domingo, 6 de enero de 2019

EL MEJOR DE LOS REGALOS PARA LA ISLA DE EL HIERRO


EL MEJOR DE LOS REGALOS PARA LA ISLA DE EL HIERRO
Rafael ZAMORA MÉNDEZ*
PARTE  PRIMERA
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Al parecer, los anecdóticos acontecimientos de los que a ciencia cierta nada sabemos y lamentablemente harto ignoramos, acaecieron en el ya imaginario día de una muy ancestral  EPIFANÍA.
Relatan las tradicionales crónicas que los mismos, tuvieron lugar, probablemente, a los iniciales trémulos comienzos del atávico año1546.
A pesar de la solemne festividad de la fecha, del  mal tiempo, de la espesa bruma, constante lluvia e intenso frío que calaba hasta la misma esencial médula de los huesos, los agnegados pastores acudieron como siempre a sus habituales labores para velar con exactitud por los contados rebaños  de tiernos jubaques u ovejas que, como locas manadas, balaban  sin cesar hartamente recelosas y asustadizas.
Con metódica frecuencia, el raro cielo se iluminaba de febriles fogonazos, retumbando en los movedizos tambores de sus ennegrecidas nubes, removiendo sin parar unos copiosos estridentes truenos, tan fuertes y ensordecedores, capaces de infundirles dantescos sobresaltos, a cualquiera de los más  temerarios seres mortales.
Aquel encubierto paraje resultaba un tanto ahíto, alejado, tristemente yermo y demasiado inhóspito que, unicamente servía para intentar explotar al máximo sus abundantes pastos verdes en el montañoso crudo invierno o... las ajustadas menudencias que se desecaban, merced a los ardientes soles del tórrido verano.
Después de resguardar como mejor pudieron a los indefensos animales y de buscar seguro refugio en algunas de aquellas acogedoras cuevas tan apropiadas para la ocasión y que tan bien conocían, encendieron una hospitalaria hoguera  y se pusieron animadamente a departir:
-.- ¡VAYA MAÑANITA COMPAÑEROS ¡VAYA MAÑANITA! Otra como ésta y nos quedamos gélidos!
-.- NO TE QUEJES TANTO, FELO! No te quejes tanto que... no estamos tan ciegos como para no ver que hoy, precisamente hoy, estás luciendo  con provocativo garbo tus buenas pieles nuevas  y ese lanudo tamarco  de puntería  que es toda una tentación, ¿ no te dan acaso, suficiente calor? 
-.- ¿CALOR? ¡Fiebre, amigos del alma, fiebre!Cómo se ve bien que ustedes no saben absolutamente nada de los inesperados dones que esta misma mañana, con el arrullo del alba, la bendita de mi santa consorte y los traviesos  chiquillos, me dejaron en el interior  de las viejas alforjas!
-.- ¡CUÉNTANOS, MORALES, CUÉNTANOS! Será muy interesante el saberlo porque, según me han dicho estos, no recibieron más que un par de majos nuevos  y alguna que otra chuchería  sin la menor importancia ¡Por mí me marco que, debajo de la almohada, me encontré nada menos  que con toda una señora flauta!
-.-¡ANDA!SOPLA, CARAMBA!¿De qué te lamentas, boyante herreño, de qué?¡Bastante, caracho,  bastante!
-.- ¿TÚ CREES
-.- ¡SEGURO, HOMBRE, seguro!
-.-  A MÍ? ¡Tambores del  Sabinar! A mí...¡nadita¡ Mi querida familia no tuvo mejor idea  que la de obsequiarme con un largo cayado y, lo que es peor, con este enorme barrilote que aquí les presento.¡Por los cuatro costados está rebosando  del mejor aguardiente de tierra que se pueda beber!Por si lo dudan, lo dejo a vuestra acomodo para que personalmente lo comprueben y, catándolo, vean lo que es cosa buena! 
-.- ¡NI UNA SOLA PALABRA MÁS!Esto, hay que celebrarlo¡ Vamos a intentar el que se baje la calentura  que tienes!Afuera el parado tapón de tabaiba¡ Que comience la ronda¡Que no se detenga y que, por muchos lustros sigan viviendo los simpáticos MAGOS DEL LEJANO ORIENTE, cuyas largas barbas ya tienen que llegarles al mismo suelo!
-.- ¡ESO, ESO, bien dicho! A encucuruchar el codo y que nadie se quede atrás!
 Y, sin más énfasis protocolarios de ninguna especie, empezaron a tragar con sedienta avidez de aquel fortísimo líquido blanco que, a los pocos instantes de pasar por la seca garganta, les reanimó sobremanera, haciéndoles olvidar por completo hasta de la propia tumultuosa borrasca.
-.- ¡DEMONIOS DE LA DEHESA!Esto sí que es pura candela hirviendo!
-.- Y…¿ DE QUÉ creen ustedes que es mi fiebre, si ya, en ayunas, comencé a paladearlo?¡Algunos, me dicen, que...bien tajados, suelen avistar negros murciélagos, pero yo...¡no veo más que puros desmesurados lagartos de Salmor!

-.-NO TE intranquilices por eso que en un abrir y cerrar de ojos, vamos a suavizarlo con unas buenas tajadas del más apetecible queso que, según me ha dicho mi paciente suegra, MATILDE, ni en las mejores tienduchas  de la comarca, se consigue encontrar otro como el que ella hace y que sea...¡ ni siquiera capaz de tener alguna semejanza con el de su exquisito sainete!
Las toscas navajas que portaban salieron a relucir de inmediato, aprovechándose al máximo tan bienhechora invitación para rebanar unos pedazos del apetitoso manjar que, a pleno gusto, saborearon con marcada glotonería y deleitoso contento.

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CONTINUARÁ
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