«¡BIENVENIDO 2020!»
Nuestra libertad nos obliga a cada
instante a comprometerla con ‘valentía’ y dignidad en ser y saber, de la
irremediable lucha contra las fuerzas del odio, de la mentira, de la cobardía y
de la avidez: de un pasado abolido, que se presenta una y otra vez ante
nosotros en juego especular y trágico.
ESCRITO
POR EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO, POETA
Me ha permitido el
permanecer en sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se
levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar.
No lo ignoro, pues
veo, siento y experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres
que luchan o mueren en el intento de permanecer en esta mundo, donde deberíamos
todos y todas tener nuestro espacio para permanecer, nuestro pan para comer y
nuestro rol a cumplir, para hacer de esta existencia algo digno de ser
experimentado.
Los sensibles
humanistas iconoclastas, tenemos la mediana certeza, que esta vida es «algo»
inasible, digna de ser experimentada en disfrute y placer, jamás una condena
con fecha de vencimiento… sólo me interesa saber que la vida debe ser ‘vivida’
como un milagro, no como un castigo.
Ante la lógica de
los ‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’,
junto con la seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia de millones
de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la
vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas
muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a
mano, paisaje siniestro y verídico, al que asistimos.
El sentido popular,
asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está
envilecida tras el lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de
decidir sobre la vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el
bienestar de hombres y mujeres, solo ha provocado ha despertado los bajos
instintos en un mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas
y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores.
El hombre que se
interroga sobre su destino está siempre solo, a cada instante él pierde o gana
sin que haya ninguna referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su
ritmo, una ley de compensación equilibra los desastres.
Absolutamente
Las cosas se posan
dulcemente delante de aquellos que no pueden verlas. El sol es un juguete para
ciegos. No es necesario prever, no es necesario ver. Es necesario enterrarse en
el corazón de la tierra: el diálogo nunca terminará…poder contentarse con una
verdad más humilde, saber que para obtener antes hay que olvidar.
«Es necesario
renunciar absolutamente para ser absolutamente». Es necesario también
perseverar sin esperanza de victoria. El destino otorga su chance después de un
largo periplo cercano a la muerte.
Eso que pedimos con
la mayor insistencia al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda
verificado) pero nos lo acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que
desconfiar de las ventajas fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente
abre sus puertas a todos los que obedecen… pero alcancemos un estado de extrema
felicidad que suprime por un tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió.
Nada se compara con
el encanto de un hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas
sin la menor necesidad de ofensa, sino con naturalidad y gracia ‘suma’, este
rol intento asimilarlo siempre, con la espontaneidad de la emergencia, en este
fin de año, donde mi cumpleaños tiene espacio y lugar.
¡Feliz sobrevida! ¡Feliz
vida!… un 2020 posible… el año 2020 debe ser tratado con las urgencias de un
recién nacido… quizás, sin ser gran visionario, intentaré hacer un pronóstico
de lo que acontecerá en el tiempo por venir.
Protestas
Lógicamente,
tomando como referencia los años transcurridos de este tercer milenio muy
definitivo, en los fines impuestos por los poderes imperiales, a una degradada
humanidad en su mayoría anestesiada y paralizada ante el potente devenir de una
realidad, ya anunciada, desde la literatura, la filosofía, incluso el cine, a
modo de una ficción que se ha cristalizado y se ha instalado en este planeta.
Este año 2020, no
dudo, será un año de muchas protestas en todo el mundo… protestas y protestas,
con razón y sentimiento de indignación y hartazgo por la injusticia imperante,
instalada por todos los gobiernos, que parecen no mantener los principios de
solidaridad, igualdad y fraternidad, en paz para sus comunidades… hablo en
estas líneas de la paz que sobrepasa todo entendimiento. No hay otra. La paz
está concebida en principios de cese de hostilidades, de treguas, de pausas… la
paz a la que me refiero no exige condiciones, ni mediadores, ni requiere de
garantías… es simplemente… si es victoriosa, una victoria que descansa en el
renunciamiento voluntario.
Los gobiernos se
han olvidado que han sido elegidos por sus pueblos, al menos es lo que parece y
no por los banqueros o las corporaciones élite de los negociados y las estafas.
¿O no es así?… entonces bienvenidas las protestas y las marchas en contra de la
injusticia del consumo impuesto, por el bombardeo mediático permanente, de
cualquier cosa que aliente a anestesiar, a lobotomizar, a perder la calidad de
«ser»
Año 2020, sumados
todos los números da 4. No está mal… será un buen año? ¿para quién? ¿importa?…
los budistas tienen una creencia, que comparto: no pensar en el pasado ni
tampoco en el futuro.
El pasado no lo
podemos cambiar… sobre el futuro no sabemos. Ergo… hay que vivir el día a día,
como diría Buddha desde Sarnath, India, hace 2.500 años… así que el 2020
vivámoslo día a día, disfrutando de esta existencia, sin molestar a los demás…
tratando en paz y silencio las urgencias más inmediatas de nuestra comunidad.
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