JM
AIZPURUA
Mi apellido,
originalmente HAITZ, fue castellanizado como AIZ, pero cuando llegué al Caribe
se quedó en AIS y en Canarias lo sigue siendo. Un nuevo competidor muy potente le
salió al idioma español supremacista unitario mesetario: el castellano de
Despeñaperros para abajo y ultraperiférico.
Y es natural pues
los mesetarios sois unos soseras (los vascos más) y el gracejo sureño y
americano ha creado otro castellano mas divertido y que los canarios lideran.
La “sagrada unidad-unitaria monolítica”, se tambalea. ¿Dónde
vamos a llegar?
Recuerdo que en R. Dominicana me discriminaban: “tú hablas con
la Z”. Y yo podía sesear, pero mi origen vasco no me lo permitía y le seguía
dando a la Z y con ello ahondando en los dos españoles; el de la S y el de la Z.
El sueño unitario castellano-español
en este siglo XXI ya no tiene cabida.
Ningún españolito
viene al mundo a que le hielen el corazón; vienen con unas ganas de pasárselo
bien que no habrá censor ni inquisidor que lo contenga. Y la “raza española”
que tanto gustaba al dictador, es hoy una mezcolanza mestiza, donde los mulatos
ya son la mayoría.
¿A que ese
“unionismo” peninsular y ultraperiférico? Con una UE mandona y vigilante ya no
tiene el menor futuro. Que cada uno hable con S o con Z, y que en su tierra
haga lo que pueda. “Madriz” ya no es el centro del Mundo.
Salieron de las
acampadas del 15M muchos jóvenes madrileños que así lo entendieron, pero la
pasada por la poltrona y la moqueta les está reblandeciendo la memoria. La
plurinacionalidad que aparentan es una en la que las naciones también están
centradas en Madrid y su concepto patriótico nacional. Una especie del sano
regionalismo del Caudillo que interpretan como sano nacionalismo plurinacional
(¿).
Pues va a ser que
no.
Madrid, con
Canarias solo tiene que dar excusas; por su colonización, por su abandono inversor,
por su menosprecio habitual, por su suplantación de liderazgo isleño.
Castilla-Madrid,
Euzkadi, Catalunya, Galicia y Canarias, son las bases de un Estado que siempre
fue supremacista y represor castellano, y eso debe cambiar hacia una
armonización respetuosa. Lo exige el siglo XXI, lo exigen los DDHH, y lo exige
el rumbo adecuado de una UE.
Y esos jóvenes
“españoles” castellano madrileños que quieren sentirse orgullosos de su patria,
no deben avasallarnos a los que siempre nos sentimos orgullosos de la nuestra,
aunque era sojuzgada. Deben reorganizar sus neuronas para aceptar la realidad
plurinacional, sin preminencias, y convencer a sus paisanos imperialistas que
los tiempos ya cambiaron.
Si se olvidan del
argumento represor como fórmula de convivencia y asumen que el respeto al
diferente debe marcar el tono de la convivencia; irán por el buen camino.
Si se contagian del
“historsmo” de sus paisanos, que se basa en conservar mentiras históricas, arreglar
delitos de lesa humanidad como grandes gestas heroicas, esclavitud, piratería,
desastres militares, corrupción generalizada, como algo grande, sublime,
esencia del españolismo diferente al Mundo, algo que hay que conservar frente
al relato judeo-masónico que quiere aniquilarnos: estarán cavando su fosa.
Hoy se revisa la
historia, el relato, y hasta Gandhi está siendo derribado del pedestal por
racista, pero ¿para cuando dejan estos españolistas de opereta el revisar su
historia y su Caudillo? Son lacras que impiden el rehacer de un Estado
apetecible.
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