LÓPEZ OBRADOR Y LA MADRASTRA ESPAÑA
JUAN CARLOS MONEDERO
López Obrador, este
jueves en Ciudad de México. EFE/Sáshenksa Gutiérrez
El enfado del ministro de Asuntos Exteriores ante las declaraciones de sentido común del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador quizá sean simplemente una señal de la deriva ideológica del socialismo español. Porque afirmar que las empresas españolas, en colusión con los gobiernos anteriores mexicanos y el favor presuntamente muchas veces ilegal de gobiernos anteriores españoles han saqueado el continente latinoamericano es algo incontrovertible y su crítica debiera formar parte del patrimonio internacionalista del socialismo.
Pero aún más: las humillaciones
que algunas empresas con capital español en México han pretendido en ese país
debieran haber provocado una llamada de atención de las autoridades españolas
precisamente a esas empresas que manchan el buen nombre de España en el mundo.
Y si la sensibilidad socialista no basta, debiera bastar la sensibilidad
democrática. Y si esta tampoco fuera suficiente, igual el ministro Albares
debiera haber tirado de memoria y recordar lo que Iberdrola hizo al gobierno
del PSOE y Unidas Podemos unos meses atrás.
Este invierno ha estado marcado
por la subida escandalosa de los precios de la luz, debido entre otras cosas a
una legislación que permitía a las eléctricas cobrar al precio de la energía
más cara toda la energía producida. Esos "beneficios caídos del
cielo" eran posibles gracias a las puertas giratorias que han llenado esas
compañías de exministros y expresidentes tanto del PSOE como del PP.
Como ahora está en el Gobierno
Unidas Podemos y en el Acuerdo de Gobierno se había firmado acabar con esos
beneficios caídos del cielo, se tomaron algunas medidas para que la factura de
la luz no fuera tan onerosa para la ciudadanía en los meses más crudos del
invierno. Algunas las pagábamos entre todos –rebajar el IVA en la factura- pero
otras rebajaban los beneficios mil millonarios de las eléctricas. ¿Y qué hizo
Iberdrola en España –no en México, en España-? Pues echarle un pulso al
Gobierno. Porque en España las eléctricas forman parte de esas compañías que, a
diferencia de la ciudadanía, votan todos los días y por todos nosotros.
En octubre de 2021, Iberdrola
contrataba a Antonio Miguel Carmona, militante del PSOE que se hizo famoso
yendo a los platós de televisión a criticar al también socialista Pedro Sánchez.
Un socialista criticando a los socialistas en las televisiones cuando el PSOE
está en el Gobierno es, como ocurre con todos los renegados o conversos de la
izquierda, un regalo para las empresas de comunicación. Carmona además había
cometido un enorme tropezón mediático al salir a defender a Iberdrola, faltando
a la verdad, unas semanas antes cuando la compañía eléctrica vació algunos
embalses para poder vender como cara energía conseguida de la manera más
barata. ¿Quién podía molestar más al presidente Sánchez que uno de los suyos
siendo comprado por la empresa con la que estaba discutiendo?
¿Ah, que me reduces los
beneficios? ¿Qué no estás escuchando a los antiguos cargos del Gobierno que
tengo en la empresa precisamente para que me escuches? Pues voy a contratar en
mi empresa como consejero al miembro de tu partido que más te critica
mediáticamente. Es verdad que pueden parecer maneras mafiosas, pero son maneras
empresariales en la economía globalizada. De esas empresas que López Obrador ha
criticado por su comportamiento en México y a las que ha mandado a parar.
El comportamiento de Iberdrola,
Repsol u OHL en México lo ha estudiado López Obrador en sus libros. Sabe de qué
habla. Recientemente, Julián Macías ha hecho un resumen del comportamiento de
gente como Emilio Lozoya, exdirector de la petrolera estatal mexicana, PEMEX,
con el también señalado por corrupción presidente Peña Nieto y de quien era uno
de sus hombres de confianza. Lozoya fue detenido en España en 2020 a
requerimiento de la Fiscalía mexicana, "acusado de fraude a gran escala y
corrupción durante 2012 y 2013", después de que tres exdirectivos de la
constructora brasileña Odebrecht denunciaran que Lozoya recibió más de 10
millones de dólares en sobornos con el fin de facilitar la adjudicación de
contratos.
Emilio Lozoya, que fue uno de los
principales activos en la campaña de Peña Nieto que le llevó a la Presidencia
del país, tiene un palmarés curricular digno del lobo de Wall Street: entre
2006 y 2009, director para LATAM del Foro Económico Mundial. De 2010 a 2012,
consejero de OHL. Entre 2011 y 2012, consejero de InfoGlobal, y de 2012 a 2016,
director de PEMEX. La empresa OHL, de Villar Mir, un nombre que aparece
constantemente en las tramas de corrupción en España, financió la campaña de
Esperanza Aguirre y trasladó a México sus modos empresariales. El modus
operandi vinculado a la corrupción siempre es similar e implica que se gana
ilegalmente obra pública –que luego tendrá sobrecostos- y a cambio se financia
tanto a los partidos políticos como a los políticos corruptos que hacen de
intermediarios. Como recuerda Macías, "InfoGlobal, la empresa de López
Madrid en la que fue consejero Lozoya, empezó a ganar contratos de manera
inusitada", entre otros un contrato de 200 millones en México. ¿Tiene
razón López Obrador al decir que esos comportamientos deben ponerse en pausa?
Felipe González se inventó las
Cumbres Iberoamericanas. El referente era el rey Juan Carlos y esas reuniones
funcionaban como los palcos de los partidos de fútbol: presuntamente para
arreglar negocios entre las élites y cobrar comisiones. El rey emérito, huido
en Abu Dabi, es bastante probable que presuntamente se comportara en América
Latina de la misma manera que se ha comportado en Arabia Saudí, si bien por
aquél entonces gozaba de impunidad y, además, cualquier delito habría
prescrito. Y tampoco sería extraño que Felipe González, otro presunto
comisionista con intereses en México, aprendiera las mañas en aquellas
reuniones en donde, como dijera Chávez, "los líderes van de cumbre en
cumbre y los pueblos de valle en valle". Una amplia mayoría de aquellos
líderes terminaron enjuiciados, en la cárcel, huidos de sus países o, incluso,
como el peruano Alán García, pegándose un tiro antes de que lo detuvieran.
Cuánto habrían ganado los pueblos si esos comportamientos se hubieran
"pausado" ya en los años ochenta.
En México, Iberdrola se ha
comportado con maneras coloniales. Contratar al que fuera secretario de Estado
de energía mexicano o al expresidente Calderón es insultar a los mexicanos.
Gente que se lleva todos los secretos de Estado para ponerlos al servicio de
una multinacional extranjera. Y no es menos insultante que los medios de
comunicación controlados vía consejo de administración o vía publicidad por las
eléctricas, disparen contra López Obrador por querer poner fin a cualquier
comportamiento mafioso. El ministro Albares y el PSOE no se inmutan cuando esas
grandes empresas quieren humillar al Gobierno español. Aún menos cuando lo
hacen fuera. Ignorando que todo lo que esas empresas hacen en otros países
terminarán haciéndolo en casa. El efecto "rebote" es una suerte de
venganza histórica de nefastas consecuencias. Hay cosas que si no se evitan por
moral, debieran evitarse por inteligencia.
López Obrador ha dejado claro que
esa "pausa" no tiene nada que ver con el pueblo español. Y ha
recordado cómo México recibió a los republicanos, a los que ha alabado tanto en
su trabajo intelectual como manual. Si hubieran existido las tiendas de 24
horas –ha dicho- los migrantes españoles, como los mexicanos en Estados Unidos,
estarían las 24 horas bregando. El respeto es con los pueblos, no con las
empresas que tienen maneras mafiosas.
Al Gobierno de Sánchez le está
faltando determinación para hablarle a los poderosos en un tono que entiendan.
Le resulta más fácil ponerse del lado del dinero que del trabajo. Por eso, de
entrada, no era posible la reforma laboral, la subida del salario mínimo, la
ley de vivienda, el ingreso mínimo vital… O ahora una reforma fiscal. Ni
molestar a las grandes empresas que consideran que los políticos, en España o
en México, les pertenecen. Por eso esas grandes empresas están apoyando a la
ultraderecha. Y por eso Vox está buscando una alianza en América Latina con los
que siempre presuntamente han robado en esos países. Pero en el México de López
Obrador esas cosas ya no se permiten. Será que la sensibilidad soberana de
López Obrador es mayor que la de la madre patria. Que algunos se empeñan en
convertir siempre en madrastra. Aquí y allí.
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