TAMAMES: DE NUEVO LA REVOLUCIÓN
SERÁ TELEVISADA
Solo ante la tele, el candidato para la moción de censura
de la ultraderecha va a ver cumplida en el Parlamento su vieja fantasía
literaria
CONSTANTINO BÉRTOLO
Ramón Tamames, durante una entrevista para La Vanguardia.
Tamames no se ha vuelto loco. Se ha vuelto Ramón Tamames, aquel economista del PCE que en 1976, es decir, antes de las primeras elecciones democráticas, escribió un novela, Historia de Elio, publicada por la editorial Planeta, que algún crítico literario considera “la peor novela española del siglo XX” y que por su oportunidad política merece sin duda escapar del olvido. Se trata de una novela escrita en clave de autodelirio: lo biográfico y la egolatría se daban golpes entre sí para finalmente ofrecer una especie de fábula política en la que un narrador omnisciente –y con vocación de profético– cuenta la historia de Elio, heroico personaje en el que no es difícil descubrir la sombra alargada y narcisista de su autor.
“De modestos
orígenes familiares, el protagonista estudia Económicas, se adhiere al marxismo
y llega a ser catedrático de Universidad, colaborando durante un tiempo en las
tareas de gobierno, pese a su decidida oposición al dictador. En la segunda
parte de la novela Elio desbarata una conjura de extrema derecha, que pretendía
secuestrar y asesinar a todos los líderes de la oposición” (del texto de
cubierta).
La novela, infame
desde un punto de vista literario, reflejaba a modo de roman à clef la España
del final del franquismo, sin que dejen de reconocerse en ella personajes como
el arzobispo Tarancón (interlocutor de la Iglesia), Manuel Fraga (ministro de
Prensa y Propaganda) o Marcelino Camacho (líder sindical). La historia, se lo
aseguro, no tiene desperdicio, y no entiendo que no se haya aprovechado el
esperpento de la moción de censura para sacarla a relucir. Porque lo que en la
novela en verdad se cuenta es cómo el protagonista –el propio Tamames en clave
de Sol– va a conseguir, con ayuda de la hábil estrategia política que él mismo
elabora y desarrolla, acabar con el régimen del dictador e inaugurar la Santa
Transición.
La novela reflejaba
a modo de roman à clef la España del final del franquismo
Es así que el tal
Elio, al igual que el hoy pretendiente a la presidencia del Gobierno vía moción
de censura, va a conseguir aparecer en la televisión –en aquellos tiempos de la
Una, Grande y Libre Cadena Nacional– y, con la única arma de su elocuencia, va
a lograr no solo allanar todos los obstáculos –Iglesia, Ejército, Policía y
demás fuerzas de represión–, sino contar con su neutralidad o beneplácito:
“Es curioso –pensó
Elio– la forma en que hoy puede decidirse el futuro de un país. Lo que antes
precisaba de una larga guerra con muerte e incendios, hoy podemos empezar a
conseguirlo recurriendo a la prensa y a la televisión en contacto directo e
inmediato con más de la mitad de la población del país, cientos de veces la
máxima cantidad de personas a quien de otra forma podríamos dirigirnos en el
mayor estadio de fútbol. Y mañana, la
prensa acabará por rematar la operación con sus crónicas que pondrán de relieve
todo lo que aquí, en esta escena, va a suceder. En una hora vamos a conseguir
más que en largos años de lucha”.
Solo ante la tele,
solo ante la audiencia nacional, solo y como representante de la Vox Populi,
con tilde o sin tilde, Ramón Tamames va a ver cumplida en el Parlamento su
vieja fantasía literaria: arengar a las masas, derrocar a los malos, salvar a
la Patria:
“Amigos,
compañeros, compatriotas: la Liga Popular a la que nosotros representamos aquí
esta noche siente un orgullo que pensamos es plenamente legítimo: el orgullo de
haber trabajado durante largo tiempo para llegar a este momento en que ya casi
podemos tocar la libertad con nuestras manos. No temáis; entre nosotros no hay
ni sectarios, ni siquiera partidismos cuando en común abordamos las tareas
comunes. Porque somos una gran coalición con un propósito común, el del cambio
a la libertad y a la democracia. Uníos, pues, a este gran esfuerzo solidario.
Os lo pedimos a todos, absolutamente a todos. No hay nadie que no pueda ayudar
empujando el carro de la democracia, para que mañana podamos tener la Libertad,
la Igualdad y la Fraternidad”.
La historia de Elio
se repite, ahora, como comedia parlamentaria. A veces solo la mala literatura
es capaz de dar cuenta de una realidad inverosímil por grotesca. No nos
perdamos tan novelesca intervención.
Había una vez un circo. Pasen, pasen. La función
va a empezar.
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