domingo, 15 de septiembre de 2024

UNÁMONOS PARA CAMBIAR LAS COSAS

 

UNÁMONOS PARA CAMBIAR LAS COSAS

RUBÉN SÁNCHEZ 

 

En FACUA no solo resolvemos los pequeños y grandes problemas que sufren nuestros socios. También batallamos para que las irregularidades tengan su castigo

Una aerolínea dejó en tierra a un pasajero cuando iba a acceder a su vuelo de regreso a España con la excusa de que no había cogido el de ida. Logramos que le pagaran la compensación de 250 euros que marca la ley además de reembolsarle el importe de sus billetes. Y también que la compañía, TAP Air Portugal, pagase una multa de 6.000 euros por lo que había hecho.

Una financiera acosó durante años e incluyó en un registro de morosos a una mujer por no pagar un préstamo que nunca les había pedido. Logramos que dejasen de molestarla y que la sacaran del fichero. Y también que el prestamista, MoneyMan, pagase una multa de 225.000 euros.

Una compañía de telecomunicaciones permitió el duplicado fraudulento de la tarjeta SIM de una clienta y provocó con su negligencia que sustrajeran 800 euros de su cuenta bancaria. Logramos que el banco le devolviera su dinero. Y también que multaran a la teleco, Digi, con 200.000 euros.

En FACUA no solo resolvemos los pequeños y grandes problemas que sufren nuestros socios. También batallamos para que las irregularidades tengan su castigo. Las grandes empresas saben que el porcentaje de consumidores que reclaman ante sus abusos es muy reducido. Por eso es indispensable que buena parte de esas reclamaciones deriven en multas. Multas que multipliquen por mucho las cantidades que cobraron, intentaron cobrar o provocaron que cobraran fraudulentamente a los afectados.

Cuando una empresa se salta la legislación de manera sistemática, las sanciones que acaba pagando como consecuencia de las denuncias de algunas de sus víctimas resultan ridículas en comparación con el beneficio que obtienen con la suma de sus irregularidades.

Pero cuantos más seamos los que nos unimos para luchar contra los abusos, más serán los casos en que quienes nos defraudan se vean obligados a devolver las cantidades ingresadas de forma ilícita y a cumplir sus compromisos publicitarios y contractuales. Y más serán los casos en que acaben multados por saltarse la ley.

Si logramos que recuperes los 100 euros que te cobró ilícitamente una compañía y también que pague 10.000 euros de multa por esa irregularidad, estaremos haciendo que reembolse la suma de lo que te defraudó a ti y a 100 consumidores víctimas del mismo abuso que tú. Si ellos no reclaman, habrá que animarles a hacerlo. Pero, mientras tanto, una reclamación, una denuncia y una multa detrás de otra pueden hacer que, antes o después, la empresa acabe pensándoselo dos veces antes de seguir cometiendo las mismas prácticas. Tu reclamación, en definitiva, puede ayudar a evitar que otros consumidores sufran mañana el mismo fraude.

Los consumidores que defendemos por nuestros derechos también luchamos, a veces sin saberlo, por el bien común. Podemos hacer que quienes nos defraudan lo paguen caro. Por pequeños que sean nuestros logros, con cada uno de ellos estaremos sembrando semillas que otros pueden aprovechar y que pueden acabar cambiando las cosas. Unidos, podemos ser muy fuertes.

Soy Rubén Sánchez y en ocasiones veo fraudes.

 

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