PAZ, SOLEDAD Y SILENCIO
Por Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta
Sin verdad no hay paz, sin estado de plenitud en soledad y silencio no hay paz… No hay paz sin alegría… Los debates sobre el significado y significancia del término paz, son vacuos, mentirosos, pues los objetivos se encuentran en otra dimensión, no se educa para la vida en paz… Los grandes debates no tienen en cuenta el devenir de los actos que desembocan en confrontaciones impuestas por los colonizadores eternos… El escenario insano de una guerra donde los ‘inocentes’ parecen ser confundidos por obra y desgracia de medios mafiosos, que manipulan las realidades de pueblos parias… Sería preciso y necesario que sean dejados de lado las corporaciones de noticias fraguadas, que se debaten
entre la mentira y la estafa… Hay una agenda geopolítica trazada al márgen de la voluntad de quienes denunciamos las guerras, un común denominador en la vida de todas las civilizaciones que se han sucedido según transcurrieron los años de la historia de la humanidad… Ese desplazamiento en las guerras, hoy lo apreciamos en la invasión a Ucrania por Rusia, evitable si se cumplían los tratados preexistentes… Permaneciendo en la memoria las guerras impulsadas por Estados Unidos, junto con la OTAN a Malvinas, Siria, Serbia, Afganistán, Yemen. sumados a los actos de extinción de pueblos con sus libertades eliminadas y sus culturas diezmadas… Bloqueos a países bajo la molienda infame de imperios genocidas, cual rutina que intentan imponer a una humanidad paria, sin posibilidad de inventar alegrías, ni generar ánimos de modificar realidades obtusas.Los fragmentos de
mi libro Morbi Dei (Ed. Corregidor, 1985), a continuación en este editorial,
marcan pautas puntuales de cómo he concebido el futuro que es hoy y su devenir,
persistiendo en lograr llegar a término los fines propuestos de arribar a un
mundo para todos, según transcurrieron los años de descuento de mi vida,
observando el proceso de destrucción de esta tierra, que gobiernos de todo tipo
han llevado a cabo, sin pausa, prisa ni tregua… Bajo el imperio de un sistema
voraz, genocida, al que bautizaron como global, en servicio streaming…
Sistema carente de
valores originales, de dignidad, lealtad y ética, al que la humanidad huérfana
de espejos ha adherido, colaborando en la perpetuación del fraude al que
asistimos… Dejando que la memoria elimine siglos de sangre, persecuciones,
vidas degradadas, cultura eliminadas y muerte, jamás logrando llegar a ser
redimidos…. esta concepción quizás dio sentido a mi existencia, que por
instantes, apenas, es lo que es.
«¡Estamos aquí
todos nosotros!, con un pasado que nunca cesa, un futuro que nunca empieza, un
presente que nunca acaba.
Parece que no hay un lugar donde retirarse, a
no ser que nos quedemos quietos, inmóviles… Desde el momento de despertarnos
por las mañanas, hasta el momento de acostarnos, todo es una farsa, una
vergüenza, una estafa, todo el mundo lo sabe y todo el mundo colabora con la
perpetuación del fraude… Quizás por eso es tan fácil organizar una guerra o una
cruzada contra el vacío…
Si todavía pudiéramos creer en un dios, lo
convertiremos en un dios de venganza. Pondremos en su ser la tarea de limpiar
todo a fondo.
¿Dónde está la seguridad?… ¿Qué protección
pueden inventar que no se hayan imaginado ya?… Es inútil pensar en la
seguridad: no existe ni la más mínima.
A través de ciertos signos notaremos el fin de
una época, el aburrimiento, la superficialidad, la frivolidad y el
embotamiento, como también la aceleración, la inflación, la masturbación (nos
masturbamos espiritualmente si nos sentimos satisfechos con las promesas,
descuidando el cumplimiento de dichas promesas)… en fin el derrumbe es palpable
ante el renacimiento de espectros que eliminarán el milagro.
En principio ha prostituido radicalmente las
rutinas y prácticas de vida de la humanidad, la publicidad: una forma
degenerada de la revelación, la única que puede concebir el pensamiento
mercantil, luego la masturbación convertida en método, se ha extendido a todos
los espacios que hacen a la existencia de las comunidades.
Estoy seguro de que si pudiéramos suprimir las
corporaciones de medios, daríamos un gran paso adelante. Los medios mafiosos,
manipuladores de la realidad, engendran mentiras, odios, envidia, sospecha,
temor. No precisamos la presunta ‘verdad’ de la prensa diaria. Lo que
precisamos es paz, soledad y ocio.
No tenemos ni debemos pedir más. Callar,
quedar reducido uno al silencio, por el bienestar de los comienzos misteriosos.
El paisaje natural no debe huir ante nuestra
presencia, debemos integrarnos, insttalándose en él, porque de él formamos
parte.
Hablo en estas líneas de la paz que sobrepasa
todo entendimiento. No hay otra. La paz que conoce la humanidad no es más que
un cese de hostilidades, una tregua, una pausa. La paz a la que me refiero, no
exige condiciones, ni mediadores, no requiere garantías. Es simplemente. Si es
victoriosa, es una victoria que descansa en la abdicación y en el
renunciamiento voluntario.
Lo que el hombre precisa es paz para poder
vivir. La derrota del vecino no da paz. La vida en paz para el hombre no
comienza con la victoria sobre el enemigo. La alegría nos ofrece paz.
Nadie puede vanagloriarse de poseer alegría si
no experimenta la paz. Y sin alegría no hay vida, aunque se tengan capillas
privadas y un refugio nuclear…. Hay gente que lucharía por la paz, ¿no están enfermos,
acaso, los que matarían por la paz?
La paz quizás reine cuando de todas las mentes
se haya extirpado el asesinato. El asesinato se encuentra en la cima de esta
gran pirámide que tiene por base el yo.
Hay que cambiar profundamente nuestra forma de
vivir. Tratar en paz y silencio las urgencias más inmediatas de la humanidad…
Cambios de arriba a abajo y viceversa, en todo lugar, en todos los campos de la
conciencia.
El enemigo no es la enfermedad, la enfermedad
no es más que un subproducto. El enemigo del hombre sigue siendo el hombre
mismo con sus mismos prejuicios, orgullo, avidez, mezquindad y el resto… Contra
esto no existe clase social ni cultural inmunizada, ni sistema alguno que
ofrezca solución a corto ni largo plazo.
Es inútil llamar a los dioses en nuestra
ayuda, como es vano oponer fuerza a la fuerza… Toda guerra es una derrota del
espíritu humano. La guerra no es más que una inmensa manifestación en el género
dramático de esta comedia burlesca y vacía que nos ofrecen a diario y por todas
partes los conflictos mundiales.
Sigan construyendo un mundo abstracto y vacío,
con las cenizas de un materialismo ilusorio, que aniquiló toda posibilidad de
redención. Continúen probándose a
ustedes mismos que la razón los asiste y con ello justifican lo obtuso de su
propia lógica… Quieren a toda costa conquistar y serán conquistadores, pero su
conquista será la muerte.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario