domingo, 29 de septiembre de 2024

ALVISE, VÍCTIMA DE UN BULO: NO ERA UN FASCISTA, SINO UN ARTISTA


ALVISE, VÍCTIMA DE UN BULO: NO ERA UN 

FASCISTA, SINO UN ARTISTA

El charlatán propone una nueva guerra social que ya no es contra los pobres de piel oscura, sino contra el propio Estado mediante un llamamiento a seguir su ejemplo y no pagar impuestos

GERARDO TECÉ

Alvise, fraude, ultraderecha. / Pedripol

Cuando el periodismo se equivoca lo justo es que rectifique y con Alvise no sólo nos hemos equivocado, sino que además hemos difundido un bulo. El joven político, líder de Se Acabó La Fiesta, no era un fascista tal y como muchos aseguramos, sino un artista de los pies a la cabeza. Un charlatán de los de toda la vida, de esos que llegaban a los pueblos asegurando ser portadores del elixir definitivo contra la alopecia. Acérquese, caballero, y pruebe. Pruebe usted mismo esta pócima que acabará para siempre con sus problemas de calvicie proporcionándole un pelo que será la envidia de sus vecinos. Con una retórica formidable, Alvise te vende lo que quieras. Por ejemplo, que tiene la clave para destruir la misma clase política de la que lleva años cobrando. Que cuando llegue a ser presidente de España –un charlatán siempre apunta alto– construirá una macrocárcel en la que meterá a todos los malos, que hará deportaciones masivas de personas de piel oscura –quedando excluido él mismo de esta norma– o que sacará a la luz extraordinarios documentos que acabarán ipso facto con este Gobierno –documentos que nunca llegan.

Hay carreras meteóricas y luego está la de Alvise. No han pasado aún tres meses desde la toma de posesión como eurodiputado del tipo que también prometía acabar con la corrupción política y ya tenemos un audio del líder de Se Acabó La Fiesta pidiéndole dinero en negro a un empresario a cambio de utilizar su posición política para hacerle favores. La definición misma de corrupción, un caso de libro, dirán ustedes. Se equivocan. La fiesta acaba de empezar y la norma número uno de la charlatanería es que la huida se realiza siempre hacia adelante. Cuando el crecepelo no funciona y los clientes, enfadados, reclaman la devolución del dinero, es el momento ideal para venderles otra cosa. No le funciona por su culpa, caballero. Porque no se llevó usted este magnífico sombrero que hace masajes en el cuero cabelludo abriendo así los poros para facilitar la salida del pelo. Y el caballero compra y Alvise se va a otro pueblo a seguir haciendo caja. Cobrar 100.000 euros en negro a cambio de beneficiar desde el cargo público a un criptoestafador no es corrupción, sino lucha contra la corrupción. Así lo explicaba el extraordinario charlatán mediante un vídeo acompañado de música épica emitido en su canal de Telegram porque hoy ya no se llevan las tarimas en las plazas de los pueblos ni el megáfono desde el coche. Cogí esos 100.000 euros para no depender de este sistema corrupto. Pedí 100.000 euros a cambio de favores políticos para evitar enriquecerme con la política –jajaja. Los cogí en solidaridad con esos autónomos que no llegan a fin de mes. Llamo a la lucha contra este Estado criminal. Pido que todo el que pueda haga sacrificios como los que hago yo cobrando 100.000 euros en un sobre. Cada vez son menos, pero aún queda quien aplaude al tipo que vende frascos rellenos de agua a precio de oro.

No es casual. Además de un genial charlatán, Alvise es un extraordinario comercial. Hoy son el odio o el miedo al inmigrante, pero si mañana viese oportunidad de negocio, haría caja a costa de los patinetes eléctricos o la tortilla con cebolla. El fascismo es algo circunstancial, una ola a la que subirse porque la industria pujante en estos momentos es la del odio. Si Alvise hubiera sido político en los años ochenta lo hubiéramos visto con puño, rosa, chaqueta de pana y protagonizando una sonada fuga con la pasta. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y los maletines de dinero negro pasan por su mano, el charlatán propone ahora una nueva guerra social que ya no es contra los pobres de piel oscura, sino contra el propio Estado, mediante un llamamiento a seguir su ejemplo y hacer lo posible para no pagar impuestos. Como si los aeropuertos por los que acabará huyendo se construyeran solos. Es la nueva cruzada de este Robin Hood que roba a quien haga falta para entregárselo a sí mismo. Lo dicho, todo un artista. Disculpen las informaciones erróneas.

 

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