GUANCHE AGUALATO TEHANA: APUNTES
SOBRE LA LENGUA GUANCHE
AGUSTÍN GAJATE BARAHONA (*)
El 1 de diciembre de 2013 se publicó en el suplemento 'La Prensa' del periódico 'El Día' de Santa Cruz de Tenerife el siguiente artículo que reproducimos por su interés y para suscitar el debate en el acto de presentación de los poemarios 'El Credo Guanche' y 'Achicaxna Xaxo Agual. Palabra de momia paria', que se celebra el miércoles 23 de febrero de 2022 en la sede social de la Orden del Cachorro Canario, en la plaza de Santo Domingo, ubicada en el histórico barrio de Vegueta de la capital grancanaria.
¿Qué sabemos
realmente sobre la sociedad y cultura guanches? ¿Qué parte de la herencia de
esa cultura estamos utilizando de forma consciente o inconsciente en la
actualidad? ¿Podemos sacar mayor provecho social o económico a este legado?
¿Continúan vigentes la lengua y las formas de expresión guanches? ¿Podemos
hacer mayor uso de éstas?
Investigadores canarios y de otros territorios han trabajado y siguen haciéndolo para tratar de dar respuesta a éstas y otras preguntas, pero todavía son mayores las dudas que las certezas. Y eso que los guanches eran unos grandes escritores, además de músicos o médicos, que dejaron multitud de mensajes grabados en las piedras, en el alfabeto que conocían, el líbico, que se ha mantenido en el continente africano formando parte de la cultura bereber. La mayoría de esos mensajes han sido destruidos tanto por la acción humana como por el paso del tiempo y de las adversidades meteorológicas.
¿Qué querían
transmitir los guanches a sus descendientes? ¿Y cuáles son los mensajes y las
palabras que han pervivido hasta nuestros días? La respuesta a la primera
pregunta resulta evidente que se trata su cultura, aunque muchos de sus
contenidos permanecen aún sin desvelar y, en otros casos, han sido traducidos a
otros idiomas, pese a que la estructura gramatical dentro de la que se han
insertado la mayoría de sus voces sea la del español.
Curiosa
paradoja, pero nada extraña, ya que la lengua guanche parece interesar más en
el exterior que en nuestra tierra. Y es que se trata de un auténtico tesoro,
una lengua milenaria que evolucionó dispersa durante siglos, sin apenas
interactuar con otras culturas, lo que no sucedió con la bereber, que ha
convivido con el árabe a lo largo de más de 1.200 años, con la poderosa
influencia que eso conlleva.
La guanche,
por su parte, ha venido adaptándose y resistiendo durante los últimos cinco
siglos a la presencia del español, manteniendo su uso en todos aquellos ámbitos
en los que se hacía imprescindible para el desarrollo de actividades
económicas, como en la agricultura, la ganadería, la artesanía e, incluso, la
construcción. Y en la actualidad se expresa con el alfabeto occidental, en vez
del líbico, que le era propio.
Y esas miles
de palabras transcritas al alfabeto occidental se encuentran a nuestra
disposición, para ser utilizadas cuando queramos. La mayoría son nombres de
personas y de lugares, pero todas tienen un significado, que en ocasiones no
coincide con el original o permanece oculto, pero que siguen igualmente
vigentes, como sucede en la mayoría de los idiomas modernos, ya que los hablantes
de una lengua rara vez conocen el significado original de las palabras que
utilizan, ni su procedencia.
No hay más
que consultar el Gran Diccionario Guanche de Francisco Osorio Acevedo, o el
Diccionario Ejemplificado de Canarismos, de los doctores Cristóbal Corrales y
Dolores Corbella, para entender la magnitud del patrimonio lexicográfico
procedente de la cultura guanche.
Gran riqueza expresiva
Muchas de
esas palabras exteriorizan una gran fuerza, en ocasiones muy extrema, y dirigen
su primigenia riqueza expresiva hacia la descripción de todo lo relacionado con
su sociedad, sus actividades, sus valores y creencias: los animales con los que
convivían, los parajes que recorrían, las casas y cuevas en las que residían,
su estructura social, sus temores, sus retos, su espiritualidad y su dolorosa e
inevitable derrota militar y civil.
La lengua
guanche no es un idioma uniforme, sino una estructura de comunicación creada
para servir a una sociedad avanzada en el aspecto humano y en el espiritual,
pero aislada y con herramientas propias del neolítico, lo que condiciona su
adaptación a otros ámbitos, como ha sucedido con otras lenguas antiguas, en sus
contactos con distintas civilizaciones que han evolucionado tecnológicamente.
No existe una gramática y, por lo que he podido apreciar, tenía un uso
altamente defensivo, como también sucede en la actualidad, de manera que sólo
el que pertenecía a un determinado grupo podía entender el doble sentido de
algunas palabras de uso común.
La capacidad
descriptiva de las palabras se construía mediante la unión de morfemas
(conjunto de sonidos con significado propio), que se colocaban al principio, en
medio o al final de la palabra, a conveniencia del creador de la voz, en
función de la musicalidad de su pronunciación, lo que da pie que un mismo
significado tenga distintas formas expresivas en diferentes islas.
