“ISRAEL”: UNA SOCIEDAD EXTREMISTA Y CRIMINAL
POR
PABLO JOFRÉ LEAL
Uno de
los mayores mitos respecto a la entidad israelí es aquel que la presenta como
una especie de modelo, de referencia democrática en Asia occidental.
A partir
de esa instalación de democracia representativa que no es otra cosa que un
vulgar espejismo, que ampara los afanes hegemónicos de una ideología surgida en
Europa y que representa la punta de lanza de los intereses de las potencias
occidentales en el levante mediterráneo.
Hablo de una mascarada pues, en esencia, la entidad israelí es una sociedad racista, discriminatoria, surgida de la usurpación del territorio palestino y asentada sobre la sangre y los huesos de millones de hombres y mujeres expulsados de sus tierras, ocupados, colonizados y bajo un proceso de exterminio que se extiende ya por 76 años. Esta entidad nacida en mayo de 1948 y denominada Israel, es una creación ficticia, sustentada en su visión de mundo por la ideología más criminal que haya dado la humanidad en los últimos 80 años: el sionismo.
Israel
está administrada hoy, no por el partido de ultraderecha Likud de Benjamín
Netanyahu, que es de por sí un extremista, sino por los sectores del
fundamentalismo judío que impregnados del sionismo domina la escena política y
militar de esta sociedad enquistada artificialmente en el seno de una región
árabe. La balanza política en la entidad israelí hace mucho tiempo se inclinó
hacia los sectores donde prima el odio hacia los Goyim – los no judíos –
Sectores donde conceptos como el de sionista, extremista y fanático, a pesar de
sus matices, resuenan similares cuando se trata de Israel.
A inicios del año 2023 en un artículo elaborado en torno a este carácter
racista y extremista del ente israelí, consigné la conversación entre Tomer
Persico, investigador en el Instituto Shalom Hartman y académico principal en
el Centro de Estudios de Asia Occidental de UC Berkeley – con Amir Tibon,
editor del diario Haaretz, quienes llegaron a la conclusión que, el no
religioso Netanyahu -aliado de políticos fundamentalistas y ultrarreligioso
fanáticos, de creencia judía – “pueden no tener más remedio que darles rienda
suelta a partidos como Sionista religioso y Otzma Yehudit (poder judío de
Ben-Gvir) empujando al país a una judeocracia profundamente islamófoba y
racista. Me parece, con el objetivo de seguir exterminando al pueblo palestino,
enfrascándose incluso en una guerra de carácter regional” (1).
Un
anticipo de lo que comenzó a incrementarse, en materia de asesinatos masivos
del pueblo palestino, el 7 de octubre de ese mismo año tras la operación de la
resistencia palestina denominad Tormenta de Al Aqsa. Proceso de exterminio que
no cesa y que ha cumplido ya 11 meses con un saldo de 41 mil asesinatos, el 70%
de ellos mujeres y niños, 100 mil heridos y la destrucción del 75% de las
ciudades, hospitales, escuelas, universidades, mezquitas e infraestructura
básica de la Franja de Gaza. Con una Cisjordania también atacada en sus
distintas ciudades incrementando que incrementa el número de muertos y
destrucción.
Esa
realidad extrema tiene hoy nombres más allá de la figura del primer ministro
israelí Benjamín Netanyahu, que cumple la función de articular los apoyos de
Estados Unidos y países europeos, más el financiamiento de las fortunas de multimillonarios
sionistas, para seguir con su política de exterminio. Esos nombres de la
ultraderecha nazisionista, que son responsables directos del genocidio contra
el pueblo palestino son el ministro de seguridad nacional Itamar ben Gvir y el
ministro de Finanzas Bezalel Smotrich. Ambos colonos, asentados en territorio
usurpado en Cisjordania. Artífices y promotores de la puesta en práctica del
plan de solución final, al estilo del nacionalsocialismo alemán, del pueblo
palestino. Ambos terroristas, así sindicados dentro de los propios servicios de
seguridad del ente sionista.
En el caso específico de Itamar Ben Gvir, este abogado es considerado un
político de ideología supremacista judía y antiárabe. Miembros del parlamento
del régimen nacionalsionista y líder del partido político supremacista Otsmá
Yehudit (Poder Judío) cuya base ideológica hunde sus raíces en el llamado
Kahanismo (2) y su ala política el
partido Kach (3). Un Ben Gvir seguidor del
terrorista Baruch Goldstein (militante de Kach) autor del asesinato de 29
palestinos y generar heridas a 125 personas – antes de ser linchado
– el año 1994 en Al Jalil, en la mezquita de Ibrahimi, en la
Cisjordania ocupada. Ben Gvir es considerado, dentro de los propios
informes de los servicios de inteligencia como un extremista, un provocador, un
personaje promotor del genocidio del pueblo palestino.
A inicios de este mes de septiembre, fue filtrada a la prensa israelí (4) un informe de la agencia de inteligencia
interna de esta entidad (Shin Bet) donde se advierte, nuevamente a Netanyahu y
a los ministros en general, que las actividades terroristas judías, resultan
ser cada día más cotidianas y visibles y representan una amenaza para la
existencia a largo plazo del ente israelí en la zona. El jefe del Shin Bet –
Ronen Bar – dio a conocer las actividades violentas de grupos militantes judíos
en los territorios ocupados, señalando que todos ellos están relacionados con
el movimiento racista kahanista, cuyo objetivo es expulsar a los palestinos de
sus tierras y proceder a su exterminio sino logran esa usurpación.
Dichas acciones, señala el Shin Bet, “cuentan con el apoyo de la policía,
parte del gobierno y el ejército de ocupación. Los líderes de estos grupos
terroristas judíos quieren que el sistema pierda el control, el daño a Israel
es indescriptible”, advirtió Ronen Bar en una carta. Por su parte, la
incompetencia policial y la legitimidad pública llevaron a la expansión del
terrorismo judío, afirma el diario Haaretz (5). Lo que
resulta evidente a la luz de las provocaciones permanentes de Ben Gvir al
invadir la explanada de las mezquitas y así generar la lógica reacción del
pueblo palestino. Como también sus llamados a quemar propiedades palestinas,
crear más asentamientos en Cisjordania y exterminar a la población de la Franja
de Gaza sean hombres, mujeres o niños. En todo caso, advertir a Netanyahu
y a los ministros es pedirles a los lobos que cuiden el rebaño de borregos.
Las armas que poseen los colonos extremistas no son maná caído del cielo,
han sido entregadas por el propio gobierno israelí. Los judíos extremistas
transitan libremente con sus armas en ristre, las usan para asesinar
impunemente al pueblo palestino. El extremismo judío no sólo cuenta con el
apoyo del gobierno israelí, sino también de organizaciones que financian
profusamente sus acciones delictivas como es el caso de Hashomer Yosh (6) una organización no gubernamental de extrema
derecha con sede en Cisjordania ocupada. Unido al apoyo a la violencia, por
parte de los colonos ilegales judíos contra civiles palestinos. Sumemos también
la visión y práctica mesiánica del rabino Yitzchak Ginsburgh que a través de su
influencia en la organización kahanista Hilltop Youth llama a la “deportación,
venganza y la aniquilación de los gentiles que representan una amenaza para el
pueblo de Israel”. Ideas que pretenden erradicar el sionismo secular, someter
al poder judicial y al ejército y definir a Israel como un régimen
fundamentalista judío en plenitud.
El
Departamento del Tesoro de Estados Unidos, comenzó por imponer sanciones contra
Hashomer Yosh. En verdad, deberían seguir el olor del dinero y llegarían
al Congreso estadounidense, a multimillonarios sionistas estadounidenses, al
yerno judío de Donald Trump, el millonario sionista Jared Kushner, al esposo
judío sionista de la vicepresidenta Kamala Harris, Doug Emhoff, y
en general todo el lobby sionista en ese país y verán que desde ahí salen
ingentes fondos, no sólo para Ginsburgh sino también Hashomer Yosh, Ben Gvir,
Smotrich y todo aquel que hoy representa a la entidad más criminal de los
últimos 80 años en el mundo.
