EL PACTO EUROPEO DE LA VERGÜENZA
POR SOS RACISMO NAFARROA
El 18 de diciembre fue proclamado
por la ONU como el Día internacional del Migrante en el año 2000. Desde
entonces, el derecho a migrar se ha ido progresivamente deslegitimando y
criminalizando, convirtiéndose en un negocio lucrativo para los poderes establecidos
por el norte global. Durante estos años, las políticas migratorias se han
reconfigurado, para seguir perpetuando la lógica colonialista, que comenzó hace
más de 500 años, basada en el expolio de recursos, el borrado de identidad y
culturas y el trasvase de mano de obra desregularizada.
En febrero de 2024 está previsto que se apruebe el nuevo pacto de asilo y migración de la UE. Este pacto obligará a endurecer aún más las leyes de extranjería de los estados miembros de la UE, dando una nueva vuelta de tuerca en la construcción de la Europa Fortaleza, mediante la normativización de la lógica racista y colonial y la negación de derechos fundamentales a personas migradas. El pacto se encaja en la prioridad de “promover nuestro estilo de vida europeo” como ya anunció la Comisión, dejando bien clara la perspectiva desde la que se redacta y aplica. Se trata de normalizar y extender prácticas que ya se llevan a cabo: externalización de fronteras, establecer espacios (sobre todo fronterizos) de contención migratoria para facilitar las expulsiones y devoluciones, disuadir y desmantelar el derecho al asilo, etc y todo ello en un contexto de profunda derechización de las políticas europeas y en un momento de retroceso de derechos y libertades a nivel global. Entendemos que señalar determinadas migraciones como amenaza es necesario para reforzar el control sobre las sociedades y economías del sur, que siguen al servicio del mantenimiento de privilegios del norte global.
Este nuevo pacto supondrá, entre
otras cosas:
Ahondar en la diferenciación
entre “refugiados” y “migrantes económicos”. Esto implica seguir deslegitimando
las causas que dan origen a las migraciones y de las que la Unión Europea es
directamente responsable.
Redefinición del sujeto de
derechos en función de lo que a la UE le interese mantener, las personas
migrantes seguirán siendo empujadas a los márgenes y se continuará
experimentado con ellas los límites normativos y de exclusión.
Establecimiento de un modelo de
contención en fronteras para agilizar retornos a países de origen o terceros
países.
Refuerzo de la política de
externalización de fronteras con terceros países, lo que supone establecer
nuevos contratos de gestión fronteriza y readmisión.
Desmantelamiento del derecho al
asilo, a través de:
Ampliación de los términos y
condiciones de la inadmisión y el examen acelerado de solicitudes (incluyendo
las de menores no acompañados)
Normalización y ampliación del
concepto de tercer país seguro como criterio de inadmisibilidad
Limitación de procedimientos que
son clave, como la realización de una entrevista individual o la asistencia
gratuita para las personas solicitantes de protección internacional.
Para estados con frontera
exterior, se establecen nuevas obligaciones en el registro sistemático de
llegadas irregulares y en la utilización de los procedimientos fronterizos
acelerados para las solicitudes de asilo.
Se incluyen en el “cribado
migratorio” a las personas en situación irregular que ya viven en un Estado
miembro, este hecho hará que aumenten las prácticas de control y hostigamiento
a través de controles policiales racistas, citas trampa ante la Brigada de
Extranjería, etc.
La instrumentalización de las
“crisis migratorias” como una situación de excepción en la que pueden activarse
medidas aún más restrictivas.
No podemos seguir normalizando
toda estas necropolíticas que criminalizan y cosifican las vidas de quienes
migran. Nos negamos a obedecer la lógica de un sistema que arrebata la dignidad
y violenta de manera estructural a las personas y condiciona los derechos
fundamentales al origen, racialización, género y condición socioeconómica.
Las instituciones locales y
estatales tienen la obligación de oponerse de manera directa a este pacto y a
la actual ley de extranjería. Deben establecer las medidas necesarias para
desobedecerlas o paliar sus efectos. La falta de competencias no puede ser más
la excusa para mirar a otro lado y no sentirse cómplices directos de quienes
diseñan estas políticas de muerte desde sus despachos.
Mugak Zabalduz, SOS Racismo
Nafarroa
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