COBARDES, GALLINAS, MACHOTES SARDINAS
CRISTINA FALLARÁS
El presidente de VOX, Santiago
Abascal (izq) y el presidente del PP, Pablo Casado (dech).- Eduardo Parra /
Europa Press
Hemos conocido la noticia de que uno de cada cinco jóvenes varones en España cree que la violencia machista no existe. Hace cuatro años eran la mitad. ¿Cuál es la diferencia desde entonces? Que ahora tienen argumentos tras los que esconderse. Se dice que cerca de la mitad opina que no es un problema. Según la última encuesta publicada, la inmensa mayoría de ellos se define dentro de lo que llamamos la derecha.
Ah, pero es mentira, una mentira cochina. En mi época los llamábamos "cobarde, gallina, capitán de las sardinas".
Porque eso no
sucede en un remoto pueblo de Texas cuyo nombre no aparece en el cartelillo de
la carretera porque la niebla ciega los faros. Eso sucede en España, un país
miembro de la vieja Europa, de la UE, un país que ocupa el décimo lugar en el
ranking de los más ricos del mundo, un país con más de 80 universidades entre
públicas y privadas. Me mondo de la risa. Ya está bien de llorar, me mondo de
la risa porque eso no hay quien se lo crea. Lo dicen porque desde VOX y desde
el PP se han repartido argumentos detrás de los que esconder su vergonzosa
cobardía.
Dichas formaciones,
con Santiago Abascal y Pablo Casado a la cabeza, difunden la mentira, porque
saben que es mentira, la aquilatan y levantan un murete que les sirva para
protegerse de su propia culpa. Y mienten, mienten, mienten. Ninguno de ellos
ignora que existe la violencia machista, cada día, en cada calle, en cada
familia, en las universidades y colegios, los hospitales, los ayuntamientos,
las fiestas de pueblo…
Pongamos un caso
práctico, el más reciente.
El entrenador del
Rayo Vallecano, el treintañero Carlos Santiso, animó a sus jugadores siendo
entrenador del equipo infantil, a violar entre todos, se supone que uno detrás
de otro, a una mujer. Eso sí, que fuera mayor de edad, no como lo que hicieron
los jugadores de la Arandina, que violaron a una de quince. El caso de este
tipo tiene aún más guasa, ya que la directiva del Rayo, una vez conocido el
asunto, lo puso a entrenar al equipo femenino. Pues bien, el PP y VOX se han
negado a apoyar la iniciativa de los grupos de izquierda del Gobierno madrileño
para condenar las palabras del mastuerzo. Y con ello, el asunto ha quedado
bloqueado, y la institución en silencio.
¿Cómo se llama lo
que han hecho el PP y VOX con tal gesto? Violencia machista. ¿Cómo se llama no
condenar la violencia machista? Violencia machista. Así que las mujeres a las
que el tal Santiso llamaba a violar han sufrido varias violencias machistas.
Esta vez sí, una detrás de otra.
Esta vez, los
partidos de derechas, con Casado y Abascal al frente como presidentes que son,
no han podido negar la existencia de la violencia porque queda registro
escrito, y hasta tal punto todavía no llegan. Al tiempo. ¿Qué han hecho?
Disculparla o decir sencillamente que no piensan condenarla. Las razones no
importan, importa el ejemplo. Si los líderes de tu partido político no condenan
la violencia machista, ya tienes la excusa perfecta para no hacerlo tú. Y el PP
y VOX representan a muchos millones de españoles. Millones y millones. Eso es
violencia machista institucional y ejemplo.
El asunto se hace,
pues, extensivo a las palizas, las vejaciones y los asesinatos a las mujeres.
Según la ultraderecha, no son violencia machista.
Van algunas
preguntas: ¿No lo entienden o es que sufren algún tipo de incapacidad mental?
¿No entienden que cuando cientos de millones de mujeres afirman lo mismo a la
vez en el mundo entero no puede ser mentira? ¿No lo entienden o es que los
machotes tienen miedito? Claro que lo entienden, claro que lo saben. Lo saben
no porque lo digan los socialcomunistas o las pérfidas feministas criminales.
Lo saben porque es palmario y porque de lo contrario deberíamos pensar que
tienen un grave problema intelectual, cosa que resulta difícil de creer en
tantos millones de hombres de un país sembrado de medios de comunicación y
colegios y universidades.
La que no se lo
cree soy yo. La primera reacción ante la propia culpa es negarlo. La primera
reacción ante el miedo es negarlo. Como niños de colegio. Como cobardes,
gallinas, capitanes de las sardinas. Ahora que se pregunten ellos por qué, que
nosotras ya lo sabemos.
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