EL TRIBUNAL SUPREMO QUIERE REBAJAR EL SALARIO MÍNIMO POR LA PUERTA
DE ATRÁS
El
Alto Tribunal avala que las empresas puedan absorber el plus de antigüedad para
ahorrarse la subida del SMI. Se liquida así este derecho adquirido en los
salarios más bajos.
SANTIAGO LUPE
Si cobrabas 965 euros por una jornada completa y tenías un plus de antigüedad de 35 euros, el Supremo te deja como estabas. Este es el contenido de la reciente sentencia emitida por el Tribunal Supremo contra la subida del Salario Mínimo Interprofesional a 1000 euros.
Un dislate jurídico que lo que supone es anular de un solo golpe un derecho adquirido como es el plus de antigüedad a las trabajadoras y trabajadores que menos cobran. Todo un alarde de sensibilidad social de unos magistrados que cobran de mínimo 120 mil euros al año, es decir 120 salarios mínimos.
La sentencia
ratifica otra del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya de 2019, que
fallaba a favor de la Associació Empresarial d’Economia Social. La patronal del
llamado “tercer sector” consideraba inasumible que la categoría de peones del
convenio colectivo de Talleres para Personas con Discapacidad Intelectual de
Catalunya cobraran el SMI y además, aquellos que llevasen varios años
trabajando, los trienios correspondientes.
Esta patronal,
especializada en hacer negocio con servicios sociales externalizados por medio
de empresas o fundaciones, solicitó sin tapujos que a los trabajadores con
peores sueldos se les eliminara de golpe los pluses de antigüedad. Así lo
consideraron también los magistrados del TSJC, y así lo han ratificado los del
Supremo.
La desfachatez del
Alto Tribunal llega a justificar el aval a la sentencia catalana diciendo que
de aplicarse la subida del SMI al salario base, “la revisión del SMI tendría un
efecto multiplicador sobre todos los convenios colectivos cuyos salarios bases
fueran inferiores al SMI, que se convertiría, de este modo, en salario base, o
salario fijado por unidad de tiempo para todos los trabajadores, cuyos salarios
base convenio o pactados contractualmente fueran inferiores al SMI de cada año,
lo cual modificaría radicalmente su naturaleza jurídica”.
Precisamente para
esto sirve pelear por la subida del SMI, para que los salarios basura existente
en un gran número de sectores -donde muchas veces la capacidad de negociación
colectiva es mínima, producto de la propia precariedad, temporalidad o
prácticas de persecución sindical- tengan que subir.
La sentencia del
Supremo deja además la puerta abierta a que otros pluses -como la nocturnidad,
peligrosidad o el quebranto de moneda- se planteen como absorbibles o
computables para evitar la aplicación de la subida del salario.
Así lo quiso hacer
la patronal de Telepizza en 2019, cuando la subida del SMI a 900 euros obligaba
a subir el salario de las categorías más bajas del convenio de Delivery. Su
negativa llevó a que repartidores y auxiliares de tienda iniciaran
movilizaciones y varias jornadas de huelga en Zaragoza, Barcelona, Reus o
Burgos.
Tras varios años de
pelea y litigio, recientemente dos resoluciones de la Inspección de Trabajo
daban la razón a las y los trabajadores y las demandas presentadas por las
secciones de CGT en Zaragoza y Barcelona. En ellas se reconoce que la empresa
aplica tablas salariales obsoletas, por debajo del SMI, o que conceptos como
ayuda a transporte, quebranto de moneda, plus de cantidad, plus de calidad o
nocturnidad, se deben retribuir al margen del SMI y no deben formar parte del
mismo.
La sentencia del
Supremo es parte de la batalla salarial en curso. La patronal, apoyada en por
las recomendaciones, quiere que los salarios se mantengan en tasas de subida
mínimas como las acordadas en 2021, que no superaron el 1,5% de media. Esta
doctrina de devaluación salarial mediante la inflación, parece ser una de las claves
con que se encara la próxima recuperación. También por parte del gobierno
“progresista”, que mantiene todas las subidas por debajo del aumento del precio
de la vida, es el caso del SMI, que sube un 3,6%, las pensiones, que lo hacen
entre un 2 y un 2,5%, o los salarios públicos, que aumentan un 2%. Todos
porcentajes entre 3 y 4,5 puntos por debajo de la subida del 6,5% de los
precios con que cerró 2021. Lasdirecciones de CCOO y UGT por su parte negocian
un acuerdo de subidas salariales con la CEOE que parte ya de índices por debajo
de la inflación.
Ahora, el Tribunal
Supremo, el último en llegar se suma a esta batalla tratando de limitar todavía
más las subidas de los salarios más bajos. Queda claro que a las y los
trabajadores no nos van a regalar nada. Para la aplicación de la subida del SMI
seguirá siendo necesario, como muestra el ejemplo de Telepizza, fortalecer la
organización y capacidad de movilización de las y los trabajadores.
Para acabar con los
salarios de miseria y la deflación salarial que nos quieren imponer en los
próximos meses, hay que exigir a las direcciones de CCOO y UGT el fin de la
política de subordinación al gobierno y el inicio de un gran plan de lucha para
que los trabajadores y trabajadoras no seamos convidados de piedra en la batalla
salarial.
El sindicalismo
combativo y los sectores de los grandes sindicatos que no se quieran conformar
con subidas que siguen siendo rebajas del salario real, deben ser parte de esta
exigencia, a la que se inician una gran campaña en las empresas por aumentos
acordes o superiores al IPC y por la recuperación de cláusulas de revisión
salarial en todos los convenios, según la subida real de los precios y de
actualización mensual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario