NEOFASCISMO ULTRA NEOLIBERAL
CONMOCIONA ARGENTINA
“El plan de ajuste aprobado y decretado
es tan criminal que el pueblo movilizado lo ha calificado de “PLAN MOTOSIERRA”,
exigiéndole a Milei que le ponga fin y demandándole a tres centrales sindicales
disponerse a convocar la primera huelga nacional.”
Los fracasos de no pocos progresismos
han catapultado a la gestión de Estado diversos grados de neoliberalismo
endurecido que no tardan en explotar a sus abanderados.
Pasó con Macri y su mafia calabresa, que rehabilita a un peronismo cada vez más degradado.
De ese pantano -en otro movimiento
pendular- brotó el engendro neofascista ultra neoliberal encabezado por Javier
Milei, que tempranamente ha conmocionado la sociedad argentina, gestando una
primera avalancha de indignaciones.
Los ajustes draconianos del nuevo
gobierno lo han enfrentado tempranamente a una parte importante del pueblo
indignado. Esto es solo el inicio de una nueva fase de rebeldías provocada por:
-300 medidas desreguladoras de la
gestión de la economía y anulación de las funciones normativas (muy limitadas)
del Estado en una sociedad en la que el neoliberalismo y su afán privatizador y
desnacionalizador arrancó con Menem e impregnó a la mayoría de los gobiernos
“peronistas” y “radicales”.
-Una devaluación del peso en más del
50%, un despido masivo de empleados públicos, la suspensión de la inversión de
capital en obras pública y la reducción sustancial de los subsidios al
transporte y a la energía, con el subsiguiente aumento de las tarifas.
-La eliminación por decreto de todas las
trabas que limitan las privatizaciones de lo que queda de patrimonio público y
patrimonio natural en esa nación, y el anuncio de traspaso al sector privado de
todas las empresas estatales, incluidas Aerolíneas Argentina; y de todas las
riquezas del suelo, subsuelo y sobresuelo de ese gran país suramericano.
Esos decretos sumarios han desatados los
primeros torrentes populares encabezados por dirigentes políticos de izquierda
y activistas de movimientos sociales en lucha, que rodearon la Casa Rosada del
clamor expresado en la consigna “la calle es nuestra, la puta (o mejor el puto)
que te parió” y de otras consignas contra el gobierno, a solo diez días de su
instalación.
El plan de ajuste aprobado y decretado
es tan criminal que el pueblo movilizado lo ha calificado de “PLAN MOTOSIERRA”,
exigiéndole a Milei que le ponga fin y demandándole a tres centrales sindicales
disponerse a convocar la primera huelga nacional.
- EL FRACASO DE LA OPERACIÓN
REPRESIVA.
La militarización y las medidas
represivas anunciadas y desplegadas dos días antes de las movilizaciones,
fracasaron y no lograron cumplir con su propósito de impedir que las calles
aledañas a la Plaza de Mayo fueran bloqueadas y ocupadas por los manifestantes.
Situaciones similares se registraron
también en las Provincias de Mendoza, en el Oeste, Neuquén y Río Negro, en el
Sur, y Buenos Aires, en el Este.
El nuevo plan de seguridad de corte
fascista habilita a las fuerzas federales a desalojar a quienes impidan el
tránsito de personas o vehicular en forma parcial o total.
Los manifestantes no pueden cubrirse el
rostro, portar palos o elementos contundentes, ni movilizarse con niños.
La policía está dotada de medios para
identificar a aquellos que corten la vía pública, lo que implica que dejen de
cobrar ayudas estatales.
Pero nada de eso logró intimidar la
indignación, lo que augura un nivel de resistencia y contraofensiva sin
precedente en la historia reciente.
Todo parece indicar que no hay manera de
aplicar, sin un trauma estremecedor, ese plan de ajuste funcional a un
neoliberalismo muy endurecido.
Es evidente que el salto del poder del
gran capital argentino y transnacional al ejercicio de un neofascismo ultra
privatizador y empobrecedor, como el que encarna la jefatura esquizoide de
Milei, no es concebible sin un estallido de esa sociedad; que incluso podría
precipitar condiciones para impulsar las transformaciones profundas que exige
la superación de un coloniaje y de un capitalismo en descomposición, que nada
ha tenido con ver con recetas propiamente de izquierda y menos aún con
socialismo de verdad.
Y lo peor para sus protagonistas
es que eso -y no otra cosa- es lo que le espera al neofascismo neoliberal a
nivel continental y mundial en situaciones similares de intento de transiciones
efímeras signadas por diversas modalidades de violencia en procura de prolongar
la vida insustentable y destructiva de un sistema en decadencia, en el que el
10% de las personas más ricas del mundo posee el 85% de las riquezas del
planeta y la mitad más pobre solo el 1% del total*.
Tan colosal desigualdad, sistemáticos
saqueos y diversas opresiones, son causas de las insumisiones e insurgencias
populares que el sistema imperialista occidental enfrenta con una violencia
brutal, intervenciones militares y guerras de variadas intensidades, como las
desplegadas en Indochina, Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen,
Gaza-Palestina, Indochina Ucrania, Nuestra América…a cargo del PENTÁGONO y la
OTAN.
* Estudio realizado por el Instituto
Mundial para la Investigación del Desarrollo Económico de la Universidad de las
Naciones Unidas.-Zygmunt Bauman “¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a
todos?”, pág., 11, edición 2017.
Por Narciso Isa Conde
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