viernes, 4 de enero de 2019

Z ó S


Z ó S
JM AIZPURUA
Mi apellido, originalmente HAITZ, fue castellanizado como AIZ, pero cuando llegué al Caribe se quedó en AIS y en Canarias lo sigue siendo. Un nuevo competidor muy potente le salió al idioma español supremacista unitario mesetario: el castellano de Despeñaperros para abajo y ultraperiférico.
Y es natural pues los mesetarios sois unos soseras (los vascos más) y el gracejo sureño y americano ha creado otro castellano mas divertido y que los canarios lideran.
La “sagrada unidad-unitaria monolítica”, se tambalea. ¿Dónde vamos a llegar?
Recuerdo que en R. Dominicana me discriminaban: “tú hablas con la Z”. Y yo podía sesear, pero mi origen vasco no me lo permitía y le seguía dando a la Z y con ello ahondando en los dos españoles; el de la S y el de la Z.
El sueño unitario castellano-español en este siglo XXI ya no tiene cabida.
Ningún españolito viene al mundo a que le hielen el corazón; vienen con unas ganas de pasárselo bien que no habrá censor ni inquisidor que lo contenga. Y la “raza española” que tanto gustaba al dictador, es hoy una mezcolanza mestiza, donde los mulatos ya son la mayoría.
¿A que ese “unionismo” peninsular y ultraperiférico? Con una UE mandona y vigilante ya no tiene el menor futuro. Que cada uno hable con S o con Z, y que en su tierra haga lo que pueda. “Madriz” ya no es el centro del Mundo.
Salieron de las acampadas del 15M muchos jóvenes madrileños que así lo entendieron, pero la pasada por la poltrona y la moqueta les está reblandeciendo la memoria. La plurinacionalidad que aparentan es una en la que las naciones también están centradas en Madrid y su concepto patriótico nacional. Una especie del sano regionalismo del Caudillo que interpretan como sano nacionalismo plurinacional (¿).
Pues va a ser que no.
Madrid, con Canarias solo tiene que dar excusas; por su colonización, por su abandono inversor, por su menosprecio habitual, por su suplantación de liderazgo isleño.
Castilla-Madrid, Euzkadi, Catalunya, Galicia y Canarias, son las bases de un Estado que siempre fue supremacista y represor castellano, y eso debe cambiar hacia una armonización respetuosa. Lo exige el siglo XXI, lo exigen los DDHH, y lo exige el rumbo adecuado de una UE.
Y esos jóvenes “españoles” castellano madrileños que quieren sentirse orgullosos de su patria, no deben avasallarnos a los que siempre nos sentimos orgullosos de la nuestra, aunque era sojuzgada. Deben reorganizar sus neuronas para aceptar la realidad plurinacional, sin preminencias, y convencer a sus paisanos imperialistas que los tiempos ya cambiaron.
Si se olvidan del argumento represor como fórmula de convivencia y asumen que el respeto al diferente debe marcar el tono de la convivencia; irán por el buen camino.
Si se contagian del “historsmo” de sus paisanos, que se basa en conservar mentiras históricas, arreglar delitos de lesa humanidad como grandes gestas heroicas, esclavitud, piratería, desastres militares, corrupción generalizada, como algo grande, sublime, esencia del españolismo diferente al Mundo, algo que hay que conservar frente al relato judeo-masónico que quiere aniquilarnos: estarán cavando su fosa.
Hoy se revisa la historia, el relato, y hasta Gandhi está siendo derribado del pedestal por racista, pero ¿para cuando dejan estos españolistas de opereta el revisar su historia y su Caudillo? Son lacras que impiden el rehacer de un Estado apetecible.

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