BALAS DE GOMA PARA UNA DEMOCRACIA CON MORDAZA
MIQUEL RAMOS
Policías
antidisturbios usan pelotas de goma durante las cargas del 1 de octubre de 2017
en Barcelona.- EFE
Faltaba menos de un mes para las elecciones generales de diciembre de 2015. Daniel tomó el micrófono en uno de esos programas sobre actualidad política que invitaba a los diferentes candidatos para que se sometieran en directo a las preguntas de los ciudadanos. ¿Usted qué opina de la Ley Mordaza? Preguntó Daniel. Pedro Sánchez no tardó ni un segundo en contestar: "Pues que la vamos a derogar nada más lleguemos al gobierno, de eso que no te quepa la menor duda."
Cuando falta menos
de un año para las elecciones generales, y con casi cuatro años ya de gobierno
de coalición, la promesa del PSOE y Unidas Podemos se esfumó. EH Bildu y ERC
llevaban tiempo advirtiendo de que no votarían a favor de la reforma si esta no
contemplaba eliminar los artículos referentes a la desobediencia, las faltas de
respeto a los agentes (que acaparan un tercio de las sanciones de la Ley
Mordaza, y con las que el Estado ha ingresado cerca de 815 millones de euros),
así como las pelotas de goma y las devoluciones en caliente, cuatro asuntos que
el PSOE se niega a modificar, a pesar de sus promesas, y que las asociaciones
de derechos humanos ven indispensable.
Patxi López,
portavoz del PSOE, explicaba ayer en rueda de prensa que "todo lo que
hacía que la ley de Seguridad se llamará "ley mordaza" estaba
acordado", y que "lo demás son excusas", sacando de la ecuación
las pelotas de goma, la desobediencia y las devoluciones en caliente. Ojo, las
mismas devoluciones en caliente que el actual presidente del Gobierno, Pedro
Sánchez, incluyó en su crítica a la Ley Mordaza durante la moción de censura a
Mariano Rajoy. Sánchez prometió entonces la derogación urgente de aquellos
artículos de la Ley Mordaza que "limitan desproporcionadamente"
varios derechos, así como los que permiten la expulsión de extranjeros en la
frontera "de forma arbitraria y sin derecho a tutela judicial efectiva",
esto es, las devoluciones en caliente.
Justo esta semana,
Amnistía Internacional hacía público su último informe titulado My Eye
Exploted, una investigación que documenta las mutilaciones y muertes a causa
del uso de materiales antidisturbios como las balas de goma, cuyo uso se empeña
en proteger el PSOE en nuestra legislación. En España, colectivos sociales y
víctimas de estas armas consideradas no letales, llevan años protestando no
solo por su uso, muchas veces imprudente e injustificado, sino por la impunidad
que envuelve cualquier consecuencia. Desde la muerte de Iñigo Cabacas en 2012,
la masacre del Tarajal en 2014 que acabó con varias personas muertas, hasta las
decenas de ojos, testículos y otros órganos mutilados por estas armas. No solo
pretenden que esas armas continúen formando parte del arsenal de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado, sino que se sigue asegurando la impunidad para
quienes provoquen cualquier daño.
El Defensor del
Pueblo, Ángel Gabilondo, presentaba también su último informe estos días, que
incluía alusiones a diversas actuaciones policiales. En este, instaba a
corregir la opacidad en las sanciones de la Ley Mordaza y los malos tratos
policiales. No son pocas las actuaciones policiales cuestionadas durante esta legislatura,
y que han quedado no solo impunes sino defendidas públicamente por el ministro
del Interior, Fernando Grande-Marlaska. La masacre de Melilla, el espionaje a
diversos movimientos sociales, con abusos sexuales incluidos, las cargas
policiales injustificadas, los
señalamientos de periodistas, las continuas exhibiciones públicas de simpatías
por la ultraderecha de varios agentes o la difusión en sus chats de comentarios
racistas, machistas y memes burlándose de sacar ojos a manifestantes.
El PSOE nunca quiso
derogar la Ley Mordaza. Además de evitar el enfrentamiento con los elementos
más reaccionarios de los cuerpos policiales, garantizar la impunidad para
reprimir o solucionar cualquier asunto sin tener que dar demasiadas
explicaciones es siempre una garantía para cualquier gobernante que estime más
el poder que la democracia y los derechos civiles. Lamentablemente, la trampa
del PSOE con la Ley Mordaza estaba clara de antemano: si no se acepta la
reforma que deja fuera varios asuntos importantes, la culpa de que la norma
permanezca es de quien se opone a tragar con esto. Si se vota a favor de la
reforma con esos asuntos pendientes, los socios están tragando un nuevo sapo
que pasa por encima de varios derechos civiles. O esto o nada. La trampa de siempre,
la que al PSOE nunca le pasa factura, pero que destroza a cualquier izquierda
que la sostenga. Una jugada habitual que hoy ya tiene a dos cabezas de turco:
ERC y EH Bildu. El culpable no es quien incumple la promesa de derogar la ley,
sino quien se niega a tragar con un maquillaje que mantiene aspectos graves y
lesivos de la norma.
Por eso ya vemos a
políticos de todo signo jugando a los titulares según convenga. Gamarra (PP)
dice que su alianza con los sindicatos policiales ha impedido la derogación de
la Ley Mordaza. La izquierda acusa al Gobierno de PSOE y Podemos de incumplir
su promesa de derogarla. El PSOE culpa a sus socios de impedir la reforma por
cuatro tonterías de nada. Podemos culpa al PSOE de no querer ir más allá, y a
sus socios de no conformarse con lo que había.
"La nuestra es
una sociedad democrática ya madura. Una sociedad que se rebela cuando la
autoridad se ejerce de forma injusta y arbitraria. En esa conciencia civil
reside la fuerza de nuestro país, y esa conciencia constituye, por cierto, un
motivo más que justificado para derogar la Ley Mordaza. Un compromiso que
quiero asumir de forma expresa con la Cámara". Esto es lo que decía Pedro Sánchez en el
debate de investidura en 2019.
Y mientras, la
ciudadanía se sigue arriesgando a sanciones indiscriminadas, a ser espiada por
las autoridades por su actividad social y política, a ser encerrada en un CIE,
deportada, expulsada en la frontera, torturada, incomunicada, acusada sin más
pruebas que la versión policial, a que le saquen un ojo en una manifestación o
a que sus derechos civiles sigan reducidos y los de las autoridades sean
intocables e incuestionables. Gobierne quien gobierne, y cuenten los cuentos
que quieran.
Si el PSOE no ha
derogado esta Ley es porque nunca tuvo intención de hacerlo. Si dependía de los
socios, entiendan que unos prefieran rascar algo, y otros no estén dispuestos a
tragarse otro sapo y permitir con sus votos que sigan vigentes artículos que
menoscaban derechos y libertades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario