LA ESTRATEGIA DE VIVIENDA DEL
PSOE
DIARIO RED
La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez
— Carlos Luján / Europa Press
Para tapar su inacción, para que no se hable de que el Gobierno del PSOE y Sumar no va a hacer nada para resolver este importante problema, montan una confrontación fake con el PP
Esta semana, la ministra de Vivienda del PSOE, Isabel Rodríguez, añadía una nueva perla discursiva a su cada vez más vergonzante hemeroteca. La ministra que, nada más tomar posesión, dijo a los promotores privados desde la Cadena SER que, con este Gobierno, van a poder hacer negocio, la que defendió que tiene que haber un mejor acceso a la vivienda en Málaga porque, si no, “dónde van a vivir los que nos sirven un vino o un espeto”, la que se ha reunido con toda la banca y con todos los especuladores pero nunca con los sindicatos de inquilinos o con la PAH, pidió en estos días —de nuevo desde la radio— a los propietarios de pisos en alquiler que sean “solidarios” para bajar los precios.
El
problema de la vivienda en España es, sin paliativos, el primer problema
económico que afronta la clase trabajadora. Si
tenemos en cuenta que, en la Comunidad de Madrid, el coste promedio del
alquiler alcanza el 67,6% del Salario Mínimo Interprofesional, si en Cataluña
este ratio llega al 59,3% y en Andalucía al 45,8%, si además reconocemos la
evidencia de que esto es el promedio en toda la comunidad autónoma y que, en
sus grandes ciudades, y todavía más en el centro de las mismas, alquilar una
vivienda supera la mayoría de las veces la cuantía del SMI, si pensamos que hay
jóvenes pagando 600 o 700 euros por una habitación —no por una vivienda, por
una habitación— en Barcelona o en Madrid, si vivimos en el mundo real y no en
el que habita la ministra, es muy fácil darse cuenta de que la
situación está a punto de estallar.
Estamos hablando también de un
mecanismo prácticamente feudal de transferencia masiva de riqueza de la clase
trabajadora a la clase rentista
Y no
solamente estamos hablando de la brutal precariedad que tiene que afrontar
cualquier persona que necesita vivir de alquiler en cualquiera de las grandes
ciudades y las zonas turísticas españolas. Además, estamos hablando también
de un mecanismo prácticamente feudal de transferencia masiva de riqueza
de la clase trabajadora a la clase rentista. Baste tener en cuenta que, en
España, solamente el 6% de la población
adulta es casero. Es decir, solamente el 6% de los
adultos tienen una vivienda en propiedad que están alquilando a otra persona.
De ese 6%, más del 60% tienen dos o más viviendas puestas en alquiler, un 24%
tiene más de 15 y, de hecho, el 10% de todas las viviendas alquiladas en España
son propiedad de una gran empresa, de un banco o de un fondo buitre. Los
hogares de caseros son además los de mayor renta del país, disfrutando de una
renta mediana disponible anual de 40.293€ frente a los 18.457€ de los hogares
de inquilinos. Al mismo tiempo, hay más de 3 millones de viviendas vacías
en España mientras los economistas neoliberales dicen que hay que construir
medio millón de ellas por el incremento de la población y por la inmigración.
Cuando se les dice que existe un parque brutal de viviendas vacías esperando el
mejor momento especulativo para ser puestas en el mercado, contestan que el problema
es que están mal localizadas. Que tan solo el 10% de ellas se encuentran en las
grandes ciudades. Lo que no te dicen es que el 10% de 3 millones es 300.000
viviendas vacías en las grandes ciudades de nuestro país.
Ante esta
situación, ante la perspectiva de que millones de compatriotas vean destruidas
sus economías familiares y sus proyectos de vida y de futuro para enriquecer a
una minoría muy pequeña de la población, ante la obviedad —además— de que este
funcionamiento económico opera en detrimento de los sectores verdaderamente
productivos del país, al sustraer cantidades ingentes de capital para ponerlas
en los bolsillos de un sector en el que no hay innovación, no hay prácticamente
personas contratadas y no hay apenas valor añadido, resulta casi ridículo
repetir una y otra vez que el Gobierno tiene que tomar cartas en el asunto de
una forma seria y eficaz antes de que algo muy grave se rompa en España.
