PRÓXIMA PARADA: GALICIA
El adelanto electoral plantea
incógnitas. ¿Por qué tiene
tanta prisa el PP gallego?
ANTÓN
LOSADA
El presidente del PP,
Alberto Núñez Feijóo, y su sucesor en la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, en un
congreso autonómico del partido. / RTVE
Si hace unos días me hubieran preguntado ustedes si existía alguna posibilidad de que el Partido Popular perdiera la mayoría absoluta en Galicia, les habría contestado sin vacilar que muy pocas. Empiezo a tener mis dudas tras la decisión de Alfonso Rueda –representante en Galicia de Alberto Núñez Feijóo– de adelantar las elecciones al 18 de febrero, haciendo coincidir la última semana de campaña con el celebradísimo Entroido gallego no por casualidad, sino aposta. El último presidente de la Xunta que eligió un domingo igual para convocar a las urnas se llamaba Emilio Pérez Touriño y no salió como había planeado. Pero era socialista.
Galicia es una
etapa reina en el tour de tensión diseñado por los tácticos populares. El objetivo
es llegar a las europeas de junio con un clima similar a las municipales de
mayo del 2023, para convertirlas así en
otro referéndum sobre el sanchismo. Otra derrota electoral de los socialistas
gallegos y un batacazo catastrófico de Pedro Sánchez el 9J, dejarían al
presidente ante la tesitura de escoger entre aferrarse a una legislatura
agónica o repetir el adelanto electoral; pero habiendo perdido esta vez el
factor sorpresa.
Convocar los
comicios el domingo de la semana de carnaval no parece la mejor idea para
asegurar un grado óptimo de movilización
Convocar los
comicios el domingo de la semana de carnaval no parece la mejor idea para
asegurar una campaña de alto voltaje y un grado óptimo de movilización. Si hay
algo que cualquiera sabe por aquí es que, durante esa semana de febrero, los
gallegos no estaremos para acudir a mítines y meternos en política. Para eso
mejor la semana siguiente o la otra, sin ir más lejos. Lo cual deja en el aire una pregunta que sorprendería
formular hace nada: ¿por qué tiene tanta prisa el PPdeG?
La primera
respuesta posible y más obvia asumiría que Feijóo necesita una victoria rápida
y contundente para reafirmar su liderazgo de manera incontestable. Pero no
parece a día de hoy que, ni su mando, ni su estrategia, estén cuestionados o
vayan a estarlo en un futuro inmediato. Si algo tiene asegurado hoy el líder
popular es tiempo. Nadie en su sano juicio, ni siquiera Isabel Díaz Ayuso, se
arriesgaría a desafiar su posición; al menos hasta los comicios europeos.
La segunda
respuesta más obvia apuntaría a tratar de aprovechar el impacto de la
aprobación de la amnistía. Pero la historia enseña que españolizar las
elecciones gallegas beneficia, sobre todo, a los socialistas; no al partido
claramente mayoritario en el país.
La tercera
respuesta posible y no menos obvia residiría en que los estrategas populares
gallegos han llegado a la sabia conclusión de que les conviene acelerar el
ciclo electoral para pillar con el pie cambiado a la oposición. El liderazgo a
medio formar del candidato socialista recién designado, Gómez Besteiro, y la
parsimonia de las gentes de Yolanda Díaz para armar la candidatura de Sumar,
abonarían esta tesis. La evidente superioridad organizativa de esa máquina de
ganar elecciones que es el PPdeG le otorgaría, además, una clara ventaja a la
hora de componer con rapidez unas listas que seguramente llevan semanas
preparadas.
Aunque todas estas
ventajas podrían quedarse en humo si la militancia popular se distrae demasiado
con las pantallas de Xinzo o las carrozas de A Coruña. Si las encuestas les
salen tan favorables como transmiten, extraña el riesgo de exponerse a mayores
costes de movilización sólo para meter en un apuro a los competidores y ni
siquiera a todos. Al BNG ni le va ni le viene, lleva cuatro años preparándose
para esto.
La cuarta respuesta
posible y menos obvia sería que el PPdeG prefiera una campaña de bajo perfil y
una participación dispersa. El único motivo para semejante preferencia sería
que el partido no está tan seguro como parece de ganar por la abrumadora
mayoría que la estrategia de Feijóo requiere. Las mayorías absolutas populares
en Galicia acostumbran a llegar con una participación baja.
No suponen un
secreto las dudas entre los mandos populares sobre el tamaño del hueco dejado
por O Noso Alberto para irse a hacer los madriles y la capacidad real del
candidato Rueda para llenarlo. Esta misma semana, el audaz portavoz del grupo
popular en el parlamento gallego, Alberto Pazos, le calificaba en el pleno que
aprobaba los presupuestos como “un hombre sin glamour”, mientras trataba de
convencernos de que ahí residía precisamente el secreto de su éxito.
El adelanto plantea
más incógnitas de las que había. Todas las opciones se han abierto. Lo único
que sabemos con certeza a día de hoy es que el Partido Popular tiene prisa. Las
motivaciones exactas para semejante premura no podremos confirmarlas hasta esa
noche de febrero. Entonces descubriremos si adelantaron para ganar por más,
para ganar como fuera o para intentar evitar perder la Xunta. Bo Nadal e mellor
aninovo.
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