MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA
ANÍBAL MALVAR
Con lo bien que lo estábamos pasando los periodistas ayusers con el holocausto caníbal que estos días se celebra en el Partido Popular, va Vladimir Putin y nos desvía el foco amenazando con la III Guerra Mundial. No quiero frivolizar con muertos y refugiados, pero de tanto haber leído a Oscar Wilde se me queda la boca con ganas de decir que esta guerra es una estrategia de Miguel Ángel Rodríguez para extender cortina de humo sobre el asunto del hermanísimo de Isabel Díaz Ayuso. Acudo a la prensa extranjera y compruebo mi error, constato el horror, y ahora ya sé que la guerra es de verdad. Que no se la han inventado entre Ferreras e Inda para distraernos. Ojalá hubiera sido así.
Me bajo al kiosko a comprar la prensa seria y tradicional para profundizar en el bélico conflicto y, tras mucho leer y meditar, llego a la conclusión de siempre: que los rusos son los malos y los yanquis son los buenos.
Maniqueísmo y
periodismo deberían ser conceptos tozudamente antagónicos, pero se están
convirtiendo en oxímoron. Pocos análisis fundados e imparciales he leído sobre
las razones de Vladimir Putin para emprender, justamente ahora, esta acción
asesina y militar.
Titula La Razón un
editorial deliciosamente escrito La degradación del orden internacional, en el
que casi se insinúa la necesidad de bombardear Rusia y China si hace falta. No
sé de dónde vamos a sacar tantos piolines. Las inclinaciones bélicas de nuestra
derecha son ancestrales, yo creo que incluso anteriores al 36. Prefieren el
enfrentamiento a palos que el dialéctico, porque saben que el poder económico
siempre les apoyará, y les comprará mejores palos. Las palabras no pueden
comprarlas. Mienten, pero solo engañan a los que quieren ser engañados.
En ABC, la postura
editorial sobre Putin y Ucrania es desarboladoramente divertidísima. Sujétame
el cubata, que yo acabo el conflicto: "Lo cierto es que Occidente se queda
corto. Ayer se conoció que la final de la Champions de fútbol ya no se jugará
en San Petesburgo, como estaba previsto, sino en París. La decisión es
acertada, desde luego. Pero será incompleta mientras los organismos deportivos
internacionales no excluyan al deporte ruso de las distintas federaciones de
todas las competiciones internacionales. La invasión de Ucrania ha de tener
consecuencias, y el aislamiento de Rusia, incluso en el ámbito deportivo, es
imprescindible".
Perdonad la
largueza del párrafo recién copiado, pero me pagan por palabra y, además, me
parece una pieza periodística y literaria para la historia. Mientras muere
gente, la cabecera más longeva de nuestra abolenga prensa no tiene otra idea que
suspenderle a Putin los partidos de pádel. Manda cojones, que diría el clásico.
Esto, entre otras
cosas, pasa porque no hay corresponsales ni reporteros. Son caros. Y nadie es
capaz de contarnos, realmente, lo que está sucediendo hoy en Ucrania. Pasó ya
en la crisis/guerra del 2014 en Crimea. Nadie pudo prever nada de lo que acabó
sucediendo. Ahora es lo mismo. Nuestros periódicos, y casi todos los periódicos
occidentales, estamos pegando palos de ciego, no sabemos lo que está pasando,
no teníamos gente allí durante el suficiente tiempo como para entenderlo.
Y ahora hay que
llenar portadas. Y la solución más fácil es decir lo de siempre: que los rusos
son muy malos y los yanquis son muy buenos. En cuanto a Europa, pues Mambrú se
fue a la guerra.
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