Obviamente,
dada la magnitud y la complejidad del problema, no hay ninguna bala mágica para
resolverlo; no hay ninguna medida única que vaya a solucionar la situación
operando individualmente. Está claro que hace falta un
paquete integral y contundente en el cual, posiblemente, habría que incluir la
prohibición del uso turístico, una regulación muy estricta del alquiler de
temporada para que no se use en fraude como está ocurriendo ahora, un impuesto
creciente en el tiempo a las viviendas vacías, una expropiación del uso de una
parte importante de las viviendas en manos de grandes tenedores para destinarlas
al alquiler social, una regulación efectiva de los precios en el mercado libre
que impida que las familias tengan que destinar más del 30 % de sus ingresos a
la vivienda, la prohibición de la compra de vivienda que no sea para vivir o
para ser puesta en el alquiler social o un programa de compra masiva por parte
del Estado de viviendas existentes para destinarlas a dicho fin —comprar, no
construir vivienda nueva— y así poder generar un parque público de dimensión
europea no en décadas sino en unos pocos años.
Como ya ha quedado claro en
esta legislatura inoperante, de todo esto que hay que hacer, el Gobierno de
Sánchez en general y su ministra de Vivienda en particular no van a hacer
absolutamente nada
Como ya
ha quedado claro en esta legislatura inoperante, de todo esto que hay que
hacer, el Gobierno de Sánchez en general y su ministra de Vivienda en
particular no van a hacer absolutamente nada. Primero, porque no
existe una mayoría progresista y de izquierdas en el parlamento a pesar de la
triunfalista celebración del resultado por parte del PSOE y de Sumar el día de
las elecciones y, segundo, porque tampoco existe la voluntad política para
siquiera intentarlo. Del mismo modo que los dos partidos del Gobierno ya han
dejado claro que pretenden seguir sentados en los sillones azules del ejecutivo
aunque no aprueben ni un solo presupuesto en toda la legislatura, tampoco les
parece algo que afecte a su continuidad el no atender el problema económico más
grave del país durante cuatro largos años.
Por eso,
además de las declaraciones extemporáneas de Isabel Rodríguez, la
ministra ha añadido al final de esta semana un elemento estratégico que es muy
habitual por parte del PSOE. Así, Rodríguez, ha amenazado este viernes a
las comunidades autónomas gobernadas por el PP con retirar los fondos y la
colaboración del Gobierno central en materia de vivienda si no cumplen sus
obligaciones en este ámbito y, en particular, si no ponen en marcha la
regulación de los precios del alquiler que la Ley de Vivienda aprobada en la legislatura
anterior pone en manos de las administraciones autonómicas.
Teniendo
en cuenta la ideología de la ministra, repasando su hemeroteca, recordando que
el PSOE intentó sabotear y rebajar al mínimo los contenidos de la Ley de
Vivienda impulsada por Ione Belarra y sabiendo que Asturias y Castilla-La
Mancha —gobernadas por el PSOE— tampoco están regulando los precios, resulta
evidente lo que está ocurriendo. Para tapar su inacción, para que no se
hable de que el Gobierno del PSOE y Sumar no va a hacer nada para resolver este
importante problema, montan una confrontación fake con el PP. Es obvio que
la derecha va a trabajar siempre en favor de los rentistas y, precisamente por
ello, el interpelarlos para que hagan lo contrario no es más que un juego de manos
para intentar engañar a la ciudadanía y conseguir rédito electoral. De hecho,
este esquema —confrontar con el PP para justificar la inacción propia— lo hemos
visto ya con los presupuestos, con la reforma de la ley de extranjería o con la
financiación autonómica… y seguramente lo vamos a ver repetido en otras muchas
ocasiones si Sánchez no aprieta el botón de la repetición electoral.
Sin
embargo, es difícil ocultar la realidad material en un ámbito tan grave como la
vivienda y no va a ser posible soslayar las grandes manifestaciones al respecto
que se están preparando para las próximas semanas. Por muchos juegos de engaño
que intente hacer el Gobierno, la ciudadanía de nuestro país no es menor de
edad y cada vez está quedando más claro que la acción política que
estamos viendo desde el 23J es prácticamente indistinguible de la que habríamos
tenido que sufrir con un Gobierno del PP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario