LINEKER GOLEA A LA BBC Y CALIENTA EL
DEBATE
SOBRE INMIGRACIÓN
LOURDES GÓMEZ
Gary Lineker perdió por tres días su puesto de presentador en la BBC. Fue apartado del programa estrella de fútbol, Match of the Day (El partido de la jornada), por criticar en Twitter el último plan de asilo del Gobierno de Rishi Sunak. “Esto es más que horrible”, escribió acerca del proyecto de ley que se está tramitando en el Parlamento de Westminster. El exdelantero del Barcelona calificó la propuesta de “cruel” y deploró que se esté justificando la construcción de una política de inmigración más restrictiva con “un lenguaje no muy diferente al que se usaba en Alemania en los años 30”.
La ministra del Interior, Suella Braverman, y los
medios conservadores británicos reaccionaron con furia a la comparación con el
ambiente nazi lanzada por el popular comentarista, que tiene 8,9 millones de
seguidores en Twitter. Lineker se negó a disculparse o retractarse y el
director general de la corporación pública, Tim Davie, le cesó temporalmente de
sus funciones. Juzgó que el fichaje mejor pagado de la BBC –cobró 1,35 millones
de libras en 2021 como profesional autónomo– había incumplido las normas de
imparcialidad de la casa al no cumplir la recomendación de no opinar sobre
controvertidos asuntos de actualidad y cuestiones políticas partidistas.
Tres días después, y después de que varios invitados y
comentaristas de fútbol se solidarizaran con Lineker y reventaran la
programación del fin de semana, Davie dio marcha atrás. Autorizó el retorno del
líder de Match of the Day sin exigirle una disculpa ni rematar
la penalización inicial. Explicó que Lineker le había garantizado que
respetaría el código de conducta hasta que concluya una revisión independiente
de las normas de imparcialidad, sobre todo para esclarecer lo que pueden y no
pueden decir los presentadores y comentaristas freelance de
alto perfil mediático.
Greg Dyke, exdirector de la BBC, tachó de “ridícula”
la decisión y advirtió que la acción ha dañado la reputación del medio público
Para entonces, el primer ministro Sunak había aireado
su frustración por que el embrollo Lineker estuviera quitando espacio a la
agenda política, tanto a su cruzada para “frenar los barcos” de migrantes a través
del Canal de la Mancha como al programa de submarinos nucleares incluido en el
acuerdo trilateral de seguridad y defensa entre Estados Unidos, Australia y
Reino Unido, relanzado esta misma semana en San Diego. Para otros miembros del
Gobierno y los medios de derechas, el magistral delantero centro de los años
ochenta había ganado la jugada a la BBC.
“Lineker 1-0”, tituló The Times en su
portada del martes 14. “Una victoria de 5-0 para Lineker”, puntualizó Greg
Dyke, exdirector de la BBC, que tachó de “ridícula” la decisión de suspender al
presentador y advirtió que la acción ha dañado la reputación de la televisión
pública. “La percepción es que ha cedido a la presión del Gobierno”, dijo
también.
La portavoz laborista de Cultura, Lucy Powell,
defendió la misma posición en un debate de urgencia en la Cámara de los
Comunes. “Su Gobierno ha adoptado una deliberada estrategia de socavar a la
BBC… ¿Cómo piensa que se ve desde fuera que aparten a un muy querido
presentador por tuitear algo que al Gobierno no le gusta? A mí me parece la
Rusia de Putin”, espetó a la secretaria de Estado, Julia Lopez, quien respondió
por parte del Ejecutivo.
La noche anterior, cientos de personas se concentraron
en la plaza del Parlamento para protestar contra el proyecto de ley de
inmigración irregular, que superó su primer obstáculo en los Comunes con una
mayoría de 62 votos. “Digamos a los parlamentarios conservadores que dejen ya
la retórica deshumanizante, denigrante y repugnante que emplean al hablar de
los refugiados”, urgió a las masas la laborista Nadia Whittome. “Los tories hablan
de invasiones”, protestó a su vez el nacionalista escocés Stephen Flynn,
“hablan de manadas, de cientos de miles y decenas de millones de personas que
quieren venir a estas islas. Están mintiendo”.
Las denuncias de ambos diputados no sonaron muy
disonantes con los tuits del presentador de la BBC. “No hay un enorme flujo de
inmigrantes. Acogemos muchos menos refugiados que otros grandes países
europeos”, escribió Lineker, quien, según relató su hijo,
acogió a dos solicitantes de asilo en su casa. Los datos ministeriales
registran más de 45.000 menores y adultos llegados en barcos a Reino Unido en
2022.
El Tribunal Británico de Apelación ratificó la
legalidad de la polémica medida, pero frenó la expulsión de un primer grupo por
irregularidades
¿Proyecto ilegal?
¿Ilegal proyecto de ley de inmigración? ¿Proyecto de
ley de la inmigración ilegal? El título en inglés de la propuesta legislativa
admite ambas traducciones y la versión original del texto da pie a seguir el
juego dialéctico. La ministra del Interior, Braverman, comunicó a sus
parlamentarios que “hay más del 50% de posibilidades” de que la ley sea
incompatible con la Convención Europea de Derechos Humanos. Expertos apuntan a
probables demandas ante el Tribunal de Estrasburgo por violación del derecho a
la vida familiar, protección contra la tortura y la esclavitud moderna. Una
agencia de la ONU ha adelantado que infringe la Convención del Refugiado.
La ministra quiere retar de antemano las decisiones
preliminares de los jueces europeos, que el año pasado abortaron su penúltima
ocurrencia: la deportación de inmigrantes a Ruanda. El Tribunal Británico de
Apelación ratificó posteriormente la legalidad de la polémica medida, pero
frenó la expulsión de un primer grupo de migrantes debido a irregularidades en
el proceso y, este martes 14 de marzo, la misma Corte dio luz verde para que
diez extranjeros recurran su anunciada expulsión al país africano.
“Quien piense que este proyecto de ley acabará de una
vez por todas con el problema de la migración ilegal, se equivoca. Cuando se
cierra una ruta a los migrantes, ellos y los traficantes de personas encuentran
otra vía”, advirtió la ex primera ministra Theresa May en los Comunes. La
también extitular de Interior, que se propuso crear un “ambiente realmente
hostil” para los migrantes en situación irregular, se ha alzado en adalid de
los conservadores que piden contención a Sunak en su fórmula para “acabar con
las pateras” que embarcan en Francia y Bélgica con destino a Inglaterra. La
estrategia parte de un eslogan pegadizo que ya es promesa electoral: “Stop
The Boats”.
May se abstuvo en la votación general del proyecto de
ley. La misma táctica adoptaron otros diputados tories con la esperanza de que
el Gobierno ceda algo en las siguientes fases de la tramitación para evitar
derrotas en los Lores, donde está en minoría. Porque, como ha señalado el
exministro de Justicia Robert Buckland, el Ejecutivo de Sunak “se arriesga a
parecer culpable de autoritarismo ineficaz”.
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