Otro factor
a tener en cuenta, a la hora de proyectar su simbolismo dentro de su ámbito
social, consiste en que muchas de las virtudes y defectos humanos toman la denominación
de quien los encarna, por lo que el nombre de una persona puede variar su
significado en función de sus méritos o deméritos, para servir de ejemplo a la
comunidad, positivo o negativo, aunque también puede pasar esa persona a tener
un sobrenombre, que será el que transmita a su descendencia.
La fonética
guanche podría haber sido más variada que la castellana y europea de la época,
por lo que podríamos haber perdido fonemas en el tránsito hacia nuestros días.
Resulta difícil saber si podríamos entendernos con alguno de los habitantes de
las islas de aquellos tiempos en su idioma, como también sería muy complicado
comunicarnos con un castellano de aquel entonces.
Musicalidad y ritmo
Posiblemente
hayamos heredado la musicalidad de su pronunciación, ya que el acento canario
es uno de los más dulces y con mayor aceptación en toda la comunidad hispano
parlante, y el sentido rítmico en la elaboración de neologismos, como sucede en
las palabras creadas tanto en el Archipiélago, como por canarios que emigraron
a América y que, en ese continuo intercambio, sobre todo con Cuba, acabarían
por regresar como americanismos. Para entender este proceso basta con
compararlo con lo que sucedió con el primer reglamento de la Lucha Canaria, que
fue redactado en la isla caribeña, y no en Canarias.
Un ejemplo
del sentido del ritmo que tenían los guanches, lo podemos apreciar en la
endecha bimbache que recogió Leonardo Torriani durante su paso por aquella
isla:
Mimerahaná
zinu zinuhá, ahemen aten haran huá, zu Agarfú fenere nuzá, que fue cantada por
Pedro Guerra dentro de la balada ‘Agarfa’. Y otra endecha de Torriani, recogida
ésta en Gran Canaria, la que comienza por aicá maragá, también sirvió de inspiración a Rogelio
Botanz e Isabel Medina.
Algunas de
las frases guanches recopiladas por los cronistas de la época de la conquista o
posteriores, corroboran la solemnidad ceremonial guanche, lo que debe ser
interpretado como un claro indicio de que una parte de la sociedad descendía de
la realeza o, cuanto menos, de una nobleza de alto rango, que decidió o fue
'invitada' a venir y asentarse en nuestras Islas.
Frases como
alzanxiquian arcana haexerax han sido traducidas como ‘lugar del asentamiento
(ayuntamiento) del hijo del grande’ y se refieren al lugar, cercano a Icod de
los Vinos, donde los guanches de Tenerife afirmaron a los cronistas que los
primeros pobladores de esta Isla, unas sesenta personas, decidieron establecer
ahí su hogar.
Por la
descripción y posterior devenir de la sociedad guanche, podía tratarse de un
príncipe con su séquito: esposa principal, hijos, consejeros, sacerdote,
médico, escriba, músico, soldados o guardias, artesanos y servidumbre con su
ganado. Aunque también pudiera concurrir en una misma persona de la expedición
varias funciones, como sucede en algunas culturas con el chamán, que ejerce de
consejero, sacerdote, adivino, médico, escriba y artista. Y nada parece
contradecir que esto mismo sucediera hace unos 2.600 años en el resto de islas,
aunque aún no sepamos cómo.
Las frases
ceremoniales en la toma de posesión de un nuevo Mencey parecen querer rendir
tributo a su predecesor y a sus antepasados, a los que espera no defraudar en
el ejercicio de las responsabilidades inherentes al cargo, como en achorom,
nunhabec, zahoñat reste, guañac sahut banot xeraxe sote, o también en agoney
acoran inat zahaña chaconamet.
Un linaje motivo de orgullo
Este tipo de
estructuras de comunicación no surgen de manera espontánea ni se improvisan,
sino que se gestan durante generaciones, tras tomar conciencia de ser
integrante de un linaje singular, de pertenecer a una familia o una tribu de la
que hay que sentirse orgulloso, por su capacidad de afrontar con éxito grandes
retos o conseguir superar situaciones muy adversas.
También
algunos nombres o denominaciones topográficas parecen encerrar un mensaje
implícito, que se ha mantenido con una lógica aplastante a lo largo del tiempo
y las cambiantes circunstancias. Dentro de esta categoría se encontrarían
Tacoronte y Tejeda, cuya posición geográfica y sus vistas se prestan a una
interpretación simbólica y espiritual, basada en los significados de los
morfemas que componen ambas palabras.
Tacoronte,
donde con tanto fervor se venera al santísimo Cristo, constituye un enclave
privilegiado para admirar las señales de los grandes poderes que rigen el
universo, perceptibles como diminutas luces en la inquietante oscuridad del
firmamento, y la vida del planeta: El sol, el mar, el gran volcán y la fértil
naturaleza. Y en Tejeda podemos admirar un paisaje similar, capaz de
emocionarnos, conciliarnos con nuestro entorno y templar nuestros impulsos, con
la sabiduría y el valor que seguramente se predicó en el almogarén allí
ubicado.
Otras muchas palabras guanches que hoy
conservamos y utilizamos, junto a las que esperan en las páginas de los
diccionarios a que las usemos, participan de esos principios y sentimientos,
aunque todavía sea necesario mucho trabajo para terminar de desvelar todo su
misterio y su grandeza.
(*) Autor del libro en lengua guanche ‘Achicaxna xaxo agual’
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