TU INFLACIÓN, SUS BENEFICIOS
"Los
beneficios indecentes en un contexto de crisis son las consecuencias de décadas
de legislación nacional y comunitaria a medida de las grandes
corporaciones"
DANI
DOMÍNGUEZ
Cartel
de Zara, empresa del grupo Inditex.
Juan Roig, presidente de Mercadona, reconocía el martes pasado que sí, que en su empresa habían subido los precios “una burrada”. Lejos de ser una confesión posterior a un examen de conciencia, el empresario valenciano justificó esta decisión: “Si nosotros no hubiéramos subido los precios, el desastre que hubiéramos generado en la cadena de producción habría sido impresionante”. Es decir, el problema no lo habría tenido Mercadona, sino sus proveedores. Lo han hecho por ellos.
Resultado: un
aumento en los beneficios de Mercadona en un 5% durante 2022 hasta los 718
millones de euros. Roig, gracias a dividendos, se ha embolsado 88 millones de
euros más los 11 millones de su salario como presidente de la cadena de
supermercados. En total, 99 millones de euros en un año: 3.367 veces lo que van
a cobrar sus empleados con más antigüedad tras la última subida de sueldo
anunciada en enero de este año.
Pero, a pesar de
estas cifras sangrantes en un contexto de crisis como el actual, Mercadona no
es, ni de lejos, la empresa española que ha hecho más negocio en 2022. Inditex
anunció un día después unas ganancias récord de 4.130 millones de euros, las
mayores de su historia. Solo Amancio Ortega aumentará su fortuna en 2.217
millones de euros gracias a los dividendos de la multinacional textil. Y todo
ello después de la huelga de dependientas de la compañía para lograr una subida
de sueldo cuya base se ha situado en 18.000 euros anuales para las empleadas
con menor antigüedad.
Y, de nuevo,
Inditex tampoco ha sido la multinacional española con más beneficios: la
superan, dentro del IBEX 35, Repsol, con 4.251 millones de euros, Iberdrola,
con unas ganancias de 4.339 millones de euros el año pasado, BBVA, con 6.420
millones de euros, o el Banco Santander, con 9.605 millones de euros.
En Más difícil
todavía (Deusto), el economista y catedrático de Economía Aplicada de la
Universidad de Sevilla Juan Torres define la inflación como una “tapadera”
utilizada por grandes empresas para incrementar sus márgenes y beneficios
extraordinarios. En España, el informe Análisis de la inflación, de CCOO,
demostró a mediados de 2022 que los beneficios fueron responsables del 106,3%
del aumento de los precios en el cuarto trimestre de 2021 y del 83,4% en el
primer trimestre del año pasado.
Así lo explica Torres:
“En la actualidad,
a diferencia de lo ocurrido en otros procesos inflacionarios, cuando ha habido
mayor capacidad de negociación por parte de las organizaciones sindicales y los
salarios aumentaban como respuesta a la subida de precios, apenas si han
crecido. Eso, unido a la cada vez mayor capacidad de las grandes empresas para
fidelizar a su clientela, invirtiendo en marketing y publicidad, y la pérdida
de competencia efectiva en mercados cada vez más concentrados, es lo que explica
que el actual proceso inflacionista tenga como una causa detonante fundamental
el aumento de los márgenes de beneficios empresariales”.
Este aumento de
poder oligopolístico es lo que permite, además, una mayor capacidad de
influencia en las decisiones políticas. Que las medidas adoptadas para paliar
la inflación hayan sido bajadas de IVA o rebajas de precios a costa del
presupuesto del Estado no es casualidad. En ambos casos, son medidas que no
afectan a los beneficios de estas empresas, es más, los financian. El impuesto
temporal a las ganancias extraordinarias a la banca y eléctricas es solo un
corrector provisional y paliativo que no soluciona los problemas estructurales.
Estos beneficios
indecentes en un contexto de crisis son las consecuencias de décadas de
legislación nacional y comunitaria a medida de las grandes corporaciones, que
han adquirido un poder omnímodo que nadie se atreve a cuestionar de una forma
real y que no tiene ningún contrapeso público. Un dominio tal que, en un
momento apacible para el poder económico, una empresa como Ferrovial decide
cambiar su domicilio social a Países Bajos en un alarde de antipatriotismo con
pocos precedentes.
La situación no va
a cambiar. No hay valentía política para ello, pero tampoco hay una mayoría
social que empuje. El discurso de los medios de comunicación de masas es
similar al expresado por el diputado de VOX en el Parlamento de Andalucía
Rodrigo Alonso: “Olvídense de los ricos, los ricos son ricos por naturaleza”.
Al igual que en la Edad Media la doctrina del derecho divino de los reyes
otorgaba a los monarcas un poder natural, absoluto e incuestionable, hoy, los
grandes empresarios cuentan con el beneplácito social, legislativo, político y
mediático para seguir engrosando sus fortunas mientras tú dejas de comprar
pescado porque su precio ha subido.
PD: En lo que se
tarda en leer este corto artículo (algo menos de cuatro minutos), Amancio
Ortega habría ganado prácticamente lo mismo que sus dependientas con menor
antigüedad en un año de trabajo: unos 18.000 euros.
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