Todo el
gabinete y los altos mandos militares y policiales son aval de esa conducta
extremista y la realidad que poco les importa si las acciones de Ben Gvir y su
partido Kahanista puede llevar a lo que el jefe del Shin Bet define “como un
camino de derramamiento de sangre profuso y a cambiar la cara del estado de
manera irreconocible”. Para Bar, la irrupción de Ben Gvir en la explanada de
las mezquitas crea un riesgo muy significativo para la seguridad regional,
haciendo referencia con ello al carácter de enorme sensibilidad que Harem
al-Sharif (noble santuario) tiene en el mundo del islam, considerado el tercer
sitio más sagrado de esta religión seguida por 2 mil millones de fieles.
A pesar
del informe del Shin Bet, nada se ha hecho ni se hará para detener las acciones
de extremistas como Ben Gvir o Bezalel Smotrich u otros miembros del gabinete,
como el propio ministro de la guerra Yoav Gallant, para seguir adelante con su
plan neonazi de solución final contra el pueblo palestino. Al Shin Bet no le
importan los palestinos, les da lo mismo si son asesinados 41 mil hombres,
mujeres y niños. Si Gaza es destruida o Cisjordania es también arrasada. No
está en sus advertencias el tema de respeto a los derechos humanos o el no
cometer crímenes de guerra y lesa humanidad contra decenas de miles de
palestinos. Construir muros, demoler viviendas, destruir cultivos. El Shin Bet
y sus advertencias no son la solución, es parte del problema.
Y me apoyo en esta afirmación en lo sostenido por Abir Kopty, académica
palestina, radicada en Alemania quien señala en una entrevista “La advertencia
del Shabak (Shin Bet) acrónimo del hebreo Sherut haBitachon haKlali, que
significa Servicios Generales de Seguridad, es un intento de presentar al
terrorismo de los colonos como algo ‘extremo’ y como un asunto de disputa
interna. Quienes están preocupados por ello lo están porque no es bueno para
Israel, no porque esté aterrorizando a los palestinos. Tienen miedo de que
llegue a los israelíes si no se detiene, en el sentido que grupos fanáticos
religiosos de Israel podrían comenzar a atacar a ciudadanos israelíes de
mentalidad secular en la siguiente etapa tras sus ataques a los palestinos…la
carta de Bar, que recibió una amplia cobertura en los medios occidentales, es
un espectáculo israelí ante la comunidad internacional, destinado a demostrar
que Israel es una especie de democracia. Pero, en realidad, una mano financia,
arma y dirige a esos colonos, mientras que la otra hace que parezca que no
representa a Israel” (7)
Efectivamente,
el Shin Bet actúa en la lógica de la Hasbará sionista, una estrategia de lavado
de imagen, de maquillar sus acciones genocidas. Mostrar preocupación por algo
que ellos mismos se han encargado de catalizar. El terrorismo fundamentalista
judío de hoy no se diferencia de aquel que se desarrolló en la etapa previa a
la conformación y nacimiento de Israel el año 1948. Haganah, Irgún, la banda
Stern que asesinaban tanto a palestinos como británicos son el antecedente de
las acciones de los extremistas como Itamar Ben-Gvir, Bezalel Smotrich,
Benjamín Netanyahu, Avigdor Lieberman, Ayelet Shaked, Benny Gantz, Yair Lapid,
Naftali Bennett, Isaac Herzog.
Los
miembros de la alianza supremacista de extrema derecha son: Sionismo Religioso
(Otsmá Yehudit de Ben Gvir) Noam del rabino Dror Aryeh y el Partido Sionista
Religioso de Bezalel Smotrich. Con aquellos que gobierna Netanyahu son la
expresión del extremismo de una sociedad israelí violenta y racista. Bajo la
idea fanática, delirante, perversa, terrorista que algún dios protege sus
acciones se han dedicado a exterminar a la población palestina, usurpar sus
tierras, robar sus bienes.
