NEGROS
JOSU AIZPURUA
La cigüeña con
destino africano, hacia el sur, pasaba por encima de EUZKADI y en ese momento,
las sorgiñak de Anboto desencadenaron una terrible tormenta de rayos y truenos,
que sorprendió a mi cigüeña, que, horrorizada, se refugió en Bilbao cerca de
San Mamés y allí me dejó varado mientras ella huía de vuelta. Y nací en Bilbao
bajo el franquismo fascista, cuando pude ser un negrito feliz que corría por el
Congo belga.
Debo confesarles que soy negro, pero el aire del Pagasarri me ha blanqueado y ahora soy como los demás txikiteros de cualquiera de las 7 Calles. Mi mujer es negra y mi hija es negra, pero yo parezco blanco, bueno, rosado, como me llamaba mi vecinita haitiana al verme en bañador.
Por eso deben
permitirme mis licencias de negritud ante la prepotente actitud de la raza
blanca etnocéntrica que me enerva.
Ukranianos y
Subsaharianos, llegan con la misma intención: huir de la desgracia y buscar una
nueva vida digna para ayudar a sus familias.
Pero, y aquí surge
mi indignación, a unos los reciben con música y a otros con concertina
Marlaskiana. Unos van a hoteles y otros al suelo del muelle. Por unos se
preocupan y a los otros los invisibilizan. ¿Será por qué son negros?
Quizás no, pues a
los del volcán sin nombre, que se quedaron sin casa, les dan, cuando les dan,
que la mayoría sigue de prestado, una especie de caja de zapatos o un
contenedor, pegados como en la playa, y que son lo contrario de lo que tenían;
viviendas unifamiliares de montaña. Y son blancos, aunque mirando fijo, un poco
morenos si son.
¿Y que me dicen del
cumpleaños del morenito? La tarta, las velas, y a la puñetera calle del recinto
de Menas. Cumplir 18 años es la condena del Mena, que según sale de su “casa”
ya le están identificando los cuerpos y fuerzas, para iniciar una caza
hasta convertirlo en delincuente. Felipe I no suele mandarles felicitación de
cumpleaños.
Ya verán lo
diferente que son los 18 para Leonor que para el Mena.
El payaso de Álex,
con el que me cayeron algunas “frías” cuando era negro, luego se casó con J. LO,
se blanqueó y produce una “medicina” para blanquear la cara de los negros. Y
tiene un gran éxito. Que pena; traidores hay todos los sitios.
Pero yo sigo
inasequible al desaliento en esta sociedad racista, necia e ignorante que aún
no se ha enterado que todos provenimos de África, y que nuestro mitocondrial es
único y de madre negra. La blanquitud trumpista, es estúpida además de invasora
para el indígena, que no indio, americano, con el que casi acaba la
colonización castellana, pero quedaron algunos que hoy le sacan los colores al que
en su nombre les visita. Ellos estaban antes del 7º de Caballería.
(ConmihijaTxeska)
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