MIRADA HOLÍSTICA
Por Eduardo Sanguinetti (*),
especial para NOVA
“No heredamos la tierra de nuestros ancestros, la tomamos prestada de nuestros hijos”, reza un antiguo proverbio que condensa la esencia del concepto de sostenibilidad como lo ven los numerosos pueblos indígenas.
Con su conocimiento local del mundo natural, los indígenas tienen mucho para compartir con el resto del mundo sobre cómo vivir, trabajar y cultivar de forma sostenible y sin poner en riesgo a las generaciones futuras.
A pesar de las mejoras de las últimas décadas, los pueblos originarios y las comunidades indígenas, así como las minorías étnicas, siguen siendo las personas más pobres y las más marginadas del mundo.
Hay unos 570
millones de indígenas distribuidos en 70 países, la mayoría en Asia, y
representan alrededor de cinco por ciento de la población mundial, de los
cuales 25 por ciento viven en la pobreza.
Numerosos estudios
actuales muestran que la brecha de pobreza entre los pueblos indígenas y otras
poblaciones rurales se ensancha en algunas partes del mundo.
Como guardianes de
los recursos naturales y vehículos de las tradiciones durante miles de años,
los pueblos originarios han desarrollado un enfoque holístico del desarrollo
sostenible y, como subrayó en un medio, la relatora especial para los derechos
de los pueblos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, “su medio de vida está
estrechamente relacionado con su patrimonio cultural y sus sistemas de
gobernanza, espiritualidad e identidad”.
Su modo de vida ha
sido el de entregar tierras y territorios a las nuevas generaciones sin
explotarlas para obtener el máximo beneficio. En la actualidad, su sustento
está en riesgo por el cambio climático y la explotación que hacen terceros,
entre otros factores...
Hago mención al desastre
ambiental que soporta la provincia de Corrientes, por los incendios que tomaron
el 15 por ciento de la superficie de su territorio. No es casual que el
desmonte, el uso indiscriminado de herbicidas aplicados en los cultivos de
soja, hayan devenido en estos atroces incendios, que se replican año a año en
diversas provincias de Argentina.
Los gobiernos
provinciales y el nacional, en manos de incapaces, traidores, mentirosos,
cobardes y especulativos personajes, que actúan cual mesías inversos sobre nuestra
tierra, nos llevan a un terricidio... Las prioridades de estos funcionarios se
replican desde siempre, arrodillándose ante el colonizador y el FMI, que
elimina las libertades de la sociedad, presionándolas a permanecer en estado
paria, exiliados de la vida, soportando una existencia de hambre y sin techo.
Para servir y
gobernar un país y administrar los recursos de una tierra como Argentina, se
precisa amor, dignidad, capacidad, coraje y no temblar ante los embates de la
mafia imperial... El FMI no es prioridad, bajo ningún punto de vista, el hambre
del pueblo sí lo es... Permanecer indiferente significa traición a un pueblo en
el límite de sus fuerzas... Ahora, aquí, ya deben tomarse todos los recaudos
para que ese pueblo goce de salud, educación, comida y techo, con trabajo
digno.
La célula de una
sociedad es la familia, destruida, al no tener oportunidades de vida digna y en
equidad... La tilinguería y el medio pelo careta mafioso argento, sólo tiene
derechos tomados de modo prepotente, ante el silencio de gobiernos ineptos y de
negociables funcionarios disfuncionales, y sin ningún deber ante un pueblo que
desanda el sendero de la perdición y la violencia, promocionada hasta el
hartazgo por la corporación mediática de manipulación... Ante este estado de
cosas, deberían tomar como ejemplo el legado de pueblos originarios, si la
soberbia de los ignorantes globalizados le da espacio.
El cambio
climático, al que los indígenas son particularmente vulnerables, supone una
amenaza dramática por el derretimiento de los glaciares, el avance de la
desertificación, las inundaciones y los huracanes en las áreas costeras.
La permanente
presión de la tala, la minería y el avance de las fronteras agrícolas
intensificaron la explotación de nuevas fuentes de energía, la construcción de
caminos y otro tipo de infraestructura, como represas, y aumenta preocupación
por la adquisición a gran escala de tierras para fines comerciales e
industriales, conocida como acaparamiento de tierras.
La pobreza y la
pérdida de territorios y recursos que sufren las comunidades indígenas por
políticas o normas contrarias a las prácticas tradicionales sobre el uso de la
tierra se agravan por la frecuente discriminación del mercado laboral, cuyos
malos marcos normativos, segmentación y obstáculos culturales y lingüísticos
impiden que muchos indígenas accedan a un empleo de calidad y a servicios
sociales y de salud.
Además, las
comunidades indígenas se encuentran marginadas de los procesos políticos y
sufren la discriminación de género, de modo criminal.
La necesidad de un
enfoque holístico para apoyar y fortalecer los sistemas alimentarios de los
pueblos indígenas, el reconocimiento de la tenencia tradicional, la
conservación de la biodiversidad, el respeto por y la revitalización de los
valores espirituales y culturales y asegurarse que los proyectos se diseñen con
el consentimiento libre, previo e informado de los indígenas.
Remarcar la
importancia de la creciente necesidad de fortalecer la participación e
inclusión de las comunidades indígenas en las discusiones en ámbitos políticos
y operativos, porque los objetivos en esos aspectos pueden tener un efecto
catalizador en su empoderamiento social y económico.
Dar voz a los
pueblos originarios y escuchar sus preocupaciones y prioridades, representa una
ventana invaluable de oportunidades de desarrollo, para permanecer en un mundo
donde quepamos todos y todas.
(*) Filósofo y
poeta
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