Israel,
mayoritariamente es una entidad terrorista. Podrán salir cientos de miles a las
calles, para exigir la renuncia de Netanyahu, pero no salen a la calle a exigir
el fin del exterminio palestino. Salen a la calle a exigir a su gobierno que
libere a los prisioneros israelíes desde el 7 de octubre de 2023 (gran parte de
los cuales han sido asesinados por el propio ejército israelí) peor no salen a
exigir que se libere a los 10 mil secuestrados palestinos, muchos de ellos con
décadas de encierro. No están en las calles para exigir que no se siga
asesinado a niños y mujeres palestinos en la Franja de Gaza y Cisjordania.
Esos
israelíes que salen a las calles de la ocupada Jaffa (que los judíos denominan
Tel Aviv) no exigen juicio y castigo a su gobierno, ejercito y colonos que
cometen crímenes de guerra y lesa humanidad. No están sus demandas los derechos
del pueblo palestino. Sus peticiones son parte de su fundamentalismo religioso
y político. Israel es una entidad racista, colonialista, usurpadora, genocida,
desde los pies hasta el último cabello y todo lavado de imagen no cambia en
esencia ese carácter de una sociedad criminal.
1. https://www-haaretz-com.translate.goog/israel-news/2023-01-19/ty-article/.premium/israels-jewish-fundamentalists-are-in-power-a-conversation-with-tomer-persico/00000185-c59f-d6d1-a3fd-e5bf3bf90000?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es-419&_x_tr_pto=sc
2. Nombre
derivado del Partido extremista religioso, mesiánico Kach, establecido por el
rabino estadounidense Meir Kahane y que bajo el manto de este partido extremo
llegó a ser diputado en Israel, fundiendo el judaísmo ortodoxo con el sionismo
concretando así una visión mesiánica que sustenta la ocupación, colonización de
Palestina y el exterminio de su pueblo. El rabino Kahane es el fundador del
movimiento kahanista, cuya ala política, el partido Kach, fue prohibida por el
Gobierno israelí a mediados de los años ‘90. Incluso Estados Unidos ha
designado al partido como una organización terrorista global.
3. Partido
extremista israelí fundado por el rabino ultranacionalista estadounidense Mein
Kahane el año 1971. propugnaba la restauración de lo que llaman el reino
bíblico de Israel, la implantación de la hajalá (definida como la ley
judía, que abarca una combinación de leyes orales y escritas que guían las
prácticas religiosas y la vida cotidiana de los individuos judíos) única ley
posible de aplicar en la entidad sionista, la expulsión de todos los palestinos
que tienen la ciudadanía israelí, la expulsión de los palestinos de sus
tierras, y la destrucción de las mezquitas (Al Aqsa y la Cúpula de la Roca) en
la llamada explanada de las mequitas en Al Quds. Kach fue ilegalizado el año
1994 tras los crímenes en Al Jalil llevado a cabo por el asesino Baruch
Goldstein.
4. https://trtespanol.com/oriente-medio/ben-gvir-en-el-centro-del-terrorismo-judio-que-asola-palestina-14930641.
5. https://www.haaretz.com/israel-news/2024-08-22/ty-article/.premium/shin-bet-chief-warns-pm-and-ministers-jewish-terror-is-jeopardizing-israels-existence/00000191-7b9a-de04-af9b-7b9b38070000
6. Según
reveló la ONG israelí Peace Now, que monitoriza la colonización sionista de
Cisjordania, en los últimos cuatro años Hashomer Yosh ha recibido unos 3
millones de dóalres de fondos públicos, según informes financieros y datos del
presupuesto estatal (por tanto, los fondos privados, cuantiosos no aparecen
revelados). Hashomer Yosh, creada en 2013, detalla en su página web que su
misión es la de “reforzar la seguridad y la presencia judía en áreas agrícolas
en Judea y Samaria”, terminología mítica con la que los colonos sionistas se
refieren a Cisjordania. Es decir, apoyo para seguir usurpando territorio
palestino.
7. https://trtespanol.com/oriente-medio/ben-gvir-en-el-centro-del-terrorismo-judio-que-asola-palestina-14930641
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