestros, tanto libres como esclavos seguían ligados al ganado, a las cabras. Los conquistadores intentaron sustituir a los cabreros indígenas por pastores españoles traídos de los áridos campos castellanos, pero no pudieron sustituir a los pastores indígenas. Así lo encontramos reflejado en el Acta del Concejo celebrado en la isla de Tenerife por el Cabildo el 17 de mayo de 1506 por el que, en secreto, se acordó expulsar a los cabreros guanches alzados “porque son ladrones y roban toda la isla y destruyen ganado, de lo que se queja todo el pueblo”. El acuerdo se tomó para ser ejecutado cuatro meses después, pero NUNCA se ejecutó. ¿Por qué? Pues es sencillo, porque necesitaban ese plazo para traer a los pastores foráneos…que nunca llegaron porque los españoles sin fortuna en lo que pensaban era en las riquezas y el expolio de la recién invadida América y no en cuidar el ganado del que se habían apropiado los invasores.
Los huidos y
alzados vivían del ganado que tomaban por ser de sus padres y abuelos. Lo encontramos así reflejado en el proceso a
María Chinea en 1530, una gomera chipudana
de la que se asevera que formaba una “familia ponzoñosa, ella amancebada
con un pastor de Igualero, sus hijos son ladrones de ganado porque dicen que el
ganado de la isla era de sus abuelos y por eso habría que tomarlo”.
El ganado así
“recuperado” era utilizado también para “ahorrar” (alhorrar o liberar) a
esclavos para convertirlo en hombres “horros” (libres). Lo vemos en una
ordenanza del Cabildo tinerfeño de 1504 que ratifica otra de 1500 “de la que no
se encontró el pregón que obligaba a que los esclavos guanches no pudieran ser
“alhorrados” por compra a sus “dueños” si no hubieran sufrido 16 años de
esclavitud :“sea avydo por ley (hordençança) dende el dicho año de quinientos,
que todos los guanches y guanchas cativos non pudiesen ser horras syn servyr
primero diez e seys años a su señor, por los muchos dapños e robos que fazian
los dichos guanches pastores de los ganados, por que se ahorravan con los
dichos robos los unos a los otros con los ganados de sus señores”.
En todas las islas
se conocieron también las “apañadas” para coger al ganado que se criaba guanil.
El sistema se sigue usando en Fuerteventura, pero hasta hace años se practicaba
también –que yo conozca- en Gomera. Lástima que hoy hay Cabildos que pagan para
que maten a tiros al ganado guanil y no se permite el apañar a esas cabras
guaniles por los cabreros de la isla.
En las islas de
mayor relieve y montes cumbreros se usaba la “muda”. En Tenerife, rebaños de
miles de cabras, sobre todo de los cabreros sureños, su mudaban de las costas a
las Cañadas del Teide. El último cabrero que hacía la muda a Las Cañadas fue
Juan Carballo, de Izaña, hasta que en 1954 se declaró Parque Nacional y en el
56 subió con su ganado Juan la última vez. Todavía allí subsisten las cabañas
que se usaban para los cabreros, pero ya no hay cabras. Han importado muflones
para recreo de cuatro caciquillos. El hijo de Juan, Nicomedes Carballo Fariña,
“el Negro”, en Chivisaya, fue tal vez, con sus 85 años a cuestas el último en
subir a las cumbres por 2015 y en 2017 murió el chasnero Isidro Casanova,
cabrero y poeta, que mudaba sus cabras a la zona de Guajara hasta que aparecían
las nieves. En uno de sus poemas Isidro relataba toda su experiencia, desde
niño, con sus cabras, su vida, en suma:
Me satisface decir
mi memoria es la de
un chiquillo
yo fui aquel mago
pastorcillo
que en esas cumbres
andaba
con mi patita a la
llana
y velando por mis
cabras
En Hierro era “la
mudada” de muchas familias enteras, con todos sus bártulos de una zona a otra
de la isla según la estación. En La Palma, desde tiempos precoloniales, los
pastores de los cantones de Tagalguen, Tijarafe, Tagaragre, Tenagua, Tedote y
Adeyahamen abandonaban las costas en verano para subir hacia la Caldera de
Taburiente donde siguen abundado los abrigos de piedra seca para los cabreros
auaritas.
En Gran Canaria
sucedía lo mismo, convergiendo en los altos los ganaderos de la costa. Es
probablemente la única de nuestras islas en que la trashumancia –la “muda”- se
mantiene. Hasta el año pasado seguían ovejeros trashumando con sus ovejas,
aunque cada año el número de pastores realizando la muda ha ido disminuyendo
peligrosamente. Se ha recuperado, hay que decirlo, la “pela” a tijera de las
ovejas que parecía también que iba a desaparecer.
La última muda de
ganados mixtos de cabras y ovejas fue en 2008, pero cuando se llevó a cabo la
última trashumancia de ganado caprino solo, sin ovejas, nadie la recuerda. Por
suerte para nuestra cultura ancestral ha resucitado.
Ismael García
Jiménez, su compañera y su hermano, después de conseguir los permisos
reglamentarios para atravesar Tamadaba sin que las cabras salieran de la ruta
marcada ni causaran daño alguno al paisaje, partieron con su rebaño desde su
lugar habitual en Las Longueras, en pleno centro del Valle de Agaete a mediados
de septiembre. El día estaba lluvioso pero las cabras, a las que no les gusta
desplazarse en días así, se portaron magníficamente. Por el ancestral “Camino
de San Pedro” subieron hasta Tamadaba y la cruzaron para llegar a su destino en
Guardaya de Arriba (Guardaya Oeste) perteneciente al municipio de Artenara, al
pie y al sur del Andén Alto.
Se arriesgaron a
subir porque el invierno en estos años atrás no parecía darse prisa, pero el
subir, en verdad ha meritado la pena. Las cabras están a gusto, hay monte,
buena hierba verde y agua pa’los animales. La temperatura ha sido buena y la
cara sur de Artenara se muestra magnífica.
Es la primera vez
en muchos años y la antigua estructura construida para albergue de los pastores
ha perdido puertas y ventanas, no hay electricidad ni se puede decir que sea un
lugar cómodo, pero tiene techo lo que basta para que se guarezcan. La pariera
se ha mostrado generosa en preciosos baifos y buena leche de las madres.
Incluso un par de machos garañones guaniles se han acercado al olor de las
hembras. Los han cogido y bajado hasta el Valle, demostrando que no se precisa
acabar a tiros con el ganado guanil El ordeño se hace a diario y la leche se
baja hasta Agaete para convertirla en el queso de un sabor que nunca puede dar
un ganado estabulado.
La familia García
Jiménez ha demostrado que se puede tener ganadería caprina extensiva sin causar
daños al paisaje y que, aunque necesite esfuerzos, se puede mejorar las
instalaciones y hacerla grata y rentable.
La “muda” de los rebaños de cabras, esa vieja
costumbre conservada desde tiempos inmemoriales, felizmente, ha resucitado.
Terminando el año regresarán al Valle hasta la
muda próxima.
Adjunto las fotos
sacadas por Ismael porque nos demuestran la belleza del ganado y de los
cabreros lanza en mano, enmarcado el conjunto con el fondo, enormemente
atractivo, del paisaje cumbrero grancanario que acompaña y hermosea los días y
los sueños de los esforzados cabreros grancanarios.
Gomera a 28 de
octubre de 2022
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