sábado, 18 de marzo de 2023

LINEKER GOLEA A LA BBC Y CALIENTA EL DEBATE SOBRE INMIGRACIÓN

 

LINEKER GOLEA A LA BBC Y CALIENTA EL

 DEBATE SOBRE INMIGRACIÓN

LOURDES GÓMEZ

Gary Lineker perdió por tres días su puesto de presentador en la BBC. Fue apartado del programa estrella de fútbol, Match of the Day (El partido de la jornada), por criticar en Twitter el último plan de asilo del Gobierno de Rishi Sunak. “Esto es más que horrible”, escribió acerca del proyecto de ley que se está tramitando en el Parlamento de Westminster. El exdelantero del Barcelona calificó la propuesta de “cruel” y deploró que se esté justificando la construcción de una política de inmigración más restrictiva con “un lenguaje no muy diferente al que se usaba en Alemania en los años 30”. 

La ministra del Interior, Suella Braverman, y los medios conservadores británicos reaccionaron con furia a la comparación con el ambiente nazi lanzada por el popular comentarista, que tiene 8,9 millones de seguidores en Twitter. Lineker se negó a disculparse o retractarse y el director general de la corporación pública, Tim Davie, le cesó temporalmente de sus funciones. Juzgó que el fichaje mejor pagado de la BBC –cobró 1,35 millones de libras en 2021 como profesional autónomo– había incumplido las normas de imparcialidad de la casa al no cumplir la recomendación de no opinar sobre controvertidos asuntos de actualidad y cuestiones políticas partidistas.

Tres días después, y después de que varios invitados y comentaristas de fútbol se solidarizaran con Lineker y reventaran la programación del fin de semana, Davie dio marcha atrás. Autorizó el retorno del líder de Match of the Day sin exigirle una disculpa ni rematar la penalización inicial. Explicó que Lineker le había garantizado que respetaría el código de conducta hasta que concluya una revisión independiente de las normas de imparcialidad, sobre todo para esclarecer lo que pueden y no pueden decir los presentadores y comentaristas freelance de alto perfil mediático.

Greg Dyke, exdirector de la BBC, tachó de “ridícula” la decisión y advirtió que la acción ha dañado la reputación del medio público

Para entonces, el primer ministro Sunak había aireado su frustración por que el embrollo Lineker estuviera quitando espacio a la agenda política, tanto a su cruzada para “frenar los barcos” de migrantes a través del Canal de la Mancha como al programa de submarinos nucleares incluido en el acuerdo trilateral de seguridad y defensa entre Estados Unidos, Australia y Reino Unido, relanzado esta misma semana en San Diego. Para otros miembros del Gobierno y los medios de derechas, el magistral delantero centro de los años ochenta había ganado la jugada a la BBC.

“Lineker 1-0”, tituló The Times en su portada del martes 14. “Una victoria de 5-0 para Lineker”, puntualizó Greg Dyke, exdirector de la BBC, que tachó de “ridícula” la decisión de suspender al presentador y advirtió que la acción ha dañado la reputación de la televisión pública. “La percepción es que ha cedido a la presión del Gobierno”, dijo también. 

La portavoz laborista de Cultura, Lucy Powell, defendió la misma posición en un debate de urgencia en la Cámara de los Comunes. “Su Gobierno ha adoptado una deliberada estrategia de socavar a la BBC… ¿Cómo piensa que se ve desde fuera que aparten a un muy querido presentador por tuitear algo que al Gobierno no le gusta? A mí me parece la Rusia de Putin”, espetó a la secretaria de Estado, Julia Lopez, quien respondió por parte del Ejecutivo.

La noche anterior, cientos de personas se concentraron en la plaza del Parlamento para protestar contra el proyecto de ley de inmigración irregular, que superó su primer obstáculo en los Comunes con una mayoría de 62 votos. “Digamos a los parlamentarios conservadores que dejen ya la retórica deshumanizante, denigrante y repugnante que emplean al hablar de los refugiados”, urgió a las masas la laborista Nadia Whittome. “Los tories hablan de invasiones”, protestó a su vez el nacionalista escocés Stephen Flynn, “hablan de manadas, de cientos de miles y decenas de millones de personas que quieren venir a estas islas. Están mintiendo”.

Las denuncias de ambos diputados no sonaron muy disonantes con los tuits del presentador de la BBC. “No hay un enorme flujo de inmigrantes. Acogemos muchos menos refugiados que otros grandes países europeos”, escribió Lineker, quien, según relató su hijo, acogió a dos solicitantes de asilo en su casa. Los datos ministeriales registran más de 45.000 menores y adultos llegados en barcos a Reino Unido en 2022.

El Tribunal Británico de Apelación ratificó la legalidad de la polémica medida, pero frenó la expulsión de un primer grupo por irregularidades

¿Proyecto ilegal?

¿Ilegal proyecto de ley de inmigración? ¿Proyecto de ley de la inmigración ilegal? El título en inglés de la propuesta legislativa admite ambas traducciones y la versión original del texto da pie a seguir el juego dialéctico. La ministra del Interior, Braverman, comunicó a sus parlamentarios que “hay más del 50% de posibilidades” de que la ley sea incompatible con la Convención Europea de Derechos Humanos. Expertos apuntan a probables demandas ante el Tribunal de Estrasburgo por violación del derecho a la vida familiar, protección contra la tortura y la esclavitud moderna. Una agencia de la ONU ha adelantado que infringe la Convención del Refugiado. 

La ministra quiere retar de antemano las decisiones preliminares de los jueces europeos, que el año pasado abortaron su penúltima ocurrencia: la deportación de inmigrantes a Ruanda. El Tribunal Británico de Apelación ratificó posteriormente la legalidad de la polémica medida, pero frenó la expulsión de un primer grupo de migrantes debido a irregularidades en el proceso y, este martes 14 de marzo, la misma Corte dio luz verde para que diez extranjeros recurran su anunciada expulsión al país africano.

“Quien piense que este proyecto de ley acabará de una vez por todas con el problema de la migración ilegal, se equivoca. Cuando se cierra una ruta a los migrantes, ellos y los traficantes de personas encuentran otra vía”, advirtió la ex primera ministra Theresa May en los Comunes. La también extitular de Interior, que se propuso crear un “ambiente realmente hostil” para los migrantes en situación irregular, se ha alzado en adalid de los conservadores que piden contención a Sunak en su fórmula para “acabar con las pateras” que embarcan en Francia y Bélgica con destino a Inglaterra. La estrategia parte de un eslogan pegadizo que ya es promesa electoral: “Stop The Boats”.

May se abstuvo en la votación general del proyecto de ley. La misma táctica adoptaron otros diputados tories con la esperanza de que el Gobierno ceda algo en las siguientes fases de la tramitación para evitar derrotas en los Lores, donde está en minoría. Porque, como ha señalado el exministro de Justicia Robert Buckland, el Ejecutivo de Sunak “se arriesga a parecer culpable de autoritarismo ineficaz”.

 

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