NO BUSQUES UN ABRAZO DEL DIABLO
MIQUEL RAMOS
Periodista. Autor de 'Antifascistas'
La pastora evangélica Yadira Maestre junto a la presidenta de la
Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante el acto del PP celebrado el
pasado sábado. — FACEBOOK IGLESIA CRISTO VIENE
"¡Te reprendo, Satanás! ¡No puedes tocarme!", grita la pastora saturando el micrófono y cruzando de un lado a otro del escenario mientras un organillo atonal añade todavía más estridencia a la escena. Es un fragmento de uno de los sermones de la fundadora de la Iglesia Cristo Viene en Usera (Madrid), Yadira Maestre, que circuló por redes después de que el pasado fin de semana participase en un acto del PP en Madrid titulado ‘Europa es Hispana’. A dos meses de las elecciones, el PP se lanza a la caza del voto latino más allá de los millonarios venezolanos del barrio de Salamanca, y se mete de lleno en los barrios obreros con otra vaselina: el evangelismo, la música y las habituales críticas a los gobiernos de izquierdas de Latinoamérica.
En este evento, la
lideresa espiritual evangélica, a la que esta vez no acompañaba el organillo ni
se movió de su atril, pidió a Dios la bendición y la protección de los líderes
del Partido Popular, Feijoo, Almeida y Ayuso, y escenificó públicamente su apoyo.
"Creemos, Dios mío, que tú eres el Dios Todopoderoso, aleluya, para que se
siga expandiendo tu palabra." Y es que hace tiempo que la comunidad latina
es mentada por líderes como Ayuso, quien, cuando habla de migración, siempre
mira hacia allí y siempre se olvida (cuando habla bien), de nuestros vecinos
del sur. La propia Yadira Maestre lleva años viéndose con el PP, y hasta cedió
su templo en junio de 2021 para recoger firmas contra los indultos a los presos
catalanes del Procés.
Hay una semejanza
evidente entre la fe religiosa y la política, entre los recursos, los discursos
y los fanáticos de unas y otras ideas, y entre la instrumentalización que hacen
algunos líderes de estos credos para su propio beneficio. Y hay intereses a
menudo compartidos y alianzas interesadas. Las creencias y los valores nos
ayudan a situarnos en el mundo, a encajar sus piezas, a tener una suerte de
guion en la vida, de límites, interpretaciones y justificaciones. Existen
agnósticos, incrédulos y conversos, y existen fundamentalistas de una u otra
ideología que nada tienen que envidiar a los religiosos, incapaces de aceptar
discrepancia alguna, y dispuestos a justificar cualquier cosa por su fe o por
sus ideas, por un bien superior. Y es que el cielo y el infierno al que las diferentes
confesiones aluden se asemeja a menudo al que se refieren los políticos cuando
hablan del adversario o de ellos mismos.
El voto de los
evangelistas ya se ha convertido en un botín preciado en España, como lo es
desde hace años en otros países como Brasil o Estados Unidos, donde los
seguidores de esta fe han sido claves para las presidencias de Donald Trump y
Jair Bolsonaro. La editorial Capitán Swing publicó recientemente en castellano
el magnífico trabajo de la historiadora norteamericana Kristin Kobes Du Mez
titulado ‘Jesús y John Wayne: Cómo los evangélicos blancos corrompieron una fe
y fracturaron una nación’, que muestra la influencia política de estos líderes
religiosos en Estados Unidos y su batalla política y cultural. Hoy parece que
los tenemos aquí dispuestos a librar esa misma guerra, y que las derechas ya
les han puesto el púlpito y el micrófono, como anteriormente y todavía hoy
siguen haciendo con la santa madre iglesia.
Más allá de lo que
a cualquier agnóstico o ateo le puede parecer un sermón, no se debe
menospreciar la importancia y la capacidad que tienen estos líderes religiosos
y estas comunidades a la hora de influir en la política. Hay que prestar gran
atención a lo que los políticos conceden a estos grupos y en qué medida va a
afectar a nuestras vidas, creamos o no en su dios. Los derechos conquistados a
lo largo de la historia, por mucho que creamos que son ya inamovibles, siempre
se pueden perder. El laicismo y la aconfesionalidad del Estado, es la garantía
por la que conviven las diferentes creencias sin que ninguna condicione la vida
pública del resto de la ciudadanía a través de la política y de las
instituciones. La irrupción o la permanencia de las agendas religiosas en la
política son un peligro para las democracias y para la diversidad de creencias
que las componen.
"Nuestro
objetivo desde el PP es unir las relaciones con estas iglesias evangélicas, en
torno al proyecto y al programa del PP de Madrid", dijo el vicesecretario
de Electoral del PP de Madrid, Jorge Rodrigo tras reunirse con la pastora
evangélica Yadira Maestre en junio de 2022. El PP y las derechas globales saben
que en los fundamentalismos religiosos tienen buenos aliados. Sobre todo, para
librar las batallas culturales habituales contra los derechos de determinados
colectivos, como ya hicieron contra el matrimonio igualitario, la ley del
aborto, la eutanasia o en su día, el divorcio.
Decía Gabriel
Rufián desde la tribuna en el Congreso de los Diputados contestando a la moción
de censura de Vox, que la derecha siempre te receta España cuando algo va mal.
Si tienes hambre o no tienes casa, España siempre está ahí. Y las banderas te
lo recordarán. Si no te abraza tu marido, decía Yadira en uno de sus sermones,
"No importa. Que te abrace Jesús, el Espíritu Santo. Pero no busques un
abrazo del diablo, de la gente endemoniada, de hombres astutos hijos de
Satanás".
Yo no sé quién va a
abrazar a los miles de ciudadanos a los que echan de sus casas cada día, a los
que no llegan a fin de mes o a los que no pueden pagarse un médico para sortear
las listas de espera en la sanidad pública. Quizás Ayuso esté pensando en que
las sanaciones milagrosas que publica Yadira Maestre en sus redes alivien dicha
precarización. Lo que está claro es que ni los que gobiernan, ni los que
quieren gobernar, ni los que recetan banderas y aleluyas ante cualquier
problema, tienen ninguna intención de abrazar a nadie.
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