RAÚL GARCÍA Y SU DEFENSA DE
LA JUSTICIA SOCIAL
La
postura del jugador del Athletic Club, que aboga por una sociedad más
igualitaria, sorprende por la escasa predisposición de los futbolistas a
mojarse en asuntos fuera de su actividad profesional
RICARDO URIBARRI
Raúl García sostiene el balón en un partido de LaLiga.
Nos hemos acostumbrado en los últimos años a conocer casos de profesionales relacionados con el fútbol a los que la Hacienda española les ha abierto un proceso por intentar defraudar al fisco. Por eso, que salga un futbolista como el navarro Raúl García, actual integrante del Athletic Club, mostrando un punto de vista totalmente opuesto al reconocer que está “encantado” de que le suban los impuestos con tal de que la gente que lo está pasando mal pueda llevar una vida más digna, tiene que ser resaltado como se merece. Por demostrar que en su colectivo también hay gente que no vive metida en una burbuja, como muchas veces se les achaca, y por dar ejemplo a personas de distintos ámbitos de la sociedad, que disfrutando de una posición económica desahogada que les permitiría dar ese mismo mensaje de solidaridad, optan por no hacerlo.
En un momento en el
que ha sido noticia el anuncio del Gobierno de establecer el próximo año un
impuesto para los patrimonios de más de tres millones de euros, que afectará
únicamente a unos 23.000 contribuyentes, lo que representa un 0,1% del total,
el jugador ha explicado en una entrevista en El País que “vivimos en una
situación cómoda económicamente, pero a mí no me inhibe de las situaciones que
viven amigos míos, familia mía. Entiendo que la vida no es lo que yo estoy
viviendo. Por eso creo que hay que ser solidario. Nos van a hacer pagar una
tasa de solidaridad. Hay que entender el momento en que estamos si queremos un
Estado de bienestar en el que todo el mundo pueda tener una vida digna (…) Yo
entiendo que si me están cobrando unos impuestos… Cobrando no, recaudando, para
que todo el mundo se pueda beneficiar, yo lo entiendo y además quiero que sea
así. Encantado de que me suban los impuestos si van a lo que creo que debe ir”.
Los futbolistas
suelen huir de cualquier tema que les pueda resultar polémico. Prefieren obviar
todo lo que se salga de lo relacionado con lo ocurrido en un partido
No debería ser así,
pero que un futbolista muestre preocupación por los problemas habituales de la
gente llama la atención. Que Raúl diga que “parece mentira que estemos hablando
de que hay gente que no tiene empleo, que no llega a final de mes, que no tiene
dinero para la alimentación. Lo veo en amigos míos. Que una hipoteca de repente
te esté ahogando, con las dos personas de casa trabajando. O tener que
plantearte si vas a tener un hijo o no por tema económico” sorprende por lo
poco habitual que resulta escuchar algo parecido en su gremio. Una posición con
la que demuestra tener los pies en la tierra y que permite que la gente
empatice con él antes que con otros compañeros de profesión.
Los futbolistas
suelen huir de cualquier tema que les pueda resultar polémico. Prefieren obviar
todo lo que se salga de lo meramente relacionado con lo ocurrido en un partido.
Está claro que Raúl García no es de esos. A sus 36 años, y convertido en el
tercer jugador con más partidos en la historia de la Primera división española,
solo por detrás de Zubizarreta y Joaquín, ve las cosas con la perspectiva de la
experiencia, lo cual siempre ayuda. Pero para hablar públicamente de ciertos
asuntos sin temor a posicionarse hay que tener unos valores claros y
personalidad para exponerlos. No es fácil dar ciertos toques de atención, como
hace él en la entrevista, del tipo de “hoy en día, en el fútbol, es como que la
gente joven tiene demasiadas fáciles las cosas, tienden a hablar más de
derechos que de obligaciones. Y en la sociedad pasa un poco lo mismo”. Ya hace
un año, señaló en una entrevista en Goal que “vivimos en una sociedad en la que
gusta mucho aparentar. No sé por qué. Una de las cosas que no he entendido
nunca es eso de aparentar ser alguien que no eres”.
Que a Raúl no le da
apuro ir a contracorriente, aunque pueda tirar piedras contra su propio tejado,
ya lo demostró cuando antes de la última Supercopa de España, que desde hace
unos años se celebra en Arabia Saudí, señaló que para él “no tenía sentido” que
el torneo se celebrará en ese país. “Solo tiene el sentido que todos sabemos
que tiene (el económico). Para mí no tiene sentido irse allí para jugar un
partido que creo que debería jugarse aquí. Ya no se piensa en el aficionado.
Ahora mismo lo que importa es generar e intentar sacar patrocinios y nos
estamos olvidando un poco de lo básico que hay en el fútbol, que es ese
ambiente que hace que los partidos sean diferentes, que la afición pueda
disfrutar con la familia, que los horarios sean lo más cómodos posibles…”.
Raúl García vuelve
a ir a contracorriente de esta visión, ya que para él “el futbolista no tiene
ninguna importancia en la sociedad”
Sobre la mayor
atención que debería recibir hoy en día el aficionado en el fútbol también
incide el navarro en la entrevista en El País: “Por los sueldos y por todo lo
que el fútbol mueve económicamente, tienes que buscar ingresos. Entiendo esa
parte, pero es que yo tengo muy claro que el fútbol es de la gente. ¿Hasta
dónde hay que ceder y que haya personas que quieran ir al fútbol y no puedan
porque no puedan pagarlo? Es un poco triste. Hay que buscar un equilibrio. No
vale pensar solo en lo económico”. Y preguntado sobre si ha merecido la pena el
camino que ha tomado el fútbol en los últimos años, donde parece que la
búsqueda de ingresos se impone por encima de cualquier otro aspecto, deja una
respuesta para reflexionar: “No sé. ¿Hace 50 años los futbolistas no eran
felices? ¿El aficionado no era feliz?”.
Las figuras del
fútbol se han convertido en ídolos para millones de personas, en modelos a imitar
para muchos. Sin embargo, Raúl García vuelve a ir a contracorriente de esta
visión, ya que para él “el futbolista no tiene ninguna importancia en la
sociedad. Para mí, importancia la tiene un profesor. Un profesor es el que
intenta educar o dar valores. Tenemos que valorar al profesor como se debe. Hay
que darle importancia a la gente que está en la base. Yo dejo a mi hijo en el
colegio, y la persona que está con mis hijos tiene una importancia increíble y
hay que darle esa importancia. Pero no se valora”.
En un sector, como
el del fútbol, donde la ostentación está a la orden del día, en el que muchos
de sus protagonistas se han convertido en figuras inaccesibles y donde todo
está enfocado al beneficio económico por encima de cualquier otra
consideración, reconforta encontrar a uno de sus integrantes decir que está de
acuerdo con que le suban los impuestos o que incluso confiese que es mejor
“buscar otra manera de encontrar ingresos o cobrar menos” que jugar la
Supercopa en Arabia Saudí. Conociendo su pensamiento, su manera de ver la vida,
de decir las cosas de forma directa, de poner siempre por delante la cultura
del trabajo y del esfuerzo a otras cuestiones, se entiende por qué es un ídolo
en Pamplona, Madrid, y Bilbao, los lugares donde ha desarrollado su carrera.
Pero también por qué, a pesar de ser un jugador desagradable para las aficiones
rivales, por su aspecto duro, por su fuerte carácter, por ser muy competitivo y
batallador en el campo (todo lo contrario a como es fuera, tímido e
introvertido), es capaz de cambiar prejuicios y ganarse el respeto y la
admiración de los demás.
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