SMITH, EL 'ASUSTAGAYS'
ANÍBAL
MALVAR
El portavoz de Vox en el Ayuntamiento de
Madrid, Javier Ortega Smith,
durante el pleno de este viernes. EFE/
Mariscal
Javier Ortega Smith ha cerrado el
año político en el Ayuntamiento de Madrid de forma muy patriótica: amenazando a
un gay. Es algo que llevan haciendo los fascistas desde tiempos inmemoriales:
acosar a invertidos, mariquitas, locas, desviados, sarasas, uranistas,
bujarrones, ninfos... No eres hombre hasta que has humillado a un maricón.
Ciertas izquierdas de antaño también practicaron esta afición insana. Mi
generación fue educada en esos postulados.
"La palabra maricón, en español, tiene una fuerza terrible", se asombra aun hoy Ian Gibson, legal y culturalmente español de pleno derecho, pero que para observarnos cultiva una amorosa pedantería dublinesa que es muy de agradecer.
La maniobra de Ortega Smith fue
de una teatralidad que parecía estudiada. Bajó del estrado tras dejar la
palabra y, cuando estaba en el centro del ágora municipal, detuvo sus aplomados
andares para volverse, feroz, y rugir algo furibundo a escasos centímetros del
rostro de Eduardo Rubiño, concejal de Más Madrid, a la par homosexual y orgulloso.
Con un manotazo, Smith golpeó una botella de agua hacia Rubiño, y se volvió
dando voces como un portero de discoteca que no te quiere pegar por muy poco.
Sé que soy canallesco, pero
malicio que Ortega Smith se volvió porque reconoció la voz de Rubiño, y
rápidamente comprendió la oportunidad de darle unas voces a un maricón en pleno
ayuntamiento como regalo de navidad para los suyos. Inmejorable propaganda.
Serán fascistas, pero saben publicitar. No todo va a ser depender de La Sexta y
la Cope.
Más Madrid exige formalmente la
dimisión de Ortega Smith tras haber
Más Madrid exige formalmente la
dimisión de Ortega Smith tras haber "amenazado y agredido
físicamente" a Rubiño
Thank you for watching
En los años 30 del XX, José
Antonio Primo de Rivera, El Ausente, sufría cierta propensión a levantarse de
su escaño de diputado en el Congreso, cruzar el hemiciclo y calzarle una hostia
a cualquier rival político que hubiera mancillado su honor, por otra parte muy
fácilmente mancillable.
Yo, que soy muy marujo y
peliculero, hasta creo que Ortega Smith le estaba haciendo un homenaje
dramatizado a José Antonio. Y que los suyos lo entendieron. Porque aquellas
hostias parlamentarias que repartía Primo hace casi un siglo son recordadas en
la bibliografía fascista como actos heroicos, muestras de valor y virilidad,
orgullo de Falange, incluso como una (para ellos) divertida forma de humor
negro. Imaginad si además el concejal es de otra acera. Y si quien lo defiende
es una mujer. La de chistes cincuenteros de mariquitas y bolleras que van a
inventar nuestros centauros esta noche. José Antonio se estará autofusilando de
envidia en el camposanto de San Isidro.
A falta de ideas, Ortega Smith
ofrece hazañas. Y uno de cada diez españoles compra su atletismo gonádico
cuando va a votar. La dramaturgia de Vox basa su éxito en el histrionismo, y
Vox es solo dramaturgia regada con pasta. Un tipo coqueto y con altísimos
ingresos cual Santiago Abascal no obliga a su sastre a cortarle las chaquetas
con dos tallas menos si no hay detrás una estrategia de imagen, pecholobo.
Piden la dimisión del presidente
del Pleno del Ayuntamiento de Madrid por ser
Piden la dimisión del presidente
del Pleno del Ayuntamiento de Madrid por ser "cómplice" de Javier
Ortega Smith
El problema es hasta dónde puede
alzarse ese histrionismo ultra, pues la escena de Ortega Smith destila un
tarantinismo que yo no había visto nunca en tan altos palacios de la res
pública. Se olía la sangre a ritmo de Travolta. Solo Rafael Hernando fue más
allá, hace una década, intentando noquear a puñetazos a Rubalcaba en los
pasillos del Congreso.
Esta gente excita a sus huestes
con fanfarronadas de bar ejecutadas en los templos de la democracia. Y parece
que nuestros jueces defienden peor los democráticos templos que los templos de
la religión.
A Rita Maestre la enjuiciaron por
enseñar unas tetas totalmente legales en la capilla de una universidad, pero
Ortega Smith puede violentar un pleno municipal, a ritmo de "sujétame el
cubata que te inflo", para hacerse propaganda de asusta maricones. No es
que yo desconfíe de nuestra democracia, y menos en fin de semana, pero noto
cierto desequilibrio. A ver si no nos estaremos repintando en blanco y negro
sin darnos cuenta.
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