domingo, 15 de septiembre de 2024

EL VIENTO DE LOS PAJAROS

 

EL VIENTO DE LOS PAJAROS

DUNIA SÁNCHEZ

Viento:

La brisa insiste en tildar las ventanas con su suave soplo. Un ruido casi imperceptible pero sonoro para aquellos que en el nocturna retumban en sus pensamientos, en una memoria que recoge cada minúsculo fallo de sus vivencias, ya sea error de ellos, ya sea voracidad de otros. Observo como esos cuerpos descansan. La luna menguante pisa con un firmamento estrellado, me pregunto que amarguras sopesan en esas gentes algunas, tan contradictorias y otras tan seguras en cada aliento que se endereza en su día a día. Ahora estoy aquí con la brisa que por momentos toca fuerte, quiere despertar a esas almas ausentes de la mirada, de la escucha, del habla.

 

Anne:

Amanece, mi cuerpo junto a la sonoridad del silencio. Los años pasan. Quizás te haya encontrado pero cierta incertidumbre me abruma, me escondo en un rincón donde mis artes de amar no se detecten. Y, sin embargo, amo. La amo desde esta reconditez donde las secuelas de la existencia aun me dejan respirar.

Espíritu :

No me ves. En qué punto de tu vida te encuentras. Examino y pienso que te hallas en ese ápice donde te da todo igual. Un desinterés por las cosas nimias. Has madurado y ya no necesitas de una mano para levantarte. No obstante sigues en tu búsqueda, en la inquietud de aves de paraíso volando a ras de las emociones, de cada sensación cuando alguien de abraza, te besa en tu cuello.

Anne:

Despegarme de la cama no me cuesta. Me incorporo y sentada medito sobre mí, sobre lo que quiero. Lenta voy a la cocina. El silencio de estas horas precoces de la mañana me lleva a una constante revuelta de una canción del despertador. Ahí, viene, con su canción, con mis sentidos cantando a la vez que el café viene. Sí, viene. Viene lento, pero viene y tomo de él. Una extraña sensación se incrusta en mi pecho y mis latidos , pausados, despiertan la necesidad de ser acompañada, amada. Pero esta nada….

viento

Te abro la ventana con un toque más arrebatado. Luces a la calle. Te asomas, los pájaros no tienen ganas hoy de cantar. Quizás, están como tú. En un silencio profundo, en un aislamiento intocable aunque desees, porque lo deseas que te amen.

Anne:

Recurre a mi mis manos, me las miro, las palpos y una cierta dejadez pesa ahora en los años. Pero ya no hay excusas, debo pensar que no es tarde.

Espíritu

Siempre igual, excusas para no emprender tu vuelo. Anímate mujer. Recorre el universo que hay en ti, el universo que hay en otros y regocíjate con el arte de amor que no es tarde. Lo tarde es cuando la muerte venga y seamos otra vez hijo del cosmos. Porqué eso somos cuando seamos encuentro con nuestro nicho, con nuestras cenizas.

Anne:

Quiero ser ciega. Quiero ser sorda. Quiero ser muda. Tanta barbarie en este pizco de planeta. Presiento que algo me rodea, una sombra que me desquita de la pena por un lado y yo me voy al otro, a este mundo donde las guerras infinitas, donde la involución de muchos es metralla segura de vidas idas en la violencia y venganza absoluta. Por mi mente corre un vientre abultado, la tristeza me acoge. El hambre, la sed y me pregunto el porqué. Y como puede el ser humano en seguir creyendo en Dioses obsoletos, herméticos. Una respuesta que no es más para ayudar a la firmeza cuando los estragos sórdidos de los bombardeos, de la dejadez impera en esos pueblos.

Espíritu:

¿Dónde estás Anne? Te pierdes en violaciones a la dignidad de otros lugares. Esa dignidad que debe tener toda persona. Porque somos personas, somos aves que vuelan a ras de yermas tierras donde el agua vomite sequedad, venenosas batallas sin fin. Déjalo ya, Anne, no te mortificas, todo seguirá igual y después cuando la muerte venga , no más que polvo estelar.

Anne:

Siento que las ventanas se cierran. Siento que las ventanas se abren. Siento su golpeo incesante mientras me asomo a sentido de la vida. Aquí, quieta, con mi café.

viento

Como viento que soy , cierro y abro ventanas. Es hora de despertar Anne y no me refiero a ese despertar de tus ojos, de tu cuerpo sino del amor. Tienes que enamorarte, hay una muralla larga…muy larga que bloquea tu corazón y sigues así, en la soltura de tu callar y conversando sola con tu razón. Y esa razón te aleja, desiste de intentarlo. Ah, Anne, no te preocupes, algún día caerás en las redes del amor. Te atrapará y serás hermana de la lluvia. Sí, cantaras bajo la lluvia y le dirás te quiero. Te imaginas Anne, Anne.

Anne:

Yo Anne he jurado no enamorarme. Infortunios del ayer me hacen desistir en esa emoción, en la sensibilidad de ser roce con otra piel. Miro mis manos, mucho han trabajado, siguen vacías. La gelidez de un aliento llega a mis entrañas y sacudida por este extraño mundo me alejo, me ausento donde el dolor no tiene cabida.

Espíritu.

Ah, ese dolor Anne. Tan grave ha sido que te has despedido. Pero atiéndeme, no sabemos lo que ocurrirá en el transcurso de las jornadas. Solo sabemos del ahora que es ya pasado y el mañana puede romper todos tus tabiques, todos esos pilares donde habita tu olvido, el olvido de amar.  Anne , querida Anne, he venido para verte, siempre estoy aquí, pero que tu conciencia me escuche. Dale una oportunidad a la vida, a la vida en esta tierra hija de todos. Oh, Anne, querida Anne, refúgiate en unos brazos que de seguro toda irá bien. Anne, querida Anne, todo irá bien.

Anne:

Y enamorarme de este mundo que me vio nacer. Este mundo enojado, violento y presa del engaño sin la tregua de las armas, de la insolidaria matanza de todas aquellas raíces del mismo árbol. Cada día se extiende más. Escucha, escucha, el gemido de una anciana cuando ante ella solo hay campos de sangre, de gritos en medio del silencio que la hacen penar , balancearse en un temblor estático en el paso de los soles, de las lunas. Y enamorarme con el sustento de una nueva forma de ver, de charla con mi amada¡ Dónde está¡ El agotamiento señala mis alas, no escucho el trino de los pájaros y el despertar se ha callado! Y enamorarme de ti, de mí de la alegría que al unísono apaga las desgracias de este planeta, de azul planeta. Que se calle ese ruido de la monstruosidad, del apego a los demonios que llevamos dentro…muy dentro. Luchar y luchar, con mi yo, con todos para la  paz,  para el equilibrio en la madre tierra. Por tanto me emancipo de las grotescas imágenes de la realidad y esbozo un arco iris vital para la existencia. Miro mis manos, yermas, con la sequedad del dolor, el dolor de esa maleta del que navega a un destino incierto y muchas veces traidor. El viento ha parado y una brisa agradable palpa mi tez, la beso. Si besarla como si fuera ella, como si fuera el lugar de la belleza. Una belleza imperfecta, caminante de la armonía entre los humanos.

 

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