domingo, 20 de febrero de 2022

GUANCHE AGUALATO TEHANA: APUNTES SOBRE LA LENGUA GUANCHE

 

GUANCHE AGUALATO TEHANA: APUNTES 

SOBRE LA LENGUA GUANCHE

AGUSTÍN GAJATE BARAHONA (*)

El 1 de diciembre de 2013 se publicó en el suplemento 'La Prensa' del periódico 'El Día' de Santa Cruz de Tenerife el siguiente artículo que reproducimos por su interés y para suscitar el debate en el acto de presentación de los poemarios 'El Credo Guanche' y 'Achicaxna Xaxo Agual. Palabra de momia paria', que se celebra el miércoles 23 de febrero de 2022 en la sede social de la Orden del Cachorro Canario, en la plaza de Santo Domingo, ubicada en el histórico barrio de Vegueta de la capital grancanaria.

¿Qué sabemos realmente sobre la sociedad y cultura guanches? ¿Qué parte de la herencia de esa cultura estamos utilizando de forma consciente o inconsciente en la actualidad? ¿Podemos sacar mayor provecho social o económico a este legado? ¿Continúan vigentes la lengua y las formas de expresión guanches? ¿Podemos hacer mayor uso de éstas?

Investigadores canarios y de otros territorios han trabajado y siguen haciéndolo para tratar de dar respuesta a éstas y otras preguntas, pero todavía son mayores las dudas que las certezas. Y eso que los guanches eran unos grandes escritores, además de músicos o médicos, que dejaron multitud de mensajes grabados en las piedras, en el alfabeto que conocían, el líbico, que se ha mantenido en el continente africano formando parte de la cultura bereber. La mayoría de esos mensajes han sido destruidos tanto por la acción humana como por el paso del tiempo y de las adversidades meteorológicas.

¿Qué querían transmitir los guanches a sus descendientes? ¿Y cuáles son los mensajes y las palabras que han pervivido hasta nuestros días? La respuesta a la primera pregunta resulta evidente que se trata su cultura, aunque muchos de sus contenidos permanecen aún sin desvelar y, en otros casos, han sido traducidos a otros idiomas, pese a que la estructura gramatical dentro de la que se han insertado la mayoría de sus voces sea la del español.

Curiosa paradoja, pero nada extraña, ya que la lengua guanche parece interesar más en el exterior que en nuestra tierra. Y es que se trata de un auténtico tesoro, una lengua milenaria que evolucionó dispersa durante siglos, sin apenas interactuar con otras culturas, lo que no sucedió con la bereber, que ha convivido con el árabe a lo largo de más de 1.200 años, con la poderosa influencia que eso conlleva.

La guanche, por su parte, ha venido adaptándose y resistiendo durante los últimos cinco siglos a la presencia del español, manteniendo su uso en todos aquellos ámbitos en los que se hacía imprescindible para el desarrollo de actividades económicas, como en la agricultura, la ganadería, la artesanía e, incluso, la construcción. Y en la actualidad se expresa con el alfabeto occidental, en vez del líbico, que le era propio.

Y esas miles de palabras transcritas al alfabeto occidental se encuentran a nuestra disposición, para ser utilizadas cuando queramos. La mayoría son nombres de personas y de lugares, pero todas tienen un significado, que en ocasiones no coincide con el original o permanece oculto, pero que siguen igualmente vigentes, como sucede en la mayoría de los idiomas modernos, ya que los hablantes de una lengua rara vez conocen el significado original de las palabras que utilizan, ni su procedencia.

No hay más que consultar el Gran Diccionario Guanche de Francisco Osorio Acevedo, o el Diccionario Ejemplificado de Canarismos, de los doctores Cristóbal Corrales y Dolores Corbella, para entender la magnitud del patrimonio lexicográfico procedente de la cultura guanche.

 

Gran riqueza expresiva

 

Muchas de esas palabras exteriorizan una gran fuerza, en ocasiones muy extrema, y dirigen su primigenia riqueza expresiva hacia la descripción de todo lo relacionado con su sociedad, sus actividades, sus valores y creencias: los animales con los que convivían, los parajes que recorrían, las casas y cuevas en las que residían, su estructura social, sus temores, sus retos, su espiritualidad y su dolorosa e inevitable derrota militar y civil.

La lengua guanche no es un idioma uniforme, sino una estructura de comunicación creada para servir a una sociedad avanzada en el aspecto humano y en el espiritual, pero aislada y con herramientas propias del neolítico, lo que condiciona su adaptación a otros ámbitos, como ha sucedido con otras lenguas antiguas, en sus contactos con distintas civilizaciones que han evolucionado tecnológicamente. No existe una gramática y, por lo que he podido apreciar, tenía un uso altamente defensivo, como también sucede en la actualidad, de manera que sólo el que pertenecía a un determinado grupo podía entender el doble sentido de algunas palabras de uso común.

La capacidad descriptiva de las palabras se construía mediante la unión de morfemas (conjunto de sonidos con significado propio), que se colocaban al principio, en medio o al final de la palabra, a conveniencia del creador de la voz, en función de la musicalidad de su pronunciación, lo que da pie que un mismo significado tenga distintas formas expresivas en diferentes islas.

