EL PP MATA A SU CHIVATO
"Casado
solo ha sido víctima de su propio monstruo. Tiene lo que merece y no debe
producirnos compasión ni provocar lamento alguno por su cruel final. No se
puede pertenecer a un partido como el PP y esperar un trato humano".
ANTONIO MAESTRE
Pablo Casado tras marcharse de la sesión de control | EFE
"Prefiero a un gobernante corrupto que a un comunista en el poder", lo dijo Jorge Bustos, el ahora jefe de opinión de 'El Mundo' y punta de lanza del propagandismo ayusista. La sentencia se dijo en el momento de la moción de censura a Cristina Cifuentes en 2017 presentada por Podemos que acabaría fracasando. Recuerdo vívidamente esa frase porque estaba en la misma mesa y comprendí que lo único que estaba haciendo Bustos era expresar una pulsión sincera del pensamiento conservador patrio. Esto es parte fundamental de la psicología de la derecha que se ha hecho carne de manera grotesca desde que el diputado Casero se equivocó al dar a un botón.
Pablo Casado podría
haber salido del PP porque nadie creía en su liderazgo, porque era un hombre
débil que cambiaba de opinión y discurso por sus complejos, y que se fue
asimilando a los fascistas hasta hacerse indistinguible de ellos. El hecho es
que va a acabar fuera porque se le ocurrió pedir explicaciones a la hermana del
comisionista por los miles de euros ganados a través de la empresa de un amigo
con la administración que ella gobierna. Entre censurar a quien tiene una
actitud sospechosa de corrupción y a quien pide explicaciones por ese posible
caso de corrupción todo el PP se ha conjurado para expulsar de la dirección del
partido a quien en vez de guardar la sospecha en un cajón decidió censurar esa
actitud y preguntar para saber qué había de verdad. No sorprende que todo el PP
haya preferido ponerse del lado del crimen antes que del de la ley. Una loa al
estraperlo y elogio del comisionista. Su condición habitual.
A Pablo Casado se
le ha ajusticiado como se haría siguiendo la omertá mafiosa. No hay mejor
explicación para comprender lo que ha ocurrido con el líder del PP que acudir
al código siciliano que impide informar sobre las actividades delictivas de los
componentes de la organización. Para los miembros de la derecha Pablo Casado es
un cascittuni que tiene que ser ajusticiado y mostrado a la militancia con los
genitales en la boca. No se tiene piedad con los chivatos que sacan fuera de la
organización lo que se debe dirimir dentro. Casado no ha entendido una cosa muy
sencilla para ser presidente del principal partido de la derecha; robar no esta
mal, solo importa que no se note.
Para el PP la
corrupción solo es un problema si trasciende a la opinión pública por el
desgaste que pueda proporcionarles a la hora de lograr apoyos electorales entre
aquellos incautos que, sin estar tan ideologizados, les tienen que votar para
llegar al poder. Solo les importa la apariencia y mácula que puedan darle los
escándalos de corrupción, y para no mancharse es mejor ocultarlo y esperar que
no lleguen a salir. No hace falta sentir empatía por Pablo Casado para
desentrañar lo sucio del comportamiento que le ha liquidado. Nos equivocamos
analizando la disputa y las acusaciones vertidas en términos morales o buscando
una explicación racional desde el punto de vista de la ética y el buen honor.
Porque solo hay bajeza en cada declaración, tuit, editorial o comunicado. No
hay dignidad en uno solo de los miembros del PP a excepción de los pocos que se
han quedado al lado de quien ayer apoyaban. No hay honra en ninguno de los
múridos que han abandonado el barco dejando solo a quien hace 24 horas juraban
lealtad y compañía.
Pablo Casado solo
ha sido víctima de su propio monstruo. Tiene lo que merece y no debe
producirnos compasión ni provocar lamento alguno por su cruel final. No se
puede pertenecer a un partido como el Partido Popular y esperar un trato
humano. Es como se suelen empeñar con lo más débiles, es lo que el líder del PP
hacía hasta ayer mismo con quien menos tiene, antes de ser despedazado,
humillado y enseñado con befa y oprobio ante la opinión pública. Es ley
natural, no se puede esperar más de una organización como el PP cuando ve en
riesgo el poder. No tienen piedad con el desahuciado, el vulnerable o el que no
tiene para comer, menos van a tenerla con el que es solo un lastre para poder
enriquecerse. No da pena ver cómo se ensañan entre sí los que no tienen
escrúpulos con los vulnerables. Con su pan se coman la sangre derramada.
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