MÓNICA, ¿Y AHORA QUÉ?
CATHY BOIRAC Y
VICENTE LOSADA
Auditoría Ciudadana de la Deuda en Sanidad (Audita
Sanidad)
La cartera de la nueva ministra de
Sanidad, Mónica Garcñia, en la sede del Departamento, en el acto de toma de
posesión. EUROPA PRESS/Mateo Lanzuela
Hay que
reconocer la lucha a viva voz por la defensa de la sanidad pública de ciertas
personas, o al menos aparentemente, ya que, digámoslo claro y sin ambages, defender
la sanidad pública en la Comunidad de Madrid, teniendo a quien se tiene
delante, no es muy complicado, por no decir que es francamente fácil.
Desde el llamado Informe Abril y la aprobación de las leyes 14/1986, General de Sanidad, y la Ley 15/97 firmada por PP, PSOE, CiU, CC y PNV, la retahíla de politización a la que se ve expuesta la sanidad pública es, cuanto menos, un insulto a la inteligencia: sindicatos mayoritarios que dicen defender la sanidad pública, que despliegan sus banderas y pancartas en manifestaciones a la vez que apoyaron la Ley 15/97 de habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud, o partidos políticos que dicen defender la sanidad pública a la vez que, habiendo tenido mayorías absolutas en el Congreso de los Diputados, no la han derogado. Claro que habiendo votado a favor de privatizar la sanidad pública, no se podía esperar más de ellos. Hasta que, en esta última legislatura, llegaba un atisbo de esperanza a toda esa población implicada en esta lucha tan digna, con un acuerdo de coalición progresista PSOE-Unidas Podemos en el que se cita literalmente:
"2.2.3.-
Avanzaremos en el blindaje de nuestro sistema público de salud, apostando por
una sanidad que se base en la gestión pública directa. Para ello:
·
Se revisará la Ley 15/1997, de
habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud y el
conjunto de los mecanismos normativos que abren la puerta a privatizaciones del
sistema.
·
Se impulsará la recién creada Comisión,
integrada por expertos y expertas del ámbito sanitario, organizaciones
sindicales, profesionales y de pacientes, así como colectivos sociales, que
analizará la situación y definirá las líneas y estrategias para revisar dicha
Ley en el plazo de 6 meses."
De
nuevo, agua de borrajas, señalamientos, enfrentamientos, la culpa la tiene
Fulano, la tiene Mengano, Maroto y el de la moto. ¿La realidad? Una legislatura
(2020-2023) en la que se han aprobado los Presupuestos Generales de Estado
(PGE) más belicistas de la historia año tras año, mientras puntos marcados en
un acuerdo firmado por dos formaciones políticas no se cumplen, y fíjense, tan
solo hablaban de revisar, ni siquiera de derogar.
Señalar
que el gasto militar al final se detrae de otras partidas y resta recursos para
la prestación de servicios básicos para la ciudadanía, entre ellos, la sanidad.
Teresa
Galeote, en un artículo1 de enero de 2022, decía que "los nacionalistas catalanes de CiU estaban muy
interesados en aprobar una ley básica estatal que legitimara su 'modelo
sanitario catalán', ya privatizado mayoritariamente. Los experimentos llevados a
cabo por la burguesía nacionalista catalana estaban fuera del marco definido
por la propia Ley General de Sanidad. La situación no ha mejorado en Catalunya:
en la actualidad, de 213 hospitales, el 70% son de propiedad privada".
¿Se ha
tratado este asunto a la hora de negociar la investidura actual de Pedro
Sánchez? Obviamente no. En el acuerdo entre PSOE y Sumar España avanza. Una nueva coalición de gobierno
progresista no hay una sola referencia a la derogación
de la Ley 15/97. Una vez más, la sanidad pública es utilizada en campañas
electorales continuamente por la izquierda institucional de manera descarada y
vergonzosa para contentar a su electorado, un electorado ensimismado en la
defensa de sus colores olvidando del todo la verdadera lucha, la que tendría
que tener a todo el Estado frente a quienes no defienden nuestro bien más
preciado, siendo incluidos los que tienen en frente a "los suyos",
aquellos que no dudan en salir a las protestas vecinales, pero no con pancartas
en defensa de la sanidad pública, salen con pancartas y banderas de sus
formaciones, ya sean políticas o sindicales. Así no.
Nos
vemos ahora en el 2.0 de gobierno progresista, movimientos de sillones, caras
nuevas, pero, en definitiva, ¿se derogarán las leyes que han permitido la
entrada del sector privado en el sistema sanitario público? ¿Se garantizará al
fin la universalidad en el acceso a la atención sanitaria? ¿O veremos como
quien en la Asamblea de Madrid enarbolaba esta bandera ahora tirará balones
fuera diciendo que la sanidad es una competencia autonómica?
El
tiempo lo dirá. Una cosa sí tenemos clara, "Gobierne quien gobierne, la
sanidad pública se defiende", y sea quien sea, quien se atreva a no
hacerlo con toda claridad, transparencia y firmeza, nos tendrá en frente.
Muchos
hablarán de que con las fuerzas que se tienen no se puede conseguir más... A
esas, ¡menos escaños tienen Junts o ERC! Y ojo, muchos señalarán al
"socio". Es simple, los Presupuestos Generales del Estado mandan. ¡No
firméis! Muchos hablarán de "cuidado, que viene el lobo". El lobo en
la Sanidad se llama privatización, y lo tenemos dentro, demasiado dentro. La
derogación de la ley 15/97 y los artículos 66, 67 y 90 de la Ley General de
Sanidad se hace necesaria si queremos recuperar la sanidad pública.
Nosotras
solo hablaremos de SANIDAD PUBLICA 100% UNIVERSAL, DE GESTIÓN PÚBLICA, DE
CALIDAD Y SIN DESIGUALDADES. Todo lo demás, contádselo a vuestro cuñado.
Estimada
ministra de Sanidad, ¿ahora, qué?
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