Otro factor a tener en cuenta, a la hora de proyectar su simbolismo dentro de su ámbito social, consiste en que muchas de las virtudes y defectos humanos toman la denominación de quien los encarna, por lo que el nombre de una persona puede variar su significado en función de sus méritos o deméritos, para servir de ejemplo a la comunidad, positivo o negativo, aunque también puede pasar esa persona a tener un sobrenombre, que será el que transmita a su descendencia.

La fonética guanche podría haber sido más variada que la castellana y europea de la época, por lo que podríamos haber perdido fonemas en el tránsito hacia nuestros días. Resulta difícil saber si podríamos entendernos con alguno de los habitantes de las islas de aquellos tiempos en su idioma, como también sería muy complicado comunicarnos con un castellano de aquel entonces.

 

Musicalidad y ritmo

 

Posiblemente hayamos heredado la musicalidad de su pronunciación, ya que el acento canario es uno de los más dulces y con mayor aceptación en toda la comunidad hispano parlante, y el sentido rítmico en la elaboración de neologismos, como sucede en las palabras creadas tanto en el Archipiélago, como por canarios que emigraron a América y que, en ese continuo intercambio, sobre todo con Cuba, acabarían por regresar como americanismos. Para entender este proceso basta con compararlo con lo que sucedió con el primer reglamento de la Lucha Canaria, que fue redactado en la isla caribeña, y no en Canarias.

Un ejemplo del sentido del ritmo que tenían los guanches, lo podemos apreciar en la endecha bimbache que recogió Leonardo Torriani durante su paso por aquella isla:

Mimerahaná zinu zinuhá, ahemen aten haran huá, zu Agarfú fenere nuzá, que fue cantada por Pedro Guerra dentro de la balada ‘Agarfa’. Y otra endecha de Torriani, recogida ésta en Gran Canaria, la que comienza por aicá maragá,  también sirvió de inspiración a Rogelio Botanz e Isabel Medina.

Algunas de las frases guanches recopiladas por los cronistas de la época de la conquista o posteriores, corroboran la solemnidad ceremonial guanche, lo que debe ser interpretado como un claro indicio de que una parte de la sociedad descendía de la realeza o, cuanto menos, de una nobleza de alto rango, que decidió o fue 'invitada' a venir y asentarse en nuestras Islas.

Frases como alzanxiquian arcana haexerax han sido traducidas como ‘lugar del asentamiento (ayuntamiento) del hijo del grande’ y se refieren al lugar, cercano a Icod de los Vinos, donde los guanches de Tenerife afirmaron a los cronistas que los primeros pobladores de esta Isla, unas sesenta personas, decidieron establecer ahí su hogar.

Por la descripción y posterior devenir de la sociedad guanche, podía tratarse de un príncipe con su séquito: esposa principal, hijos, consejeros, sacerdote, médico, escriba, músico, soldados o guardias, artesanos y servidumbre con su ganado. Aunque también pudiera concurrir en una misma persona de la expedición varias funciones, como sucede en algunas culturas con el chamán, que ejerce de consejero, sacerdote, adivino, médico, escriba y artista. Y nada parece contradecir que esto mismo sucediera hace unos 2.600 años en el resto de islas, aunque aún no sepamos cómo.

Las frases ceremoniales en la toma de posesión de un nuevo Mencey parecen querer rendir tributo a su predecesor y a sus antepasados, a los que espera no defraudar en el ejercicio de las responsabilidades inherentes al cargo, como en achorom, nunhabec, zahoñat reste, guañac sahut banot xeraxe sote, o también en agoney acoran inat zahaña chaconamet.

 

Un linaje motivo de orgullo

 

Este tipo de estructuras de comunicación no surgen de manera espontánea ni se improvisan, sino que se gestan durante generaciones, tras tomar conciencia de ser integrante de un linaje singular, de pertenecer a una familia o una tribu de la que hay que sentirse orgulloso, por su capacidad de afrontar con éxito grandes retos o conseguir superar situaciones muy adversas.

También algunos nombres o denominaciones topográficas parecen encerrar un mensaje implícito, que se ha mantenido con una lógica aplastante a lo largo del tiempo y las cambiantes circunstancias. Dentro de esta categoría se encontrarían Tacoronte y Tejeda, cuya posición geográfica y sus vistas se prestan a una interpretación simbólica y espiritual, basada en los significados de los morfemas que componen ambas palabras.

Tacoronte, donde con tanto fervor se venera al santísimo Cristo, constituye un enclave privilegiado para admirar las señales de los grandes poderes que rigen el universo, perceptibles como diminutas luces en la inquietante oscuridad del firmamento, y la vida del planeta: El sol, el mar, el gran volcán y la fértil naturaleza. Y en Tejeda podemos admirar un paisaje similar, capaz de emocionarnos, conciliarnos con nuestro entorno y templar nuestros impulsos, con la sabiduría y el valor que seguramente se predicó en el almogarén allí ubicado.

Otras muchas palabras guanches que hoy conservamos y utilizamos, junto a las que esperan en las páginas de los diccionarios a que las usemos, participan de esos principios y sentimientos, aunque todavía sea necesario mucho trabajo para terminar de desvelar todo su misterio y su grandeza.

 

(*) Autor del libro en lengua guanche ‘Achicaxna xaxo agual’

 

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